...Una pequeña chica con un "gran problema"...
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Alzó la vista para mirar dentro del comercio. Gente hablando entre ella, mirando guitarras que seguramente estaban interesados en comprar, personas atendiendo a los clientes. Había tres personas vestidas de azul marino y un nombre de identificación en ella. Dos chicas adolescentes y un chico, también adolescente. Una de ellas era de estatura media y de contextura delgada, tenía el cabello largo y castaño, llevándolo recogido en una cola de caballo, también tenía un flequillo que le cubría la frente. Sus ojos eran de tono ámbar y su piel es trigueña. La otra más bien era de estatura considerablemente baja, con una constitución pequeña aunque musculosa en relación a su físico. Tenía el cabello notablemente corto, atado en un moño, con un lado del cabello más largo que el otro. Su cabello era rubio, sus ojos azules, tenía una nariz pronunciada y la tez muy pálida. El chico era de estatura media, sus ojos eran grandes y redondos, Su piel parece un poco más morena que la de las otras chicas. Su cabello era marrón oscuro, corto y le llegaba a la nuca. Sonreía mucho, se veía muy amable y servicial con los clientes. Pero lo más impresionante eran sus ojos. No había visto ojos de ese color azul verdoso en toda su vida. Sin darse cuenta, toda su atención quedó atrapada en aquel chico. Quien sabe cuanto tiempo estuvo viéndolo directamente. Siguiendo cada movimiento que hacía. Cómo interactuaba tan fácilmente con los clientes. De manera tan amable y formal. Cobraba y entregaba el vuelto despidiéndolos con una sonrisa a cada uno de ellos. Mikasa quedo admirada.
De pronto aquel chico se volteó hacía dónde ella se encontraba y Mikasa desvío la mirada automáticamente. Simulando que veía los artículos en la vidriera. Su corazón latía fuertemente. Por alguna extraña razón quería saber su nombre. No quería irse del lugar sin saber el nombre del chico de ojos azul verdoso. Pero desde el lugar donde se encontraba no lograría ver su identificación pegada a su uniforme de trabajo. Su única opción era entrar y comprar algo. Y no sólo eso, que fuera él quien la atendiera. Pero ¿Era capaz de hacerlo? ¿Qué tal si no encontraba las palabras necesarias? ¿Qué tal si la considerará una completa idiota? Pero por otro lado, no volvería a ese lugar. Era ahora o nunca.
Apretó sus puños con fuerza juntando coraje y comenzó a adentrarse en la tienda. Iba con su mirada gacha. Las demás personas estaban entretenidas en sus asuntos, no eran conscientes de la chica a punto de un ataque de nervios. Mikasa levantó la mirada para buscar al chico ojos azul verdoso. Cuando dio con él se quedó embobada mirándolo, al parecer él se percató de eso y guió su vista hacía ella. El adolescente uniformado comenzó a caminar hacia Mikasa con una sonrisa en su rostro. Mikasa comenzó a respirar algo agitada al ver que se acercaba, se volteó hacía un costado hacia la estantería llena de CDs que se encontraba a su lado fingiendo observarlos, cuando sintió que lo tenía a tan sólo unos paso tomó una caja cualquiera entre sus manos.
-Buenos días, bienvenida a MusicWorld. Estoy a su servicio. ¿Puedo ayudarle en algo?
Dijo el muchacho con una hermosa sonrisa observando a Mikasa que aún se encontraba de perfil con la mirada perdida en los artículos de la góndola. Su voz era aguda, pero gentil y varonil. Su voz era más bella de lo que ella hubiera imaginado. Apretó la caja con fuerza y se volteó a verlo de frente, mostrándosela.
-¿Éste es el que usted desea? -preguntó tomando el CD en sus manos sin borrar la sonrisa de su rostro en ningún momento. Mikasa asintió nerviosa con la cabeza.
-Bien. ¿Necesita algo más?
Sólo negó con su cabeza mientras su atención se dirigía a su identificación. "Soy Eren Estoy para servirle". Eren. Ese era su nombre. Era un lindo nombre.
-Entonces, ven. Sígame, por favor -dijo volteándose y comenzando a caminar luego de hacerle una señal con la mano para que que lo siguiera.
Mikasa comenzó a seguirlo dentro de la tienda admirando su cabello, su mediana contextura física, incluso apenas se daba cuenta eran de la misma estatura. Llegaron al lugar de la caja registradora.