I made a lot a mistakes in my mind.. in my mind

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Stiles no podía dormir, cuando lo hacía sus sueños se infestaban de pensamientos oscuros, recuerdos de gritos, dolor y el aroma de la sangre.

No es como si esperara algo diferente, después de todo, tener a un demonio milenario en tú interior no era algo que se superara fácilmente.

Sus parpados se sentían pesados y los ojos le ardían por la luz del ordenador, pero no se iba a rendir, permanecer despierto era su prioridad, buscar algo nuevo, aprender algo que no sabía... investigar nuevas cosas para la manada.

No se dio cuenta de cuando la conciencia se escapó de sus manos.

El olor fue lo primero sintió, nauseabundo y extrañamente familiar. Abrió lentamente los ojos, con miedo a lo que vería.

Aquello que temía se vio confirmados al encontrarse una pila de cuerpos frente suyo.

Los ojos de todos fijados en él, como si lo estuvieran juzgando, reclamándole el hecho de que los hubiera asesinado. Sus manos se alzaron como reflejo, tenía sangre sus dedos, secándose y dejando ese color marrón-rojizo a su piel.

Sintió como las lágrimas comenzaban a correr por sus ojos, él no pudo haber hecho eso, habían derrotado a esa cosa, se supone que nunca tendría que ver a ninguno de sus amigos heridos otra vez.

De repente sintió un movimiento a su espalda, y su cuerpo reacciono solo; realmente no quería hacerlo.

Lo último que vio antes de despertar fueron los ojos de su padre perdiendo la vida poco a poco.

Despertó cubierto en sudor y temblando, sintiendo aun el corazón latiente de su padre en la palma de su mano. No quería llorar, en realidad no quería hacerlo, ya lo había hecho suficiente al momento de derrotar al Nogitsune, sin embargo las pequeñas gotas saladas ya estaban comenzando a caer de sus ojos.

Tomo su celular y comenzó a escribir un mensaje, solo esperaba que Scott estuviera despierto a esa hora.

Debería haber prestado atención a quien le estaba mandando el mensaje.

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Derek no dormía.

Al menos no hasta que el cansancio era tanto que sabía no soñaría con nada.

Las pesadillas estaban presentes desde el momento en que Kate tomo la decisión de quemar a su familia para acabar con ellos. No importaba cuanto tiempo pasara nunca se irían.

Casi siempre sus sueños comenzaban bien, la casa llena de toda la manada, los niños corriendo y riendo, una parrillada familiar donde todos conversaban y convivían. Sin embargo de un momento a otro todos lo volteaban a ver, acercándose lentamente. Es ahí en donde comienza la pesadilla.

Los reclamos, los gritos de dolor e ira, las duras palabras de sus padres, de sus hermanos, de su familia.

Después de eso es la nada, el vació seguro que siente en el pecho al recordar.

Ahora está solo.

Esa noche no deseaba dormir, estaba sentado en la cama, con un libro abierto entre sus manos mientras intentaba concentrarse en descifrar las líneas del mismo. Llevaba tres días sin dormir y todo el cansancio mental y físico de los mismos le estaba comenzando a pasar factura.

La inconciencia estaba a punto de golearlo cuando escucho el celular sonar.

Era la canción más ruidosa que tenía, y ese tono le pertenecía a la persona más escandalosa conocida por él. Pensó en ignorarla, en simplemente dejar que sonara y continuar con su lectura.

All things grow, all things growDonde viven las historias. Descúbrelo ahora