Jamás se había sentido tan perdida como en aquel momento. Poder decididir entre ser buena o mala era simplemente una prueba a todas esas responsabilidades que le deparaba la vida al ser la prometida de Ben, el rey de Auradon.Ella no se habituaba a todo aquello como quizás Eevie, Carlos o Jay podían haberlo hecho. Se sentía incompleta o al menos una parte de su corazón le decía que había algo mal en su interior. No era la chica perfecta, no era la chica que un rey necesitaba a su lado.
Las lágrimas recorrían su rostro como una suave caricia, la hija de Maléfica estaba rota y como siempre lo estaría. Alzó la vista tras ese puente mágico que sepaba de ese lugar la ciudad que la había visto crecer. Se abrazó así misma, apoyando la barbilla en sus rodillas queriendo refugiarse de todo aquello que la hacía tambalearse.
-¿Por qué esos miedos no desaparecen? - Su vida era un auténtico bucle. Debía enfrentar a su madre para ser ella misma. Debía enfrentar a Uma para demostrarle a Ben que una persona como ella podía amar ¿Y ahora qué? No era la primera vez que tenía miedo de perder a alguien. Ni siquiera era la primera vez que su corazón había latido tan fuertemente al estar cerca de esa persona tan especial... Ante la última travesía de vuelta a casa había vuelto a ver a ese muchacho de cabello castaño y ojos grises que la había llevado al límite y la había destrozado. Unas miradas amenazadoras y una sonrisa de su parte, así era el hijo del capitán Garfio: Entregado, irónico y un auténtico caprichoso... Lo sabía tan bien que hubiera deseado arrancarse el corazón y no revivir nada con él... Nada de ese amor enfermizo que iba a llevarla a la locura...
Esta vez Harry no parecía tener ningún tipo de interés en ella, una parte de sí misma agradeció que el tiempo pusiera a todo el mundo en su lugar, otra parte de su mente se afligió al ver que después de todo ella para él había sido un juego.
Por más que en aquel lugar lleno de bondad pareciera una más al lado de todos aquellos príncipes y princesas, Mal Bertha Faery seguía siendo una chica de la isla de los perdidos.
Mal dejó caer su cuerpo en la fresca hierba, cerró los ojos intentando acallar sus pensamientos y centrarse en sus sentidos... La suave brisa acariciaba sus mejillas, parecía que aquel viento quisiera confortar su cuerpo con un invisible abrazo. Entrelazó sus manos bajo su cabeza dándose esa pose un tanto tosca y poco femenina. Una de sus piernas quedó subida sobre la otra dándose la comodidad que necesitaba, suspiró nuevamente. Por un momento pudo sentirse libre de ataduras, resposabilidades y sonrisas que no quería corresponder ¿Habría cambiado Harry si hubiera sido elegido para ir a Auradon con ellos? Cerró los ojos dejando que los brazos del Morfeo la abrazaran fieramente...
En las calles se podía respirar ese olor putrefacto acompañado por el detestable olor a cloacas pero ¿Qué se podía esperar de una ciudad que vivía en la misería? En la isla destacaban los tonos grisáceos, ver un bonito amanecer debía ser producto de la imaginación de algún niño que aún no hubiera perdido la cordura. Allí el Sol nunca brillaba, nunca les demostraba esos rayos cálidos, por lo que eran desgraciados incluso para eso. La pelimorada caminaba por encima de uno de los puestos ambulantes de la calle, el toldo tenía un color café muy interesante, aunque con sus contínuas pisadas pronto se convertiría en negro carbón. Alzó sus manos para no perder el equilibrio, aunque si lo hacía y el pequeño chiringuito de lámparas de segunda mano se derrumbaba, se mofaría y no tardaría demasiado tiempo en correr antes de que el vendedor pudiera dar con ella. Dio un pequeño salto hasta caer sobre una carretilla que llevaba un hombre de nariz roja y moqueante, aunque podría decir que tambien destacaba por sus veinte kilos de más. Éste no se dejó de elevar el peso de su carreta, por lo que siguió con su recorrido hasta que la propia chica decidió cual sería su parada y esa sería justamente delante de casa. Era gratificante hacer alguna que otra maldad antes de escuchar los horribles discursos de su madre.
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El día que mi corazón no duela
FanfictionHabía dejado de sentirse segura en un lugar tan brillante como Auradon, las ganas de huir seguían rondando su cabeza y cuando el miedo se apoderaba de ella Harry, el hijo del capitán Garfio volvía a sus pensamientos. OneShot // Harry x Mal // Los de...