Los Dias Oscuros

12. Reteniendo A La Bestia.

Lily ~

Corría, desesperada, huyendo de quien sabe que, pero sólo sabía que tenía que correr para salvar mi vida. Las paredes se cerraban a mi alrededor y ninguno de los pasillos llevaba a algún lugar. Podía escuchar los pasos de quien me perseguía muy cerca. Entre en pánico y comencé a lanzar hechizos a cualquier sonido que escuchaba.

Luego todo se llenó de niebla, me estaba congelando, tanto que las articulaciones me gritaban auxilio a cada paso que daba. Los pasos se hicieron más sonoros y estaban mucho más cerca de mi. Aquella niebla blanca me envolvió más y más hasta dejarme ciega. Seguí corriendo sin rumbo alguno por aquellos pasillos enredados, la garganta me dolía de tanto gritar, entonces me caí y sentí unas manos cerrarse alrededor de mi cuello.

Me desperté entre gritos, tenía la frente perlada de sudor, y el corazón me latía muy rápido.

- Lily! ¿Qué sucede? - Pregunto James corriendo hacia mi.

- ¡Aléjate! - Grite despavorida - No te quiero cerca, Vete - dije con mucho dolor, las lágrimas corrían por mis mejillas. James me daba miedo. No podía creer lo que fue capaz de hacer el día de la conquista del capitolio, como se aprovechó de la desventaja de Dumbledore para infligirle más daño.

- Pero, ¡te necesito! - Me gritó, pero por primera vez no me creí alguna cosa que me dijera.

- Ya no siento que seas el mismo, te aprovechaste de ese pobre hombre, no lo creía pero después acepte la verdad, estas cambiando, y no se si quiera al nuevo James.

- Soy el mismo, tu James, te amo y no se que seria de mi sin ti - Dijo con lágrimas en los ojos.

Trate de guardar mi miedo, y me acerque a él para abrazarlo, lo bese en los labios y la tristeza me invadió, por primera vez en mucho tiempo no sentí que ese beso fuera para mi, no era lo mismo. Algo en mi estaba cambiando súbitamente. Trate de pensar en lo que había logrado por James, mi James, el antiguo, el que no sentía sed de poder, y no era malvado. Este hombre que tenía enfrente me llenaba de terror, me sentía desnuda ante su mirada, como si sus ojos pudiesen ver lo más profundo de mi alma. Meses antes, eso me hubiese encantado pero no estaba segura de que sentía por el.

- ¿por que lo hiciste James? - Pregunté tratando de ocultar mi voz quebrandose, pero no lo logre. Y sentí las lágrimas bajando por mis mejillas.

- Tenía que impresionar a mi señor - Dijo, estaba pálido, tenía bolsas debajo de los ojos, pero aún así había algo interesante en el su cabello castaño, sus ojos color miel y su rostro perfectamente perfilado. Al parecer todo había desaparecido a mis ojos miedosos - No! - Estaba llorando como un niño por su madre - No quiero ser esto Lily, no se que me sucede, algo está interfiriendo con mi mente, ¡Estoy molesto todo el tiempo, no tengo aprecio alguno por la vida de los agentes a los que asesinamos! - Ahora estaba gritando, podía ver la vulnerabilidad en su rostro y en sus expresiones.

Sabía que debajo de la máscara de calavera estaba mi James, tratando de luchar con la maldad que fluía por su cuerpo como un río a través de su cause.

Comenzó a sollozar, gritaba muy fuerte, tanto que llegue a temer por que perdiera la voz, a mi parecer estaba aterrado, algo lo acechaba en en el silencio sepulcral de su mente. Parecía desquiciado o al borde de la locura, el James que yo conocía nunca se dejaría derrumbar por unas pequeñas Influencias, él era fuerte.

Pero sentí que este James Potter me necesitaba, más que nada en este mundo para volver a ordenar su mente.

Lo que me costaba era alejarme de el, de nuestras caminatas por el distrito, su cabello enmarañado, de sus ojos que me enseñaban que en su corazón solo había lugar para cosas muy alejadas de las tinieblas en las que se encontraba. No podía le quería muchísimo y así como el me prometió el día de la cosecha, yo también estaba dispuesta a salvarlo aún si eso significara mi muerte.