Bitácora Asami Sato 5

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Bitácora. Asami Sato. 5

27 De Enero.

El día de hoy me encontraba atendiendo unos asuntos en el pueblo, algo respecto a conflictos con las propiedades repartidas, el pueblo ha estado creciendo a velocidades increíbles y algunos pobladores que llevan viviendo toda su vida en este lugar comienzan a diferir con los derechos que ellos tienen y los que tienen los recién llegados. Sus ideas parecen formarse bajo la idea de que debido a que ellos han vivido aquí toda su vida ellos deberían tener privilegios sobre las propiedades y terrenos repartidos.

La junta comenzó a medio día y se alargó hasta las siete de la tarde. Debí encontrar la manera de promover la igualdad entre todos sin molestar a esas personas que conozco desde que era una niña, entiendo que ellos han trabajado estas tierras por generaciones y que se han esforzado por cuidarlas de los saqueadores, ladrones y rebeldes, pero imponer jerarquías entre ellos y los nuevos pobladores solo generaría enemistades y tratos desiguales lo cual es algo que no pienso permitir dentro de mis territorios.

Todos hablamos como es de acostumbrarse, ellos expusieron sus preocupaciones y yo busque respuesta y solución a todos sus problemas sin la necesidad de otorgar ningún privilegio, al final logré motivarlos para que comenzaran a interactuar con las nuevas personas para enseñarles nuestras costumbres y guiarlos por un camino recto y libre de conflictos así como nosotros hemos aprendido a hacer por generaciones.

Al terminar la junta me quedé a firmar los documentos que constataban lo que se había hablado en la junta y los términos a los que habíamos llegado. Cerca de las ocho de la noche al fin fui capaz de volver a casa, el estrés se había acumulado sobre mis hombros ya que el día entero debí ocupar mi mente en mis tareas como líder mientras Korra ejecutaba el plan que habíamos elaborado con Bumi. No podía dejar de pensar al respecto así que intenté subir a mi habitación pero fui detenida por mi padre luego de poner mi pie sobre el primer escalón.

- Asami. ¿Irás a la cama sin cenar? - Escuché su dulce voz, al voltear hacia la sala lo vi sentado en uno de los sofás.

- Lo siento padre, note vi. - Caminé hacia él y me incliné para depositar un beso en su frente. - La verdad no tengo mucha hambre. - Sonreí.

- Escuche que la junta fue larga. - Dijo sin quitarme la mirada de encima y yo tomé asiento a su lado. -Más de lo esperado. - Confirme liberando un profundo suspiro.

- Por eso se te ve tan agotada.- Sonrió. - Pocas cosas en este mundo pueden acabar con la energía de Asami Sato. - Bromeo y yo reí levemente. Él tenía razón, pocas cosas pueden drenar mi energía hasta el punto de plasmar el cansancio en mi mirada, la junta de hoy me había agotado mentalmente pero solo porque estaba luchando por mantener la concentración mientras mis pensamientos giraban alrededor de Korra y su misión

- ¿Pasa algo? - Pregunto demostrando una vez más que yo era incapaz de engañar sus instintos de padre. Me conoce bien y no duda en usar esa habilidad para cerciorarse de que todo ande bien conmigo.

- Estoy preocupada por Korra. - Confesé liberando un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. La radio nos ha ayudado a mantenernos en contacto y solo por eso es que estoy al tanto de esta misión, de no tener la radio esto no sería diferente a la misión que Korra tuvo en el Antiguo Reino Tierra, no hay diferencia, yo no debería estar al borde de la locura por culpa de mis pensamientos obsesivos impulsados por la angustia que se niega a salir de mi pecho. Ella siempre hace este tipo de cosas e intento mantener eso en mente para calmarme un poco pero me resulta difícil pues tengo un mal presentimiento que no me he logrado quitar de encima desde que amaneció. Tal vez estoy exagerando, tal vez mi angustia se debe a que no he tenido la oportunidad de estar en casa para supervisar dicha misión.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora