Capítulo 8

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En ese momento me quedé parada sin poder moverme de la gran vergüenza que me embargaba, observando mi toalla en el suelo. Obviamente por instinto me tapé mis partes más íntimas, pero pude hacer poco más.
Sin embargo, Steve estaba parado frente a mi mirándome a los ojos, muy tenso apretando los puños a cada lado de su cintura.

- ¿Puedes hacer algo en vez de quedarte ahí y pasarme la toalla?- lo fulminé con la mirada para ver si reaccionaba. Simplemente asintió y mirando al suelo en todo momento me pasó la toalla. - Date la vuelta. - me la volví a colocar, ésta vez con un nudo.

- Deberías mirar por donde vas-respondió en tono serio.

- Y tu deberías llamar antes de entrar a MI habitación.

- Tengo que atravesarla para ir al baño.- dijo cruzandose de brazos.- también es mi casa.

- "También es mi casa" ojalá no lo fuera, ojalá no estuviera metida en ésto.- refunfuñé muy indignada.

- Cómo si los demás estuviéramos aquí por gusto, te quejas de vicio.

- Ósea según tu no tengo derecho a quejarme después de todo, no sabes lo que he tenido que aguantar todos estos años, no sábes nada— no podía evitarlo cada vez la culpa se hacía más grande en mi interior y la ira la acompañaba,tenía que dejarlo salir.— ¡Tu solo eres un guardaespaldas que me ha asignado un criminal que presume ser mi padre y que no tiene ninguna consideración conmigo!

Él comenzó a defenderse gritando a mi mismo volumen y cada vez acercándonos más.

- ¡Es verdad solo se que eres una niñata malcriada que juzga antes de conocer y que protegida por su padre no ha sufrido ni la mitad que un mísero guardaespaldas que solo hace su trabajo a punta de pistola!

Fue al baño y pegó un portazo con tal fuerza que desencajó la puerta, yo me quedé pensado en sus palabras: niña malcriada, a punta de pistola... Me terminé quedando dormida todavía con la toalla mojada.

Asesina por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora