Mi padre siempre decía que no debía dejarme llevar por los estereotipos. Que yo podía romper todos y cada uno de los estereotipos femeninos.
Porque yo era diferente. Yo era mejor que los demás.
Pero que nadie me creería hasta que demostrara lo contrario.
Y tenía que demostrarlo. Pase lo que pase.
Ahora está muerto. Yo lo he fallado.
Pero no por más tiempo.
Me voy, ya no aguanto a mi madre. Es una pesada conmigo. ¿Y saben a donde voy?
A una escuela militar.
¡A romper estereotipos!