"Antes" Al salir del rancho, como un abanico, se abría el patio de juegos, que se extendía hasta los pies de la Cordillera, y aun más arriba. Repleto de posibilidades. Desafiante. Invitando a los músculos y la imaginación a ejercer su capacidad de dominio. Nuestro poder.
(En el fundo Velasquino donde sembraba yo chacras
había buenos caminos, se daban muy bien las papas.
Esto era en San Vicente, de apellido Tagua Tagua
nuestra casa daba frente al camino Las Pataguas.)(62)
Estaba, por encima de todo, el cerro. Los faldeos y las lomas.(En los primeros meses de invierno, cuando salen los pastos verdes en los cerros con las primeras lluvias, y los cerros se ponen resbalosos con la humedad y el pasto verde, Carmelo, en compañía de otros chiquillos amigos, inventaron un nuevo deporte, que consistía en resbalarse cerro abajo sentado en un palo. Carmelo iba al cerro a cortar un palo a propósito, como de 50 centimerros de diámetro y de unos 60 de largo y que tuviera un gancho, que le sirviera como cabeza de caballo para de ahí tomarlo con las dos manos y guiarlo cerro abajo... A este aparato raro él le daba el nombre de "caballo"... se lo echaba al hombro y se iba cerro arriba en busca del punto que habían elegido para deslizarse. Este punto era una lomita de cerro que no tuviera piedras y estuviera parejita y bastante pendiente y con bastante pasto... Se sentaba en su caballo, abría las piernas para que le sirvieran como alas para equilibrarse, y se lanzaba cerro abajo, como una exalación, en un trecho como de 50 metros. Con el uso que ellos le daban al pasto, este se ponía como jabón de refaloso. A esos refalones él los llamaba "canchas".)(63)
Y no había necesidad de jugar clavado siempre en un mismo lugar. "Canchas" había por todas partes, donde uno quisiera. Donde uno las hiciera.
(También tenía otra cancha en el cerro también, pero ésta era para el verano, y estaba ubicada en otro sitio que se llamaba Las Heritas. Se llamaba así porque en el verano muchos chacareros sacaban sus chacras para trillarías ahí, porque era un terreno muy duro y parejito. Junto a estas heritas se eleva un cerro pelado, sin árboles ni piedras. Carmelo y sus amigos escogieron una parte más lisa del cerro para hacer una cancha para jugar a la chueca (un juego araucano).Este juego lo ejecutavan en la falda del cerro, y para esto hacían bolas de madera como de 20 centímetros de diámetro y se arreglaban un palo como de un metro de largo con una punta un poco arqueada. A este palo le daban el nombre de chueca, y con esta chueca le pegaban a la bola lo más fuerte que podían, lansandola cerro arriba, y para esto nombraban a un juez, que ponían allá arriba, el cual les indicaba el punto al que llegaba cada uno.)(64)
Si los cerros y lomas daban para infinitas combinaciones, no daban para menos los canales de riego y los esteros.
(Por el frente de nuestra casa, como a 50 metros, pasaba un estero, que aumentava tanto su caudal de agua, que parecía un mar, daba miedo mirarlo. Arrasaba con todo lo que encontrava a su paso, derribaba barrancos de tierra, arrancaba árboles y se los llevaba dándolos vueltas: ya asomaban los cogollos, ya las ramas, ya las raíces sobre el agua, y se ensanchaba tanto en invierno que llegava como a 10 metros de nuestra casa, que por suerte estaba edificada en terreno más alto. Por la horilla de este estero tan temible y feros, era el sitio que le gustaba a mi hermano Carmelo para jugar y entretenerse en los días de lluvia. Se iba a escondidas de mi madre... se ponía un sombrerito de lana que tenía, de la copa agusadita para arriba. ... Un día arreó una banda de patos que eran de mi madre, y los hiso meterse a las correntosas aguas y él gosaba viendo a los patos... suviendo y bajando... Otro día hiso meterse al agua a unos potrillos que encontró por ahí cerca y contada después que los potrillos llegaban a pelar los dientes batallando con la corriente que los tumbaba, que casi se ahogaron, pero él gozaba con el espectáculo... Eso sí que se mojaba como sopa con la lluvia, pero eso no le importaba a él. Las chiquillas contaban que sólo le veían la puntita del bonetito, que pasaba saltando cuando él pasaba corriendo de un lado a otro por el frente de la casa.)(65)