Detrás del cuento de hadas

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En algún lugar perdido en los Anales de la historia se encontraba el reino de Tarabante, una isla hermosa, cubierta de una flora exótica y una belleza exquisita. Allí rebozaban las historias de viriles caballeros que tras un sinfín de travesías lograban rescatar a la dulce princesa de las perversas manos de un villano, sea este un imponente dragón o una temible bruja. Todo joven iluso y enérgico soñaba con convertirse en un respetado caballero como aquellos que eran ilustrados en los relatos que los trovadores cantaban con regocijo a la muchedumbre cautiva de las valientes proezas de aquellos hombres.

Uno de esos trovadores había contado ese día las proezas de un príncipe del reino vecino. "Señoras y señores, este reino fue bendecido con la bella alma de la princesa Toru, aquella dulce muchacha de una desmesurada belleza que nadie en la vida ha podido observar" aclamó con fulgor bien marcado en cada letra aquel rubio "Esa frágil e inocente alma fue raptada hace poco, deben recordar, ¡Pero no se alarmen! La exquisita dama ha regresado con bien al seno real y todo gracias a un valiente caballero. Atentos niños y niñas que el nombre de aquel hombre será revelado por mí, su fiel servidor, se trata nada más y nada menos que del príncipe del reino vecino Shouto" La audiencia estaba emocionada y encantada con el relato del muchacho, todos reconocían el nombre del príncipe mencionado y es que tenía todas las pintas de ser un aguerrido caballero en pos de hacer la vida mejor. "Las proezas de ese hombre pasaran a ser grabadas en la historia de este reino al devolvernos el rayo de esperanza que es nuestra bella princesa y para nada menos pues son sus actos los más gallardos de los que hemos oído hasta ahora, porque sí pueblerinos, su alteza liberó a la princesa de las temibles garras de aquel domador de dragones que se empeña en hacer sufrir a la buena gente de este lugar. ¡Nos aterroriza con actos horribles para que nos alejemos del bosque y las montañas! Es un depredador que tiene en completa sumisión al reino de Tarabante, más sin embargo no deben desfallecer en gritos de horror e impotencia. Aquel valiente caballero nos protegerá tal como lo hizo con la princesa, no se extrañen de oír que aquellos dos muchachos unirán vida en sagrado matrimonio, hoy es un día de regocijo ¡Nos libraremos de la bestia de los dragones y nuestro reino crecerá! ¡Vivan los próximos reyes! ¡Viva Tarabante!" Y así el relato del muchacho culminó en una explosión de aplausos y efusivos gritos de alegría de los pobladores, excepto él por supuesto. Aquel mencionado "Temible domador de dragones" estaba enfurecido, se encontraba escuchando el relato junto a toda la gente del pueblo, aunque claro ellos no lo sabían y es que estaban diciendo puras calumnias, él en su vida perdería el tiempo raptando una princesa, ni siquiera se le pasaba por la mente la idea. Los relatos de todos los trovadores hacían hincapié en lo malo que era y en sus extravagantes ropajes, pero nunca en su apariencia, mucho menos en su nombre.

Y eso era bien comprendido, ninguna de esas historias contadas era cierta.

Claro que el príncipe Shouto y la princesa Toru iban a casarse, más sin embargo no era porque la chica hubiera caído a los pies de un "aguerrido caballero" que fue en su rescate, todo lo contrario, seguramente nunca en la vida se habían visto y se casarían por asuntos políticos. Y él claro que era un domador de dragones, pero solo era eso, nunca en su vida había sido un "temible secuestrador de felicidad", tan solo era un recurso utilizado por los trovadores para engrandecer las nulas proezas de los caballeros a veces inventados. Esa era la realidad, pero vamos el colorido cuento de hadas con un final feliz siempre era más llamativo que un simple informe de los asuntos de la vida. Hacían que la gente se sintiera más segura y que los niños inocentes soñaran con ser guerreros de tal porte, él en algún momento también soñó con ello.

― ¡Atiéndanme maldita sea!― gritó alterado el rubio mientras golpeaba el mostrador de aquel lugar, pronto una chica de largo cabello y ojos grandes se apareció para atenderlo ―. Tsuyu ¡Llevo demasiado tiempo esperando! ¡Vas a perder a tu mejor cliente, idiota!

Detrás del cuento de hadasWhere stories live. Discover now