Shotito IV

Distancias

AmourFiction presenta los "SHOTITOS" Colección de drabbles entre 500 y 1000 palabras, sin tema específico. Si la actividad les llamó la atención y desean dejar su aporte a la misma, pueden seguir la historia desde la fanpage, en el album de shotitos y seguir la historia en los comentarios. Nosotros nos encargaremos de subir tu parte aquí. Ahora sí, ¡Comenzamos!

Autor: FrancJ

Las luces de la casa totalmente apagadas, todo mundo dormía a excepción de él, quien mantenía una pequeña lampara encendida para que le acompañara en la penumbra y ella pudiera apreciarlo de mejor manera.

—Ya deberíamos dormir.

—Pero es temprano.

—Ash, son casi las 3 am

Sorprendido a las palabras de ella, volvió la vista de sus cansados ojos hacia el reloj.

—Es que hace cinco minutos eran las 11, ¿en que momento pasó tanto?

La vio bostezar a través de la pantalla, frotando su ojo débilmente con la manga de su camiseta. —El tiempo siempre se acorta con las personas que más disfrutas.

—No es justo —replicó Ash cruzándose de brazos.

—Supongo que no, pero —Intentaba animarlo—. Siempre habrá más tiempo el día siguiente.

—Lo sé, es sólo que nunca parece ser suficiente.

—Te entiendo —sonrió sincera, de verdad lo hacía.

—Siempre espero este momento durante el día, hablarte de tantas cosas, pero al final cuando nos despedimos siento que no abarqué ni la mitad de lo que quería contarte.

—Hemos hablado de mucho esta vez, Ash —sonrió al verlo en ese estado de duda—, tus asuntos de la escuela, mis concursos de coordinadora, nuestros pokemon...

—Era más sencillo cuando estábamos juntos. Podíamos hablar todo el día y no sólo unas horas.

En esas veces, cuando él decía esa clase de cosas sin saber lo que le hacían sentir por dentro, agradecería la poca iluminación que le jugaba a favor ocultando su rostro enrojecido.

—No siempre tiene que ser de esta forma.

—¿A que te refieres?

—Bueno—comenzó a responder entre balbuceos—, quiero decir, algún día nos encontraremos de nuevo.

Llevó la mano a su pecho, donde el listón azul que el entrenador le regaló debería encontrarse.

El silencio se remarcó al lado de cada pantalla, solo se veían con miradas perdidas sin necesidad de decir una sola palabra más.

—Y será cómo la última vez que nos vimos, ¿verdad? —susurró, escuchando justo después un pitido de parte del móvil acompañado de un «batería baja»

—Ese sonido... tu celular, ¿no?

—Está por morir —dijo sarcástico.

—Generalmente, es él quien nos despide.

—Odio que eso pase, ¿por qué no han inventado las baterías infinitas?

—Si eso pasará, sería mucho más difícil cortar la llamada contigo.

Segundo pitido, «batería baja». Sabían del último y escaso momento.

—Antes de nada, Serena.

—¿Sí? —cuestionó dudosa.

—Mi pregunta, no la respondiste.

La veía con ojos de esperanza, admiraba la forma en que su labio inferior temblaba antes de hablar, siempre le sucedía cuando el tema de aquel beso de despedida salía a flote.

Ella tomó un suspiro, relajándose y apreciando la calidez en sus ojos, esa misma calidez que había estado presente desde el momento que se conocieron y la misma que la tenía enamorada a pesar de los miles de kilómetros que los separaban. —No, esta vez no habrá una escalera de por medio...

No hubo tiempo para más, la habitación del azabache quedó sumida en la oscuridad dejándolo con un último mensaje que quería expresar a la peli miel.

Deseaba verla, lo deseaba mucho...