Capítulo 31 | Evaluación de daños y necesidades.

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Evaluación de daños y necesidades
Es el registro cuantitativo y cualitativo de los daños que ha ocasionado un evento adverso o un desastre.
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Un silencio frío rodeaba el lugar cuando él, con dificultad, abrió los ojos; parpadeó incesante, sin saber dónde estaba. Incluso intentó levantarse, hasta que una mano lo detuvo. Su vista, confusa, permaneció fija en esa persona, hasta que recuperó toda la consciencia y reconoció a su padre, que estaba sentado a su lado e intentaba calmarlo. Carrick parecía abatido; su pelo estaba revuelto y unas profundas ojeras le surcaban la parte inferior de sus ojos.

—Shhh, hijo... quédate quieto, Christian, o te sacarás la vía.

Christian estaba aturdido. Miró a su alrededor y comprendió que era la habitación de un hospital. Estudió el entorno. Su pierna, escayolada, colgaba de un dispositivo de tracción con pesas en el otro extremo.

—Anastasia, ¿dónde está Anastasia? —La figura de su padre de pronto se convirtió en un gran borrón a través de sus lágrimas, esas que no podía contener al temerse lo peor.

—Cálmate, ella está bien. Está estable; aún no ha reaccionado del todo porque ha perdido mucha sangre, pero se pondrá bien. Carla está con ella, y fuera están Elliot y Kate; también han venido Ethan y Mía. Todos nos hemos vuelto locos cuando nos han avisado de lo que os había ocurrido. Los abuelos están en Water Mill, cuidando de Landon. Hijo, me he asustado tanto...

—¿Qué día es hoy? Me duele todo el cuerpo, me duele la pierna.

—Estás muy maltrecho; tuvieron que sedarte, porque no había forma de tranquilizarte y te estabas haciendo más daño del que ya tenías. Volviste a fracturarte la pierna mala, y han tenido que reemplazarte los antiguos clavos.

—Necesito ver a Anastasia, necesito comprobar por mí mismo que está bien.

—Luego lo harás, cuando el médico lo autorice. Tú tampoco estás bien, hijo; tu cuerpo también está muy golpeado y estás lleno de moratones.

—No me importa, necesito verla.

—No puedes moverte, Christian. Necesitas tener tu pierna así para que los huesos vuelvan al lugar correcto. Ana se pondrá bien; los médicos dijeron que hiciste un buen trabajo deteniendo la hemorragia; si no hubiera sido por ti, ella...

—Ni lo digas, no nombres esa maldita palabra. No sé ni cómo lo logré, ella me indicó cómo hacerlo.—Se tocó la cabeza—. Luego, perdió la consciencia.

—¿Te duele la cabeza? Tienes un golpe muy grande en la frente.

—Se nos cruzó un perro; yo iba distraído y no pude frenar, y, ¡maldición!, volamos por el puente. ¿Qué es lo que tiene Anastasia? Necesito saberlo, necesito verla.

—Se laceró una arteria que pasa por la pierna; tiene, además fractura de clavícula y de rótula derecha, y también un golpe en la cabeza.

—No es posible. ¿Qué día es hoy? Siento como si hubiera dormido una eternidad.

—Lunes, han pasado dos días desde el choque; incluso te han operado la pierna.

—¿Tienes tu móvil?

—Por supuesto, ¿qué quieres hacer?

—Llama por Skype a Carla, necesito ver a Anastasia.

[...]

Tras salir del hospital de Southampton, decidieron quedarse en Water Mill hasta que Christian y Ana estuvieran recuperados del todo. Ambos necesitaban hacer terapia física para restablecerse de las lesiones que habían sufrido, y descansar.

—Siempre creí que el peor día de mi vida no podría ser superado; sin embargo, cuando te vi con el cuerpo destrozado, pensé que iba a morirme de la desesperación; creí que mi corazón jamás podría unirse de nuevo si te pasaba algo.

—Me salvaste, Christian, salvaste mi vida.

—Y tú salvaste la mía, porque me curaste de todos mis males.

»No veo la hora de que estemos bien los dos, tengo tantas ganas de hacerte el amor.

—Bueno, debo recordarte que anoche, en una pose bastante estrambótica, lo hicimos.

—Y fue perfectamente imperfecto —ambos se rieron, cómplices—, pero yo me refiero a que estemos ciento por ciento bien, para hacerlo como nos gusta.

»Además, debemos hacerlo todo el tiempo si queremos conseguir que quedes embarazada.

— ¿Todo el tiempo?

— ¿Acaso no te gusta la práctica?

—Creo que tanto como a ti.

Peligroso Amor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora