Un encuentro que cambia el color del destino ; pt. 1
─ Espejito, espejito, ¿quién es la mujer digna de ser mi concubina? ─ dijo una voz muy arrogante y aguda.
─ Príncipe Jimin.
Park Jimin. Primer Príncipe de Tanbarun. Un hombre hermoso y elegante, pero que su apariencia no te engañe, su personalidad no es nada agradable. Arrogante, egoísta, orgulloso, narcisista y un poco idiota, se podría decir. Perdóneme alteza.
─ ¿Qué sucede ahora Namjoon?
Kim Namjoon. Guardián del Príncipe Jimin. Namjoon es un hombre fornudo y apuesto. Protegería a Jimin con su propia vida, no sólo por ser éste su trabajo, sino por haberlo criado como hijo suyo desde pequeño. Sabiendo como es Jimin siempre intenta educarlo para ser mejor persona, pero siempre falla. Resumen, un Guardián muy respetable, al contrario de Jimin.
─ No es un espejo ─ dijo cansado de sus tonterías. ─. Sólo es su informador.
El 'espejito' al que Jimin se refería no era nada más que un simple informador, llevaba ropa de campesino normal y estaba arrodillado ante el Príncipe.
Jimin gruño al escuchar a Namjoon. Odiaba que siempre le contestara o que le hiciese sentir estúpido.
─ Siempre me dice todo lo que ve, ¡así que puede hacer de espejo! ─ giró hacia su guardián.
─ Está bien, solo no se tome todo como una broma.. ─ Namjoon bajó la mirada al suelo, dando a entender que no diría más al respecto.
─ ¡Vamos! ¡Apresúrate! ¡Dime toda la información que tengas! ─ elevó la voz, haciendo que el pobre señor se asustara.
─ ¡S-sí! Usted quiere saber quién es la chica más bella del reino Tanbarun, ¿cierto? Siendo así, ¿qué le parece esta señorita?
─ ¿Señorita? ─ repitió Jimin, saboreando cada sílaba.
Se vieron pájaros volando hacia el pueblo desde las grandes ventanas del palacio. Lo único que se podía escuchar era el aleteo de aquellas aves.
─ Sí, tiene un cabello muy poco común, hermoso y de color rojo como una manzana ─ respiró para luego pronunciar el nombre de aquella jóven. ─. Se llama Masumi.
[...]
─ ¡Gracias señorita! ─ gritó un joven chico de apenas 7 años. Se marchó por la puerta de la tienda.
Masumi mantenía la misma ropa que antes, pero esta vez sin capa, dejando ver su rostro y cabello a sus clientes.
─ ¡No se olvide las medicinas!
─ Hasta luego, Masumi. ─ dijo un anciano, metiendo sus medicinas correspondidas en su bolso para luego salir de la tienda.
─ Que te mejores. ─ sonrió la joven. Era imposible que nadie la adorara, era un ángel físicamente como internamente.
Se acercó a una señora sentada en una de las sillas; esperando a que Masumi la atendiera.
─ Gracias por esperar ─ se inclinó un poco, apoyando sus manos en sus rodillas para poder estar a la altura de la anciana. ─. Ya le preparo su medicina, ¿bien?
Corrió hacia la estantería, donde tenía todos los botes con medicinas ya hechas.
─ Oh, no te preocupes. Solo vine a ver un poco de tu hermoso cabello.
Masumi rió. Agarro un bote y leyó la etiqueta. Era el indicado para la anciana.
─ Gracias. Sin embargo, si esta aquí es para que le prepare más medicina ─ intentó con todas sus fuerzas abrir el corcho que tapaba el frasco pero no pudo ─. Pude encontrar unas buenas hierbas medicinales, así que tómelo sin cuidado.
La señora se emocionó.
─ Eres toda una experta con las hierbas medicinales ─ lloriqueó. Masumi dio media vuelta para poder ver a la anciana secarse las lágrimas ─. Ojalá tus abuelos pudieran verte..
Sus abuelos, expertos en medicinas también. Ellos fueron la inspiración de la joven Masumi.
─ Eh.. Kino.. ─ Masumi intento acercarse a la mujer. Pero ésta saltó de su asiento haciendo retroceder a la pobre chica.
─ ¡Cierto! ¡Dejé la cocina encendida! ─ elevó la voz llevando sus dos manos a la cara.
─ ¡¿Eh?! ─ gritó Masumi.
─ Cielos.. ─ rió la anciana caminando hacia la salida.
La pelirroja quedó en completo shock. ¡Era muy peligroso dejar el fuego encendido!
Suspiró. ─ Supongo que deberé dárselo luego.
Puso el bote que antes había cogido en su lugar. Una campanilla sonó, haciendo que Masumi girase mientras se reía.
─ Se olvidó de..
Quedó helada en cuanto divisó quien era la persona que estaba en la entrada. Un guardián de la corte.
[...]
─ ¿Concubina... del Príncipe Jimin? ─ ladeó la cabeza, ya que no entendía muy bien que era lo que le estaba diciendo el señor.
─ Sí, en otra palabra, su amante. ─ el señor ladeó la cabeza, imitando a la joven. Para ser sinceros el hombre daba muy mal rollo.
─ Q-qué absurdo... No puedo creer que quiera a una chica corriente solo por su color de pelo. ─ estaba completamente avergonzada del Príncipe. ─ Solo sería una vergüenza para él.
─ El Príncipe Jimin le ha tomado cariño ─ el señor se adentró en la tienda, haciendo retroceder a Masumi ─. De cualquier manera, debes hacer una presentación formal en su palacio mañana por la mañana ─ Masumi chocó contra la estantería impidiéndola retroceder más. El guardián cogió la empuñadura de su espada; amenazándola con el acto ─. Esta noche arréglate lo mejor que puedas.
Después de haber dicho lo que necesitaba decir, se largó.
Las delicadas piernas de Masumi empezaron a temblar, se deslizó contra la estantería hasta tocar el suelo. No podía creer que lo estaba sucediendo. Y mucho menos iba a asistir a esa presentación.
[...]
Masumi se encontraba sentada en unas de las sillas, pensando cuidadosamente lo que podría hacer para no asistir al palacio. Asintió decidida. Se levantó y caminó hacia la estantería.
"Para Kino, algo que aliviará su dolor de espalda y detendrá la inflamación de su garganta."
Preparó una medicina especial para la anciana de antes, Kino.
"En el caso de Yuri, su padre y el bebé han venido por un resfriado."
Preparó otra medicina para ellos.
Guardó cada medicina en una cajita con una nota encima de cada una de las cajas. Había decidido marcharse antes de que viniesen a por ella y por eso había preparado medicinas para sus clientes.
"Bien, solo queda..."
Después de dos horas preparando medicinas y escribiendo notas, acabó con su trabajo, soltando un gran suspiro.
─ Esto será suficiente. ─ se retiró la bata que llevaba puesta para no manchar su ropa.
Masumi tenía miedo. La verdad no sabía que hacer. Miró hacia la ventana y paró cuando vio su larga melena recogida. Su cara no revelaba agrado, sino recelo. Quería deshacerse de esa cola que tantos problemas le atrajo, aunque la verdad ella sabía que no era culpa del cabello. Pero así hizo. Cogió unas tijeras de la mesa enfrente suya y sin pensárselo dos veces cortó justo por encima de la coleta que tenía hecha.
─ Sabes que no es tu culpa. ─ dijo cogiendo su anterior coleta con las manos. Para colocarla sobre la madera de la ventana.
Se puso su capa con capucha, sin llegar a ver como le quedaba su nuevo pelo. Recogió todas las cosas que pudiera necesitar, medicinas, comida, vendas, agua,... y lo guardo todo en su bolso. Era hora de dejar la tienda, su hogar.
"Adiós, Tanbarun."
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運命 [unmei] + kth
Fanfiction運命 ; k i m t a e h y u n g "algunas personas dicen que el rojo es el color del destino, ¿no es así?" - adaptación del anime "akagami no shirayuki-hime" roles 'importantes'; - z e n w i s t a l i a : k i m t a e h y u n g - s h i r a y u k i :...