Han pasado 12 días desde que Daniela me llevo al bosque de Chapultepec para celebrar su cumpleaños y hasta el día de hoy no he sido capaz de enviarle un mensaje, ella tampoco me ha enviado nada, probablemente se arrepintió de lo sucedido.Veo mi celular parpadear, no se necesita de mucha ciencia para saber que es mi padre, siempre me llama todos los viernes por la tarde, como si dudara de mí, ¿Qué podría hacer? De todos modos no puede controlarme.
Deslizó el dedo sobre la pantalla del celular para aceptar la llamada y contesto con total desgano.
-¿Aló?
-Mary
-¿Qué sucede papá?
-Te tengo una sorpresa, tu mamá y yo iremos a México.
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Lunes, 6:35 am.
Me cubro la cara con el cobertor, lo último que quiero es ponerme de pie para ir a la Universidad, la noticia de mis padres me agotaron física y psicológicamente. Lo único que me consuela es que no podrán quedarse aquí conmigo, este espacio es lo suficiente para una sola persona.
Hace tanto que no me sentía así y ahora mi padre con sólo una oración me deja así, ¿Qué haré con ellos aquí? ¿Por qué vienen? Pero sobre todo, ¿Cómo le haré con Daniela?
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Llegó a la Universidad y veo que aún no han llegado muchos, reviso el celular y veo la hora «7:50», vaya montón de flojos.
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Las horas de clase han transcurrido de lo más normal, tuve temas interesantes, eso omitiendo que aún estoy mal por la noticia bomba, no quiero a mis padres aquí, no los quiero.
Dan las tres y salgo del salón, me acostumbré a estar sola, Blanca ya ni caso me hace desde que anda de novia, aunque realmente no sé con quién está de novia, siempre la veo con varias distintas.
Veo a el bus venir, no pensaba ir con Daniela, pero todo lo que pasó aquel día me dejó un poco perpleja, así que iré y espero que ella se encuentre trabajando.
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Llego al Starbucks y entro, esta vez no haré ningún pedido, sólo vengo a hablar y luego ya veré que hago.
Por cada paso que doy, mi nerviosismo aumenta, mis manos comienzan a sudar y la mente se me nubla, estoy a pocos metros de ella y ya no sé que decir exactamente. Llegó a la zona de la biblioteca, veo los estantes y libreros, hay algunas personas sentadas en los sillones leyendo, uno que otro en las mesas. El lugar donde ella solía estar, esta vacía, probablemente ya no trabaja aquí.
Doy media vuelta para irme, libero un suspiro de alivio, me siento tranquila ahora pues no sabía que decir exactamente ni por donde comenzar.
-¡Hola! Tanto tiempo sin saber de ti, pensé que habías huido del país.
Y es ese preciso momento en donde todo tu mundo se detiene porque la persona que te gusta, te habla.
Escuchas aquel tono de voz y sientes, hueles el olor de su perfume. Tan sólo su presencia hace que tiembles, que sientas un montón de emociones, todas positivas y es que a pesar de no haber hablado durante varios días, sientes cómo si todo lo sucedido hubiese sido ayer...
Volteó y la veo, con un suéter de cuello de tortuga color rosa pálido, pantalón blanco, lleva unos lentes color rojo y va peinada con una coleta, tiene los labios pintados de un color carmesí, se ve hermosa, ya no sé que decir; ni que pensar, sólo deseo poder volver a probar aquellos labios que sabían a miel, poder estar entre sus brazos, ¿Sería mucho pedir?
-Yo... quiero hablar contigo.- Digo y noto nerviosismo en mi tono.
-Claro, ven, hablemos.
-Pero no aquí, en otro lugar, ¿Podría ser?
-Ya, si quieres, podemos ir a cenar mañana y ahí hablamos todo lo que tu desees.- La veo terminar aquella oración con una sonrisa.
No sé que tan buena idea sea eso.
-No creo poder, tengo bastantes pendientes...- No me he movido del lugar, tampoco he movido nada de mí, me quedé completamente quieta.
-Si vienes por lo de aquel día, quiero que sepas que me gustas.-Vaya, eso no me lo esperaba...- Sé que apenas y nos conocemos, por eso te pido perdón, pero tenía que hacerlo, eres muy linda.
Ella tenía facilidad de palabra mientras a mí me temblaban las piernas. Perfecto.
-Sí, fue demasiado rápido.- Sonreí un poco, se estaba tornando tensa esa situación.
-Así que, ¿Aceptas?
-Me encantaría.- Bien, María, sonaste desesperada.- Pero mis padres vendrán de visita y eso me imposibilita.
-Ya, entiendo. Podríamos ir todos a cenar.
Parece que ella no lo entiende, ¿Todas las mexicanas son así?
-No es buena idea y creo que mejor me retiro, nos vemos.- Doy media vuelta y comienzo mi rumbo no sin antes recibir un mensaje en el celular, lo sacó del bolsillo y leo.
«Avisame cuando podremos ir a cenar, deseo poder platicar más tiempo contigo.
Recibido 17:58»...
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Tratando de hacerme feliz
RomanceA veces la vida te tiene preparada cosas distintas a lo que alguna vez imaginaste. Ese es mi caso, una chica sin oficio pero con muchas ganas de crecer profesionalmente. Lejos del alcance de las garras de mis opresores padres.