Parte única

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ChanYeol camina hacia la mesita ratona y se sienta en el piso junto a ella. Respira profundo y toma su diario, para comenzar a escribir en el. Una tonta sonrisa se dibuja en su rostro conforme va escribiendo sus recuerdos:

Escritura de ChanYeol;

— Amo todo de ti, Fannie.— Dije distraídamente mientras caminábamos por la calle. Me miraste y sonreiste de una manera encantadora. Nunca lo has dicho en voz alta, pero se que amas cuando digo ese tipo de cosas.— Hablo en serio.— Afirme y un escalofríos recorrió por mi cuerpo cuando tus cadenas se aferraron más a mi.

Lo pude sentir en cada célula. Tus cadenas me tiene firmemente atrapado, hasta el punto de dejarme sin aliento. Lo amo, amo la manera en que se aferran a mi, amo como tiras de ellas para envolverme en tus brazos, amo como las manipulas para mantenerme a tú lado.

— También te amo, ChanYeol.— Dijiste y simplemente seguíste caminando.

Solo has dicho cuatro palabras y ya me tienes a tus pies. Dios, YiFan, debería estar prohibido manipularme así. Pero eso no quita la sonrisa de idiota de mis labios. Seguí caminando hasta quedar nuevamente a tú lado, tu mirada se mantenía fija al frente y yo me distraje con un puesto de comida rápida, antes de sentir un fuerte choque.

Caí sentado al piso y me queje con un gruñido. Mire al causante del accidente y escuche un fuerte zumbido. Mi mirada te buscó desesperada y me tranquilice al encontrarte. Te estabas acercando cuando el chico me tapó tu visión.

— Disculpe.— Dijo y estiro una de sus manos hacia a mi. La tome y me ayudó a levantarme.— No estaba prestando atención. Lo siento.— Se volvió a disculpar apenado.

— No te preocupes, tampoco me estaba fijando.— Dije de forma distraída y limpie mis pantalones.

— Esta bien.— Dijo el joven y mis ojos lo analizaron por primera vez. Tez blanca, ojos sinceros y labios... Lindos.— Lo siento, pero debo irme.— Se disculpo finalmente antes de irse.

Solo me limite a asentir y lo observé marcharse. Me sentí confundido, como si conociera a ese chico.

— ¿Estas bien?.— Tú voz me sobresalto y me miraste confundido.— ¿En qué pensabas?.— Tus ojos me analizaron profundamente y sonreír.

— Nada importante. Vamos a casa, tengo hambre.— Dije y tomé tú mano al comenzar a caminar.

Ese día llegamos a casa y preparamos algo delicioso juntos. La cena estuvo deliciosa y la noche ardiente. Como todas las noches que hacemos él amor.

YiFan no tienes idea de como me derrito en tus brazos, de como me pierdo en tus besos o como me sofocó en tú deseó. Casi puedo ver tus cadenas envolver mis brazos, mi cintura y mis piernas. Las puedo sentir deslizándose y aferrándose más y más a mi cuerpo. Dios, amo la manera en que me aprietan y se aferran a mi con desesperación.

No se si tú sabes la manera en que las mías te atrapan y se envuelven en ti firmes y fuertes. Quiero pensar que sientes lo mismo que yo, que mis cadenas son lo suficientemente visibles como para hacerte saber que también te amo con intensidad.

Pero algo ha comenzado a sentirse raro estos días. Todo comenzó cuando nos encontrabamos en un parque cercano. Yo me encontraba sentado cómodamente entre tus piernas, era un día hermoso.

Tu hablabas por teléfono y yo veía distraído como un caracol avanzaba por el pasto. Pero no fui consciente de en que momento mi mirada comenzó a observar unos lindos labios sonrojados. Mi mirada ascendió con curiosidad y fue cuando me perdí en unos hermosos ojos cafés. Lo mire a rostro completo y su sonrisa me estremeció violentamente. (Es chico era hermoso).

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