Debería Odiarte

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Para todas aquellas personas que estuvieron acosandome para que la volviera a publicar. Aquí esta...


PRIMERO QUE TODO:

-Hola
-Esto es un one shot Davicely, no una historia como tal.
-NO es apto para menores de edad, no me hago responsable. Este corto contiene escenas que pueden herir su sencibilidad.
-Disfruten...

Debería ordiarte:

Veo sus ojos cafés, ahora oscuros y dilatados mirarme con intensidad. Su mano derecha se posiciona sobre mi cuello, su pulgar hace circulos sobre mi garganta y trago en seco.

-Debería odiarte -murmura y hace una leve presión sobre mi cuello para hacerme sentir que él tiene el control. Sonrió de medio lado y lamo mi labio inferior. Lo veo tragar en seco y haciendo presión sobre la parte trasera de mi cuello me obliga a acercarme hasta él para besarme, presiona sus labios con los míos y su lengua se abre paso en mi interior, gimo por la sospresiva invación y él me mantiene firme, rompe con el beso y tira de mi labio inferior, nuestras respiraciones agitadas entre mezclandose. Miro sus ojos brillosos y suelto una leve risilla.

-Pero no puedes... -murmuro y me inclino sobre él para dejar pequeños besos sobre su cuello, saco la lengua y dejo una pequeña lamida en su piel caliente, lo siento temblar y me acerco hasta el lobulo de su oreja donde lo atrapo con mis dientes y tiro de él. David dejo escapar un leve gruñido y me aleje de sus brazos para volver a mirarlo, enarque una ceja con diversión y mordí mi labio inferior. -O más bien a tu amiguito le encanta contradecirte y hacerte pecar. -moví mis ojos deseosos por todo su cuerpo hasta detenerlo sobre su miembro erecto fuera de sus pantalones, deslizo mis dedos desde su pecho desnudo, sus caderas, hasta llegar a el y lo volví a tomar entre mis dedos como lo había hecho minutos antes. David retuvo el aire y sostuvo con fuerza mi mano, la separo y me miro con los ojos llenos de frustracción, enarque una ceja.

-Te encanta jugar conmigo. -gruño y tirando de mi brazo me obligo a voltearme hasta quedar de espaldas hacía él, me presiono contra el lava manos del pequeño y alejado baño y reí con diversión. Al mismo tiempo que lo sentía levantar mi larga falda y enrollarla sobre mis caderas. Abrí la boca para quejarme.

-Ni se te ocurra quejarte. -murmuró y resople rodando los ojos.

-Amo esa falda. -me queje, pero mi única respuesta fue sentir sus manos separando mis piernas y haciendo a un lado mi ropa interior.

-No es mi problema. -rode lo ojos ojos, un segundo antes de sentir como su miembro se abría paso en mi interior. Retuve el aire y aprete con fuerza mis manos sobre el frío marmol intentando encontrar un poco de estabalidad ante tantas sensaciones. David se detuvo y con su mano libre acaricio mi espalda. Su cuerpo dominando el mío. -Tienes razón, no puedo odiarte, aunque debería... -murmuro y rodo sus caderas alcanzando más profundidad, gemí y cerre con fuerza mis ojos. -¿Qué pasa? La señora odia no tener el control. -comentó con burla y me mordí la lengua para evitar insultarlo. David volvió a reír e inclinandose sobre mi dejo un leve beso sobre mi mejilla y continuo bombeando en mi interior.

Con un gruñido se separo de mi y tomandome por las caderas me volvío a dar la vuelta hasta quedar frente a él, sentí los pliegues de mi estrujada falda deslizarse por mis piernas hasta quedar nuevamente en su lugar y sin darme tiempo siquiera a respirar David se inclinó sobre mi y colocando ambas manos sobre mis mejillas se apodero con fiereza de mis labios, me besaba como si estuviera habriento por mi sabor.

Su olor se filtro por mis fosas nasales y coloque ambas manos sobre su pecho, sus manos recorrieron mi espalda hasta detenerse sobre mis caderas, suspiro cerca de mis labios y me deje llevar.

El corazón latiendome con fuerza en el pecho. ¡Como lo deseo! Y estas ansias que no desaparecen ni por un segundo. Rompí con nuestro beso y empujandolo con mis manos, lo mire a los ojos. Esos ojos llenos de deseo, frustracción, enojo, miedo y dolor consigo mismo que tanto me abrumaban.

Negando con la cabeza, para apartar el hilo de pensamientos que a mi mente llegaban, me volví a acercar hasta él y lo abrace, sintiendo un extraño y desesperado alivio al estar entre sus brazos.

-Por lo menos hoy deja a un lado tu odio. -murmure sobre su oido y lo sentí estremecerce. De un segundo a otro me ví presionada contra la pesada puerta. El brazo que tenía sobre mi cintura se deslizó hacía abajo y se movió entre mi falda en busca de mi ropa interior la cual hizo a un lado. Me estremecí de deseo, deje caer los brazos y me debilite frente a él. A la vez que lo sentía dejar un beso sobre mi clavicula para luego ponerse de rodillas frente a mi. Hurgo con su cabeza y sus manos entre mi falda hasta llegar a mi humeda intimidad y lo beso. Ahogue un grito y trate de retroceder, pero la puerta a mis espaldas me lo impidió. El volvió a jugar en mi zona intima, lamiendo, chupando y besando a su gusto. Cerre los ojos con fuerza y el calor se extendió por mi sangre recorriendo todo mi cuerpo.

-Deberías odiarme... -dije entre dientes, sintiendo como mi cuerpo comenzaba a sacudirse al tiempo tal que alcanzaba el climax total. Mi cuerpo se tenso y luego me libere con un fuerte estallido de placer. La respiración se me corto de golpe y las manos de David me sostuvieron con fuerza a la vez que mis piernas debiles ya no podían sostenerme. Aún con los ojos cerrados lo sentí ponerse de pie, me levanto del suelo y me aprisiono contra la puerta. Coloque ambas manos sobre su cuello y enrrede las piernas sobre sus caderas.

Solte un gemido cuando entro en mi y con una mano alrededor de mi cintura y otra sobre la puerta David comenzó a bombear en mi interior. De mi salió un gemido tembloroso que pude jurar que si después de aquí tuviera que cantar no podría hacerlo. Jugue su cabello y su cabeza cayo sobre mi cuello, mientras pronunciaba mi nombre entre jadeos, curvando su cadera hasta hacerme perder por completo el control. Me aprete contra él y separandose de mi, me miro a los ojos y sus ojos café oscuro por el deseo sexual se nublaron.

-Pero no puedo odiarte... -completo mi a frase anterior al tiempo tal que un estremecimiento convulsivo sacudió su cuerpo y un gruñido se escapaba de su garganta. Se corrio dentro de mi y segundos después yo también lo alcance.

*****

Veo a David atravez del espejo, mientras retoco mi maquillaje y lo veo acomodarse la ropa con exito. Resoplo y guardando todo dentro de mi bolso, me inclinó y con mis manos acarició la tela de mi falda hasta dejarla lo más plana posible.

-Creo que debo salir primero para evitar sospechas. -me dice y de nuevo regresamos a la etapa donde lo noto incomodo y nervioso. Por lo que sé que ya ha comenzado a arrepentirse. Asiento volteando a verlo y con algunos pasos temblorosos él se acerca hasta mi y besa castamente mis labios y luego la punta de mi nariz, no puedo evitar prensar una sonrisa ante ese acto y le guiño un ojo. El niega debilmente con la cabeza y dandose la media vuelta camina hasta la puerta y la abre, mira que no venga nadie y sale. Veo la puerta cerrarse a sus espaldas y regresando la vista hasta el espejo, observo mis mejillas sonrojadas y mis ojos brillosos de satisfación; y sonrió a la vez que paso los dedos por última vez por mi cabello antes de darme la media vuelta y salir yo también.

Al llegar al exterior me encuentro con el alboroto de gente y a David unos pasos de distancia lejos de mi, le paso por el lado y sin voltear al verlo, ni él a mi, comienzo a saludar a algunos de los presesentes. Mientras hacemos de cuentas de que nada de lo sucedido allá dentro paso en realidad.

Debería odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora