Capítulo 13

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- eres preciosa – le digo sin dejar de mirarla fijamente. Tomo entre mis manos su cara y la acerco a mí. La beso suavemente, ella responde de igual manera. De nuevo nos separamos, toco ligeramente su cabellera rojiza, tan delicada, con un olor a rosas que me envuelve. Ella pasa sus dedos por mis labios y se moja los suyos demostrándome que esta excitada por nuestra situación

- follame – nos vemos envueltas en nuestros besos y caricias desenfadadas. Este es nuestro momento, nos demandamos brutalmente, no existe momento para la espera.

Nos acercamos al escritorio de Juan, esquivando los obstáculos que se encuentran en la oficina. Se sienta al borde del mismo, con las piernas levemente abiertas. Sube sensualmente su falda, dejando a la vista su sexo atrapado por su ropa interior, entre tanto con su cara me expresa el afán que tiene de sentirme entre sus piernas. Me saboreo al verla tan atrevida, tan loba rugiendo ante su próxima presa.

La beso sin detenerme, sintiendo su lengua dentro de mi boca, retozando con locura. Se entrega a mi sin dudarlo y yo receptiva la acepto, muriéndome por sentir su piel. Sus hombros desnudos muestras su blanca piel bañada con el rojo de su cabellera que cae como agua de lluvia, mojándola de sensualidad. Sus pechos se esconden entre telas de lencería y algodón, mostrándose voluptuosos, suaves, llenos de erotismo enseñando ese delicioso lunar en su pecho izquierdo que me provoca. Poso mis manos en ellos por encima de su ropa, tocándoles delicadamente, palpando como sus pezones poco a poco se expresan pidiendo guerra. Isabella respira excitada, echando su cabeza hacia atrás con su boca entre abierta, apoyando sus manos en el escritorio, encorvando su espalda, entregándome sus pechos totalmente.

Les desnudo y los admiro embelesada, son perfectos, delicados, suculentos. Observo como sus pezones están elevados, totalmente erizados ante mis caricias anteriores. Los acaricio con la punta de mis dedos, rozándolos dócilmente, poco a poco. Responde fogosamente, apuntándome directamente, pidiéndome que los tome con mi boca y les haga míos. No lo dudo más, los tomo en mis manos, rodeándoles completamente y uniéndoles, entre tanto acerco mi cara a ellos para saborearlos ferozmente.

Me apodero de sus pezones con mis labios, mi lengua hábilmente sale de su escondite, mojada y acalorada, esperando encontrarse con ellos para deleitarse con su sabor. Los engullo con hambre insaciable, disfruto de su textura, de su absoluta dulzura, al tiempo Isabella se retuerce del placer que mi lengua le provoca y esto hace que gima con más potencia, aunque sus gemidos se confunden con la música del lugar.

Entregadas por el placer mutuo que nos provocamos, no notamos la presencia de nuestro amante en común, que nos observa atentos a cada caricia, cada beso, a cada gemido. El disfruta igualmente con nuestro íntimo espectáculo, algo que no puede disimular ya que su polla se expresa con total elevación. Decide no interrumpir nuestro momento, pero si quedarse atento a nuestros juegos, convirtiéndose en un voyeur lleno de perversión.

Cuestión De Lujuria III : IsabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora