¿Hay trato o no?

¡Corre o llegaremos tarde!- gritó mi madre por tercera vez.

- Mamá no estoy sorda te oí hace rato.- le contesté abruptamente

Mi madre me miró por unos segundos y continuó andando sin contestarme. Odiaba que hiciera eso. ¡Si aquí la víctima soy yo!, no tengo la culpa de que mis padres se les ocurriera apuntarme a un estúpido curso de preparación para la universidad porque, según ellos, no me había "esforzado lo suficiente".

No es justo, todo el curso he trabajado para nada. No les sirve una hija de notable. Siempre tiene que ser de excelente.

Y por un simple suspenso en la última evaluación me encuentro aquí ahora, y aunque ya he recuperado, eso no es excusa, no para mis padres.

De repente mi madre se gira hacia mí.

- Ya hemos llegado. - mira su reloj - y por suerte gracias a tiempo.

Me mira con esa mirada suya de " hubieras entrado igualmente aunque estuviera en llamas el edificio".

Yo se la devuelvo. Siempre me han dicho que expreso mucho con mi mirada y que rápidamente se pude saber mi estado de ánimo. La verdad no sé si es bueno o malo pero prefiero no pensarlo .

Observo el lugar con detenimiento.

Era un edificio de hormigón de tres plantas y el hall interior era muy luminoso. Des de donde estaba solo podía ver una clase y se veía muy bien equipada con ordenadores, tabletas... Vamos aquí no derrochan.

Los alumnos que llegaban se reían y saludaban entablando conversación. La verdad yo también debería hacerlo, al fin y al cabo van a ser mis compañeros las próximas semanas, pero no estaba de humor.

Mientras mi madre se fue a hablar con la recepcionista, fui al baño a despejarme.

Después de recorrerme la planta entera lo encontré al final del pasillo. Entré y la luz no funcionaba. Perfecto. No me aguantaba más así que dejé la puerta de fuera abierta para que entrara claridad.

Pasó un minuto y de repente entro alguien y mágicamente se encendió la luz. Salí del baño y me encontré a un chico de espaldas. Era lo que me faltaba, no se respetaba ni la intimidad de las chicas en este lugar!

- Perdona pero creo que te equivocas de baño, a no ser que tengas un lado femenino entonces tal vez acertaste- le dije irónicamente pero molesta a la vez.

El chico se giró. La verdad sea dicha podría hacer una excepción con él... Era alto, de complexión atlética, se notaba que practicaba algún deporte. Tenía el pelo castaño oscuro casi negro y unos ojos azules clarísimos.

Me miró divertido. -Me parece que la que te equivocas eres tú nena.

- Pues yo creo que no, he entrado al lavabo y he visto perfectamente que era el de...

De repente me di cuenta. ¡Por todos mis... tenía razón!. Estaba en el baño de hombres. Si hubiera encontrado la jodida luz...

- Se que soy guapo pero si haces el favor de salir... no me importaría que miraras, pero no quiero darte esa satisfacción- dijo con una mirada de suficiencia.

-¡¡ Serás creído!!, he entrado por equivocación. ¡No te quiero ver nada!

- Si ya eso lo dicen todas...- me guiño un ojo.

Me encaminé hacia la puerta con la intención de no escuchar a ese imbécil más. Pero me detuve. Seria yo quien tendría la última palabra.

- Es más.. -empecé- No saldría con alguien como tu aunque me pagarán.

- Te advierto que sé hacer buenos tratos... - sonrió con burla

- Preferiría cortarme en pedacitos y dárselos a mi perro. Gilipollas.

Salí triunfal. ¿Quién se creía este?,  ¿un Dios o qué?. Aun que fuera guapo, porque lo era... Esos ojos.. ¡Pero igualmente es un idiota!

Volví con mi madre y me despedí  de ella.

 Iban llamándonos por nombre para asignarnos un grupo  de clase. Cuando oí el mío me levante para unirme a él. Empecé a andar siguiendo a la gente cuando alguien me empujo al pasar.

- Aparte de no saber si eres mujer o hombre eres un poco torpe- se rió.

Era el chico de antes, no pude ser que este en mi grupo que vergüenza. Pensé que no lo iba a ver más... Creo que me espera un largo verano por delante.