Harto y cansado

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Pasó una mano por su frente y se sacudió el cabello que le cosquilleaba y al mismo tiempo acentuaba su dolor de cabeza. Escuchaba tantas voces, tantos pasos, tantos llantos y sollozos que sentía que la cabeza le iba a explotar.

Vio a la señora Choi sentada en el sillón de la sala, ahí donde tantas veces se sentaron a ver películas o series comiendo palomitas, tan inocentes y alegres. La mujer estaba pálida y lucía demacrada, incluso todavía podía ver sombras oscuras de las marcas que quedaron en su piel ahí donde la sangre de JunSeo la manchó. Ella, que siempre fue una mujer hermosa y jovial, se veía exhausta y destrozada, como si los años la hubieran golpeado con todas sus fuerzas en esos últimos tres días.

Una de sus hermanas sostenía una de sus manos y la masajeaba, mientras la señora Choi miraba el vacío, ausente y silenciosa, tan triste que le rompía el corazón. Le recordaba a su madre, tanto que apenas podía creerlo, ahora más que nunca.

Jung DaeHyun, que viajó desde Busan con YoungJae, y fue el mejor amigo de JunSeo en su infancia, le contó muchas cosas que no sabía sobre la señora Choi y su modo de ejercer la maternidad, que no era muy diferente de su propia madre.

—Se casaron muy jóvenes —dijo DaeHyun cuando vieron a la señora Choi llorar en los brazos de su hijo menor, que acariciaba su cabello y susurraba cosas en su oreja que ninguno podía escuchar—, al parecer ella se enfrentó a su familia y ellos solo permitieron su matrimonio porque estaba embarazada de JunSeo. Ellos decidieron tenerlo y de esa forma convencer a sus familias de su amor. —YongGuk recordaba el orgullo con el que la señora Choi siempre habló de JunSeo, el afecto inconfundible en sus ojos, la adoración que sentía por el fruto de su amor—. A diferencia de JunSeo, JunHong fue un accidente, un hijo no deseado cuando las cosas comenzaron a ir mal, de ahí en adelante todo fue en picada. No se trató de que ellos no lo amaran realmente, pero no era un buen momento. Él tenía una amante y ella no quería aceptar que su matrimonio había acabado.

YongGuk apenas podía reconocer en la señora Choi a la mujer que DaeHyun describía, porque él conocía a la madre amorosa que cuidaba a su hijo y protegía a niños desamparados, pero no conocía a la mujer egoísta incapaz de cuidar a su hijo menor por no poder retener el amor de un hombre.

—Así que, cuando él se fue, ella estaba tan destrozada que apenas podía hacerse cargo de sí misma, ni siquiera iba a trabajar, ¿cómo iba a cuidar a Zelo?

Fugazmente YongGuk recordó esa época, JunSeo era apenas un niño y JunHong era incluso menor. Fue cuando la relación de JunSeo y su gemelo comenzó a hacerse más intensa, también cuando JunSeo comenzó a traficar con ellos. Había pensado que era solo su manera de rebelarse, nunca creyó que fuera por una necesidad real.

En ese tiempo JunSeo era el padre y la madre de Zelo, mientras que el menor era solo un niño inocente y soñador. Ahora comprendía por qué ese fuego se había apagado en esos brillantes ojos, cómo su infantil corazón se había roto.

La hermana de la señora Choi la ayudó a levantarse y, sosteniéndola por el codo, la condujo a su habitación. Los primos de Zelo corrían por todas partes, completamente ajenos a la tristeza que cubría el lugar. Algunos eran muy pequeños y otros preferían fingir que nada había pasado. YongGuk admiraba su capacidad de mantenerse al margen, él no podía ignorar tan fácilmente.

El funeral fue esa misma tarde, asistió toda la familia materna de Zelo y un montón de gente que había conocido a JunSeo, incluso SunHwa estuvo ahí, llorando en silencio. Mucha gente lloró, otros cuchicheaban por lo bajo la cobardía de JunSeo, algunos alababan su fortaleza y unos pocos se compadecían de la señora Choi. YongGuk no sabía en qué lugar de esa ecuación se encontraba.

Requiem [BangLo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora