La pregunta

381 28 123
                                    


Estaba sentado en el banco mordiendo una manzana

Igual que todos los días

Mi día a día no era más aburrido porque mataría a quien me viera

Me levantaba, ponía la lavadora, levantaba a mi madre para que fuera a trabajar, desayunaba, lavaba los platos, venia caminando al instituto, hacia como que prestaba atención a las clases aun cuando me sabia absolutamente todo el temario (gracias a que me lo leía cuando no había clientes en la panadería en la que trabajaba por las tardes). A la hora del recreo me iba al patio y me sentaba en uno de los bancos a comer mi manzana

Por las tardes iba a trabajar a la panadería y era el único momento del día donde me permitía el ser amable y feliz con el resto del mundo. Donde permitía que el sentimiento de repugnancia que sentía por mí mismo desapareciera

Pero volviendo al principio, estaba tan feliz, yo, la soledad y mi manzana, sentado en el banco, cuando vi a un chiquillo de no más de quince años acercarse peligrosamente hacia donde me encontraba

Los cerca de veinte tatuajes que ya tenía repartidos por mi cuerpo, a pesar de tener tan solo diecisiete años, y la mirada feroz que siempre llevaba cuando estaba en el instituto solían mantener a todos alejados de mí. Lo cual, no me molestaba en absoluto, pues eso era lo que quería

No necesitaba que ni una sola persona más me volviera a abandonar. O a repudiar

Así que, cuando el chiquillo llegó hasta mi altura y se sentó a mi lado, no pude más que fruncir el ceño. ¿Qué hacía aquí?

- Ho....hola – dijo entonces, con una voz chillona que casi consigue que sonría

Llevaba más de dos años sin sonreír de verdad, teniendo en cuenta que las sonrisas coquetas que le lanzaba a las chicas y a los chicos para llevármelos a la cama no contaban

- Adiós – me limité a decir mientras le miraba con mala cara; por lo general me bastaba con mirar así a la gente para que me dejara tranquilo

Sin embargo, aquel chico parecía ser la excepción

- Yo....yo... solo quería saber si....si tu... podrías ayudarme con unos ejercicios de física que no comprendo. Por favor – dijo entonces, levantando la vista hacia donde yo estaba, finalmente

Tenía unos preciosos ojos azules que dejarían sin respiración a cualquiera, y yo no fui la excepción. Casi me pongo cachondo solo le verle el rostro

Y no fueron solo esos ojos azules en los que perdí desde la primera vez que le vi, y de los que debí haber huido como alma que lleva el diablo. No, era algo mucho más allá de todo eso. Tenía unos finos labios rosas que me pedían a gritos que los besara, unas largas pestañas que le daban un rostro aniñado y unas mejillas ligeramente sonrosadas

Todo en él me estaba pidiendo que me tirara encima de él a besarle

Y en otras circunstancias lo hubiera hecho. No había follado en toda la semana, así que tirarme a un dulce chiquillo no estaba tan mal. Menos aún si era tan sexy como él

Pero hubo algo en él que me cautivó más allá de solo querer tener sexo con él. Su inocencia tal vez. Su ropa cara quizás. Sus buenos modales, quién sabe

No lo sé, y a día de hoy, tampoco soy capaz de averiguarlo

Así que me limité a mirarle y decirle "no", más en un susurro que con la voz imponente que había intentado hacer

Keep Me Away (Henjei fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora