GASOLINERA (3/4)

959 52 0
                                    

El turno había llegado a su fin, por lo que Dan y Jay se prepararon para emprender viaje hasta la prisión local de Beazley.

—Venimos a ver a Cam Messinas— pidió Dan.

La recepcionista asintió.

—Nombre y apellido, por favor.

—Dan Tormen y Jay Downie.

—Deme un momento— pidió.

Luego de teclear en el computador frente a ella, la mujer estiró hacia ellos un pequeño canasto.

—Depositen cualquier elemento electrónico que lleven consigo, objetos de metales y cualquier objeto punzante, por favor— pidió.

Ambos depositaron todos los objetos en el canasto y lo entregaron de regreso.

—Avancen hacia el lector de metal y luego realizaran un chequeo para asegurarse de qué este todo en orden.

Ambos asintieron y Dan avanzó en primer lugar hacia el lector de metales.

—Buenas tardes— saludó el encargado de la máquina—Avance con normalidad a través del marco de metal— pidió.

Dan caminó bajo el lector y ningún sonido provino de él.

—Bien, el siguiente— pidió el encargado.

Jay imito su acción y tampoco hubo sonido por parte de la maquinaria.

—Todo en orden— informó el hombre— Pueden esperar en la sala de visitas.

Ambos asintieron y se adentraron en la sala de visitas a la espera del recluso.

Solo diez minutos después, el recluso cruzó la puerta de visitas, los observó con curiosidad y tomó asiento frente a ellos.

—¿Quiénes son ustedes? — interrogó el hombre.

—Sentimos irrumpir de esta manera, somos los agentes Dan Tormen y Jay Downie de la estación local de Beazley— presentó Dan.

—¿Estación de Beazley? — el hombre formó una sonrisa de costado— ¿A qué se debe su visita, agentes?

—Hay alguien que estamos buscando y sabemos que vendrá a verlo, por eso deseamos saber si tiene programa alguna visita para esta semana con alguna periodista.

El hombre los observó con la mirada neutra.

—No hasta donde sé, pero, ¿cómo saben que vendrá a verme?

Ambos se observaron entre sí, no habían planificado del todo que era lo que iban a decir al encontrarse con el recluso.

—Es testigo de un crimen— se apresuró a decir Dan— Debemos hallarla para que testifique y hemos oído que vendría a verlo.

—¿Oyeron que vendría a verme, sin embargo, no saben su nombre o como luce?

—Es llamada como testigo y hemos logrado averiguar el dato de que vendría a verlo— respondió Dan notablemente nervioso.

—Son agentes novatos, ¿verdad? — interrogó el hombre con cierta diversión.

Jay soltó un suspiro de molestia y extendió su tarjeta de presentación.

—Llámanos si alguien se comunica con usted para una entrevista, es urgente.

El hombre formó una sonrisa de costado.

—Claro, agentes— respondió con desinterés.

—Vámonos, Dan— pidió Jay.

Ambos se despidieron del recluso y se retiraron de la prisión.

PREMONICIONES: T.E.P [#2] © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora