Galaxy Garrison

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Katie no había hablado con su padre desde lo ocurrido; no había hablado ni con su madre, ni su hermano de lo ocurrido tampoco, pero con su padre estaba en completo silencio. Por una parte no se arrepentía de lo que había hecho, pero por otra se sentía culpable de los problemas que le había ocasionado a su padre, todos los días regresaba cada vez más cansado y más tarde del trabajo y ella no podía evitar pensar que su comportamiento en el examen de admisión tenía algo que ver.

Un día sin embargo, su madre se había acercado a ella, la chica había pasado la mitad de la mañana sentada en el piso entre sus máquinas, como hacía cuando necesitaba pensar y como era usual de ella, había creado un extraño invento, había desmantelado una vieja computadora y había creado con las partes una máquina de enfriamiento mejor para su propia computadora, estaba terminándola cuando su madre entró en la habitación.

– Katie, tenemos que hablar – había dicho con un tono serio, la chica pudo notar que llevaba los sobres del correo en las manos.

La chica observó a su madre con atención, no parecía estar enojada, pero entendía que nada de lo que dijera la haría querer irse, así que dejó su máquina a un lado y se recargó hacia atrás apoyada en sus manos mirando fijamente a su madre, presentía que había llegado el regaño que se merecía desde hace días.

– Claro madre. ¿Qué sucede? –

– Katie, quiero que me cuentes lo que sucedió en tu examen de admisión – le explicó mientras se sentaba frente a ella y ponía el correo en su regazo, hablaba despacio intentando que su voz no sonara exaltada –. Tu padre está muy preocupado por ti, no entiende el porqué de tu comportamiento. ¿Una insubordinación? Katie, tú no eres así. ¿Qué sucedió? –

– ¡Estaban siendo crueles! – escupió finalmente fastidiada, apretaba los puños tratando de no gritar, no entendía que su padre no pudiera ver los motivos de su comportamiento, así que finalmente de desahogo con su madre –. Había un chico y le iban a negar realizar su exámen solo porque tropezó. ¡Nadie lo apoyaba madre! Tenía que hacer algo. –

– Los exámenes no son sencillos, Katie – trató de consolarla su madre, pero la chica ya estaba al borde de las lágrimas –. Anualmente muchos son los que fallan y los altos estándares de la academia hace que sean necesario que los exámenes de ingreso no sean fáciles –

– ¡Lo fue para mí! ¡Para mí fue un examen sencillo! –

– Eso eres porque eres una niña muy inteligente... –

– ¡O tal vez fue porque mi padre es uno de los maestros de la academia! –

La sorpresa se reflejó en el rostro de su madre, ella no había ni siquiera permitido a sí misma admitir lo que estaba acosando su mente día y noche, pero finalmente se había atrevido a confesarlo, era ese el motivo de que antes nunca se hubiera negado a una decisión de la junta directiva y ahora no se arrepintiera de haber protagonizado un acto de desobediencia y rebeldía frente a los jefes de su padre.

– ¿A qué viene todo esto ahora? – preguntó finalmente la chica mientras limpiaba sus ojos, no quería llorar frente a su madre.

La madre de la chica soltó un suspiro antes de tomar las cartas que estaban sobre sus piernas y le mostro a su hija una de ellas, tenía el sello de la academia en el sobre y el nombre de Katie en el frente. La chica soltó un grito ahogado antes de casi arrebatarle la carta a su madre, la tomó entre sus manos con los ojos abiertos como platos mientras sus manos temblaban, giro el sobre y vio nuevamente el sello de la academia en la parte trasera, dudó entre si abrirlo o no y finalmente miro nuevamente a su madre y puso el sobre a un lado.

Garrison ProudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora