Después de haber hablado unos minutos más con Luna, me dirigí al comedor para ayudar a mis padres con la mesa, una vez que estuvimos los tres sentados, comenzamos a cenar.
—Como ya te habrá comentado Luna, tienes permiso de salir Liz —mi madre me mira seria —, no hasta tan tarde, te quedas a dormir en su casa, pero mañana al mediodía te quiero acá, ¿puede ser? —me pregunto determinante. Mis padres no son estrictos, pero me cuidan bastante, más aun siendo hija única. Puedo pedirles permiso para salir siempre que quiera, pero respetando sus horarios. Y a mí con quince años me parece perfecto. Me dan la libertad que quiero, no me puedo quejar.
—Entendido —contesto sonriendo.
—Te daré dinero suficiente y de camino le cargas nafta a tu moto —dice mi padre sacando del bolsillo de sus vaqueros dos billetes de 100, tendiéndomelos, los tomó y le agradezco.
—La fiesta es en casa de Isabelle, por lo menos a cinco cuadras de la casa de Luna —informo.
—Sé que eres lo suficientemente responsable como para que te ande repitiendo las cosas, pero nunca está demás...
—Cuidado con los chicos, que no tome demasiado y no consuma drogas —interrumpo sonriendo. Me devuelve una sonrisa maternal.
—Y que te cuides mucho, mi bebé —me da una última sonrisa y sigue con su cena.
— ¿Leo sabe que iras a la fiesta? —pregunta curioso mi padre.
Mierda, se me paso ese pequeño detalle.
—Quedo en llamarme más tarde, le aviso después —contesto bajando la mirada a mi plato casi vacío. Mis padres adoran a Leonardo, pero desconocen sus cambios constantes de humor.
—Si él va a la fiesta, me quedo más tranquilo. Cualquier cosa solo me llamas —informa
—De acuerdo, papá —asiento.
Termino de cenar y subo a mi habitación para guardar lo que necesito en mi bolso. No sé qué disfraz me tiene preparado. Presiento que esta invitación es ligeramente sospechosa.
...
Después de despedirme de papá y mamá, e ir a cargar nafta, me encuentro en la habitación de Luna, ella se arregla el pelo, mientras me doy una ducha rápida.
Su habitación cuenta con baño propio así que la puerta se encuentra abierta, solo nos separan una cortina de baño y escasos dos metros, por lo cual aprovecho para hablarle.
—A todo esto, ¿Cómo conseguiste invitación para una fiesta en casa de Isabelle? No es noticia que ella nos detesta —interrogo.
—Es el cumpleaños de Franco, su hermano mayor. Ya sabes el que va a la universidad —me informa.
—No logro enten... —mis palabras pierden fuerza cuando comprendo todo.
— ¡Luna Dreher!, ¿cómo es posible que no me hayas contado? —reprocho agarrando la toalla y cubriéndome, ella se coloca en el umbral de la puerta y me da una sonrisa disculpándose.
—Para eso quería invitarte al parque hoy, íbamos a tomar unos helados y quería contarte que estoy saliendo con Franco —alza sus manos de forma dramática y por ultimo me apunta con su planchita acusándome —pero tu caballeroso novio te ha secuestrado antes y tu ni señal de vida dabas, así que aquí tienes la sorpresa —sonríe inocentemente.
—¿No tiene como dieciocho o diecinueve años? —interrogó sorprendida.
—Cumple diecinueve —afirma —, y eso es lo que lo vuelve aún más excitante, amiga —comenta con un guiño y una sonrisa traviesa.
Luna se da vuelta volviéndose de frente al espejo de su tocador estilo europeo y busco mi ropa interior la cual deje en su cama, para comenzar a vestirme.
—En el armario esta tu disfraz —informa—, no te quejes, es todo lo que pude conseguir en menos de un día —señala.
Abro de par en par las puertas de su armario y veo una bolsa de regalo color roja con mi nombre y otra de color amarillo con el nombre de Luna. Saco las dos bolsas del armario colocándolas en la cama, abro la que contiene mi nombre y dentro veo una remera blanca hasta el ombligo mangas cortas y un jean tiro alto negro — ¿De qué se supone iré disfrazada? -pregunto confundida mostrándole las dos prendas.
—En la misma puerta que abriste recién está colgada una chaqueta de cuero negra, y debajo tiene que haber una caja de zapatos color lila —dice mientras se maquilla.
Vuelvo a abrir el armario y efectivamente se encontraba colgada en una percha la chaqueta de cuero, la agarro y busco la caja de zapatos, apenas la encuentro, la saco.
Dejo la chaqueta en la cama y abro la caja de zapatos, encontrándome con un par de botas cortas de color negro con tachas —sigo sin entender mi disfraz —comento
—Es lo poco que pude conseguir —se acerca a mí, tomando la chaqueta entre sus manos —, serás... no sé, la chica ruda —ríe.
—Que graciosa, Dreher —me burlo mientras ella me tiende la remera blanca que deje en su cama, la tomo y comienzo a vestirme —, ¿tú de que iras? —pregunto curiosa.
Saca un disfraz de animadora color violeta y blanco de la bolsa que tiene su nombre —Si quieres, te lo cambio —ofrece.
— ¡No, gracias! —chillo, mi enemistad con Isabelle provoco que odiase todo lo relacionado con las animadoras. Y Luna lo sabe.
—Sabía que dirías eso —ríe.
Una vez que estoy lista, Luna me cede el tocador para comenzar a arreglarme mientras ella se cambia.
Veinte minutos después me encuentro aparcando mi moto en la entrada de la casa de Isabelle, una elegante casa victoriana. Todas las luces de adentro y las de afuera en la entrada se encuentran apagadas, adolescentes y universitarios entran y salen por el pasillo que da al patio trasero, que es de donde proviene la música.
En el momento que mi amiga se baja de la moto, escucho mi celular dentro de mi cartera. Lo saco y veo que es una llamada de Leo.
— ¿Dónde estás? —pregunta sin siquiera decir hola.
—Hola, amor —digo sarcástica, mientras saco la llave de la moto y la guardo en el bolsillo de mi pantalón.
—Hola bebé, ¿dónde estás? —vuelve a preguntar impaciente. Trago saliva duramente, intentando encontrar las palabras adecuadas como para evitar desatar un caos.
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Indesición
Novela JuvenilLas decisiones correctas te llevan a lograr algo bueno... pero cuando decidimos lo incorrecto aun sin saberlo, nuestra vida puede cambiar completamente. Quizás sea esa la explicación del porque me encuentro sentada en el pasto frente a la laguna -la...