La confianza da ascoDicen que la confianza da asco, y Riku pensó algo parecido cuando Sora entró en su habitación, como siempre, sin molestarse en llamar.
Cuando Sora apareció en la puerta de la casa de la familia de Riku dispuesto a llevarse a su amigo a la playa, con su camiseta de tirantes y su pantalón de bañador, la madre de Riku se limitó a dejarle pasar con una sonrisa. Sora se sabía el camino de memoria. Por eso cuando Riku oyó abrirse la puerta de su cuarto por sorpresa y la voz de Sora chillando su nombre alegremente, sólo le dio tiempo a dar un bote de medio metro e intentar, algo vanamente, esconder lo que había estado mirando debajo de su almohada. Y poner cara de póquer, que era su especialidad.
Sora no podía creer que su amigo todavía estuviera en pijama a esas horas. O lo que Riku llamaba pijama, que no era más que un pantalón blanco de algodón que le iba grande y ninguna camiseta. Pero Sora había visto los rápidos movimientos de Riku. Entrecerró los ojos con una mirada maliciosa, sonrió con todos los dientes, y Riku se estremeció. En un momento los dos chicos estaban encima de la cama, forcejeando por conseguir el preciado objeto ("¡Dámelo!", "¡No!", "¡Déjame ver!", "¡Ni de coña!"). La refriega terminó cuando Riku se quedó quieto boca arriba en la cama, jadeando un poco por el esfuerzo, habiéndose rendido después de que Sora hubiese usado el sucio truco de tirarle de la boca con el dedo. Por si acaso le daba por intentar algo más, Sora se quedó tirado encima de él, un poco de lado, inmovilizándole las piernas con las propias y apoyando los brazos y la despeinada cabeza sobre su pecho desnudo.
Todavía intentando recuperar el aliento, por fin Sora pudo mirar lo que Riku se tomaba tantas molestias en esconder. Una revista porno. Con fotos a todo color de chicas desnudas, con grandes pechos y haciendo... cosas. Sora notaba como le ardía la cara, y Riku dejó escapar una risita de superioridad al ver a su amigo todo colorado; aunque el efecto se estropeaba por el hecho de que Riku también tenía las mejillas algo encendidas. Dispuesto a no dejarse ganar, Sora esbozó una sonrisa burlona, miró a Riku a la cara, y lentamente, bajó la mirada hasta su entrepierna, donde se podía ver claramente un bulto sospechoso a través del fino pantalón. Devolviendo la mirada a la cara de Riku, Sora amplió su sonrisa y levantó una ceja.
- Riku... ¿qué hacías con esta revista?
Las miradas asesinas de Riku todavía daban mucho miedo, incluso a través del espeso flequillo. Lo que Sora no sabía era que la erección de Riku nada tenía que ver con la revista. Y Riku ya estaba en su límite. Sin darle tiempo a reaccionar, Riku empujó a Sora hacia un lado, cambiando sus posiciones, dejando a Sora boca arriba con cara de sorpresa y a Riku sentado encima de sus muslos con cara decidida. En realidad Sora sólo podía inmovilizar a Riku si éste se dejaba. La revista cayó al suelo por el borde de la cama, quedando abierta en una de las últimas páginas, mostrando la única foto de un hombre de toda la publicación, con los ojos vendados y siendo cariñosamente atendido por un par de chicas.
- Si no eres capaz de imaginártelo, te lo puedo enseñar.
Levantándole un poco la camiseta, Riku empezó a pasar un único dedo por el abdomen de Sora, bajando lentamente por el centro, pasando por el ombligo hasta llegar al elástico del bañador. Ahí paró el descenso, pero empezó a mover el dedo siguiendo la goma, rascando un poco con la uña la piel que había justo debajo del elástico. Sora no pudo evitar el escalofrío que le recorrió entero y el gemido ahogado que escapó de su boca abierta. Riku interpretó esa reacción como un permiso para continuar. Suavemente, metió la mano por dentro del bañador, encontrándose con la polla de Sora que empezaba a desperezarse. Envolviéndola con la palma de su mano, Riku pasó el pulgar por la cabeza, notando las primeras gotas de humedad.
En ese momento, Sora hizo una inspiración muy repentina, como si se hubiese asustado, se incorporó un poco sobre la cama y se agarró a las costillas de Riku, escondiendo la cabeza en su hombro. Riku se quedó completamente quieto, pensando que quizás se había pasado de la raya. Pero se volvió a relajar cuando notó que la mano de Sora acariciaba su erección por encima del pantalón. Se miraron un momento a la cara, ambos con las pupilas dilatadas por la excitación, las mejillas sonrojadas y la respiración agitada, y Sora le ofreció a Riku una sonrisa que nunca le había visto.
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La Confianza Da Asco.
FanfictionLEMON ONESHOT Después de salvar los mundos un par de veces, Riku y Sora se merecen también poder comportarse como los adolescentes con las hormonas alteradas que son. Porno sin trama, Riku x Sora.