-En algún lugar de China. Hace apenas unos pocos días, un asesino enviado por la competencia se infiltró en una poderosa mafia y causó serios daños. Tres chicos fueron salvados por una asesina contratada por el jefe de dicha mafia.-
Justo ese día Liang tenía trabajo. Un trabajo que odiaba. Él mismo sabía a ciencia cierta que escogió el peor de los caminos, y se fió del peor de los hombres. Creyendo que así salvaría a su maestro y a los demás chicos del templo, aceptó trabajar para Hachiman. Este le encargaba trabajos sucios, matar ciertas personas. Sin embargo Liang nunca ha matado a nadie, siempre los deja escapar. Piensa que matar es lo más horrible que puede hacerse en este mundo. Por eso odia tanto a Kuroki. Kuroki es prácticamente una recién llegada. Se trata de una asesina de prestigio del extranjero, el país vecino, Japón, a la cual Hachiman contrató para acabar con los rivales más peligrosos. Mataba por dinero, no por otra cosa. Así lo veía Liang, y por eso la detestaba tanto. Para él, no era humana.
Kuroki era fría y distante. No le importaba decir cosas que hirieran a la gente, tampoco le importaba matar a alguien si se le ponía en medio. Solo miraba por hacer su trabajo, olvidando el resto. Aún así, hace unos días salvó a Liang y a dos chicos más, el niño del qi gong Upa y al herbolario, Qi, cuando un asesino enviado por una mafia enemiga atacó sus instalaciones. Eso era lo que tenía en duda a Liang. Solo recibió la orden de matar al intruso, pero los salvó igualmente. Además, pareció preocupada. Tan solo... Fingía? Eso era lo que Liang suponía. Estaba jugando con ellos, ganándose su favor. Por eso todavía mantenía las distancias. Upa le hablaba a veces, con total normalidad. Cuando Qi se cruzaba con ella siempre sacaba conversación. Liang la ignoraba. Incluso le lanzaba miradas de odio y asco. Siempre la miraba con desprecio.
Aunque, de repente... La cosa comenzó a cambiar. Liang no sabía muy bien porqué, pero no podía dejar de mirarla. Cada vez que la veía, aunque fuese de lejos, necesitaba mirarla con odio y desprecio. Kuroki parecía notarlo, pero simplemente lo dejaba pasar. O incluso, ni se percataba de ello. Pero todo comenzó a ser confuso para Liang cuando comenzó a notar que, cuando miraba a Kuroki, su corazón se aceleraba. Él trataba de hacerse creer que era odio hacia ella. Que ese odio hacía que su corazón latiera de rabia. Pero en verdad no era así. Eran otros sentimientos. Sentimientos que no quiso afrontar.
Sin embargo a cada día que pasaba Liang se sentía cada vez más raro. Parecía que Upa y Qi simplemente congeniaban con ella, pero a Liang le sucedía algo más. Ya no solo era sentir el corazón acelerado cuando miraba a Kuroki. Cuando ella le miraba a él, aunque fuera por breves segundos, parecía que el tiempo se detenía ante él y solo existía ella. Se estaba enamorando? No, no podía ser eso. Él la odiaba. Jamás podría enamorarse de una asesina como ella.
Hachiman envió a Liang a hacer un nuevo encargo. Este consistía en aniquilar a un antiguo socio de la mafia que había dejado de obedecer a Hachiman. Se trataba de alguien medianamente poderoso, y temiendo que Liang pudiera cagarla, decidió mandar a Kuroki con él. Esto lo molestó mucho. Llevaba varias semanas desde que empezó a tener esos sentimientos hacia ella dándole vueltas a la cabeza. Habían hablado varias veces en ese periodo de tiempo, de cosas muy puntuales. Cuando Liang hablaba con ella todo era distinto... Extraño. Se sentía bien al oír su voz, algo dentro de él... Se alegraba cuando le dirigía la palabra. Se enrojecía cuando la contemplaba. Su corazón latía cuando sus ojos se dirigían a él. No quería aceptar la posibilidad de haberse enamorado. No sabía si siquiera existía dicha posibilidad. Él la seguía odiando. Como podría enamorarse? Era amor lo que sentía? Odio? No podía saberlo. Su mente era un caos.
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Nanbaka es un anime de comedia... ¡¿Con un asesino a sueldo de por medio?!
FanfictionNanba es la prisión de máxima seguridad de Japón. Todo anda bien, con los presos del Ala 13, Celda 13 haciendo lo que les viene como siempre; hasta que un día llega un/a nuevo/a preso/a a la prisión. Todo parece normal. Se va adaptando y tal, hasta...