14. Resaca I (66)

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 –¿Qué te dije, Morilec? –le espetó hostil Roca.

–Sé lo que me dijiste. Y lo que me dijo ella anoche –contestó Sica con educada impasibilidad.

Eisentblut se volvió bruscamente hacia su Subcapitana, que se subió un punto la ecolocalización ahora que se sentía más despejada y amenazada.

–¿Anoche qué?

–Me pasé por su cuarto mientras huía de Darkheart –musitó Nameless.

–¿Buscando protección? –gruñó Roca.

–En realidad... no –dijo encogiéndose de hombros–. Estábamos fuera, su ventana estaba abierta y entré –terminó con un leve tono de disculpa, aunque no sabía si más hacia Sica por la irrupción o a su Capitana por desobedecerla.

–Esquivaste bien mi puñal –apreció Morilec a modo de halago.

–Gracias. Esquivar se me da bien.

–Lo que sea. Te dije que no te juntaras con ella –retomó Roca.

–Si no recuerdas lo que pasó, lo mejor será que veas los vídeos de las cámaras de vigilancia –recomendó Sica, como si no hubiera escuchado a la otra villana, lo que cabreó enormemente a Roca, que la agarró del cuello y la estampó contra el largo espejo sobre los lavabos.

–Aléjate –ordenó Eisentblut, estrangulándola sin ganas de jugar. Nameless se arrepentía cada vez más de haberle propuesto su amistad a Sica–. No habrá segundo aviso –prometió muy hostil, mientras la chica se llevaba las manos a la de Roca en un intento de soltarse.

O podría ser que no. Nameless vio el destello metálico que Sica sacó de entre el pelo de la nuca y, para cuando se dio cuenta, había interpuesto la mano entre el puñal y el cuello de Roca. Le llevó un segundo más comprender que había acertado a atrapar la hoja entre los dedos corazón y anular, deteniendo la mano de la sicaria con su palma. Después calculó hasta dónde habría clavado el arma de no haberla parado y cuánta sangre supondría aquello. Y finalmente evitó preguntarse cómo se había movido tan rápido.

Roca debió de tener un proceso mental parecido y miró con respeto la punta del veloz puñal a escasos centímetros de su yugular. A Nameless la alcanzó por último el susto y le dio salida pegando un grito de reproche:

–¡Sica!

–¿Qué? Ha empezado Eisentblut –contestó y su impasibilidad fue más dura que nunca, no le prestó atención a que se le hubiera abierto la toalla.

–¡Pero no te pases! Roca sólo te estaba amenazando, no respondas intentando matarla.

–Tampoco es... –intentó proteger su dignidad Eisentblut.

–Por eso he dicho "intentado", Capitana –contestó sin volverse a mirarla. Había comenzado a echarle la bronca a una sicaria temida por todos los villanos, ahora tenía que terminarlo.

–Los Morilec no amenazamos.

–Pues, si de verdad quieres que seamos amigas, vas a tener que empezar a dar avisos –condicionó todo lo seria y segura que podía estar en su décimo segundo día en el Instituto y tras haber sobrevivido a una noche lunática.

Sica se lo pensó un poco y finalmente se dulcificó dentro de su inexpresividad.

–Lo intentaré –dijo y sacó el puñal con suavidad de entre los dedos de Nameless.

Roca libró el cuello de Morilec, que acabó sentada en el lavabo, reajustándose la toalla, y retrocedió un paso. Pasado el momento de alto peligro, Nameless se fijó en la multitud de cicatrices que tenía su nueva amiga, algunas eran tan raras que no podían ser fruto de un accidente, tenían que ser a causa de tortura; lo que Full le había contado en la jaula de las urracas.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora