Capítulo cinco.

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Narra Diego

Se acercó Raúl y se sentó en el banco. Noté que Aurora empezaba a sentirse incómoda, supongo que ella sabría tan bien como yo las intenciones de Raúl con Victoria y por eso no le cae del todo bien. Me dijo que se iba a por algo de beber y me preguntó si yo quería un refresco, le dije que sí y se fue. Entonces empezó a hablarme Raúl.

-Que callado te lo tenías, ¿ya te la has llevado a la cama o qué? – Dijo Raúl muy interesado en mi respuesta.

-Pues no, prácticamente acabamos de empezar, además, ¿a ti qué te importa? – Dije con cara de asco. No soportaba estas preguntas típicas de machote.

-Pues yo espero que Victoria caiga este fin de semana. – Me quedé callado, era como si me hubieran pegado una patada, otro que la va a utilizar, me gustaría matarlo, la verdad.

Victoria parece que no aprende, siempre se fija en los mismos gilipollas, pero bueno, allá ella, si es feliz así, me alegro.

Viendo que Aurora venía de vuelta Raúl se fue, y menos mal, porque me saca de quicio.

Seguimos dándonos besos toda la tarde, pero de vez en cuando Victoria se metía en mis pensamientos.

Más tarde nos despedimos y me fui a casa. Victoria no salía de mi cabeza y mira que hacia el esfuerzo por pensar en otra cosa o al menos en otra persona.

Me tumbé en la cama y me quedé profundamente dormido.

Por primera vez después de mucho tiempo me levanté algo más animado y se me ocurrió algo. Me preparé rápidamente, cogí una tostada y salí corriendo derecho a la casa de Aurora.

Estaba en la puerta de su casa y llamé al timbre, estaba impaciente. La puerta se abrió y ahí estaba esa mirada color miel, creo que podría acostumbrarme a verla todos los días cerca de mí. Aurora me miraba sorprendida y sonriendo cuando de repente se abalanzo sobre mí, yo la cogí y me dio un pequeño beso en los labios, era muy tierna y me encantaba.

Quizás no sentía los mismos nervios, ni sentimientos que por Victoria, pero me gustan estas sensaciones.

-¿Qué haces aquí?- Me preguntaba Aurora que aún no se lo creía.

-Me he levantado con ganas de darte una sorpresa, y aquí me tienes. – Le dije mirándola a los ojos y sonriendo.

Ella volvió a besarme y yo mientras le acariciaba el pelo.

-Qué buena manera de empezar la mañana. – Dije riéndome y ella se rió también. –Venga corre termina de prepararte que no llegamos. – Le dije y salimos corriendo hacia el instituto porque íbamos a llegar tarde.

Llegamos al instituto y nos paramos en la puerta ya que ella se tenía que ir a otra clase, así que se despidió de mí con un largo beso y riéndose.

Narra Victoria

Nos encontrábamos todos en clase, aunque yo estaba un poco distraída, ya que hace apenas veinte minutos había visto a Diego besándose con Aurora.  ¿Ellos dos juntos? Ni siquiera pegan.

-¿Sabes que Diego y tu amiguita Aurora están liados? – Me preguntó Raúl sacándome de mis pensamientos.

­­-Eh… Sí, los he visto esta mañana.

-Dicen que Diego solo la quiere por interés.- Aquello me sobresaltó, ¿cómo se atreve él a hacerle eso a mi mejor amiga? tengo que hablar seriamente con él.

Raúl se acercó a mí para darme un beso pero yo giré la cabeza rápidamente. Estaba de mal humor y no quería besos de nadie en ese momento.

-¿Pero qué te pasa? ¿No estarás celosa? – Solté una pequeña sonrisa irónica.

-¿Celosa yo? – Dije mientras me reía.

Pero poco a poco esa pregunta se repetía una y otra vez en mi cabeza junto a otras más ¿A caso me gustaba Diego? No, negué rotundamente, pues claro que no. Aún así necesitaba tener una charla con él, pero las horas se pasaban demasiado lentas mientras yo me comía la cabeza con el mismo tema.

Al fin sonó la campana del recreo y yo salí disparada sin ni siquiera despedirme de Raúl, sabía que me iba a entretener con besos y demás, por lo que decidí ignorarle e ir a buscar a Diego.

Por suerte le encontré en un pasillo cogido de la mano de Aurora, ¿ya estaban otra vez con besos y abracitos? Bueno Victoria al fin y al cabo eso a ti te tiene que dar igual, tú tienes novio.

- ¡Diego! – Grité intentando llamar su atención. Me miró inmediatamente y se acercó a mí.

-¿Qué… - Mantenía su mirada fija en el suelo y hablaba a duras penas con un hilo de voz. - ¿Qué quieres Victoria? – Intentó mirarme a los ojos pero noté su respiración entrecortada, ¿qué le pasa a este chico conmigo?

-Tengo que hablar contigo urgentemente. – Busqué su mirada intentando encontrar el verde esmeralda de sus ojos pero él me rehuía constantemente y se quedaba mirando al suelo o la pared… Cualquier punto fijo que no fuesen mis ojos.

Por si me olvidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora