IV

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Han pasado unas semanas desde que esta historia no es contada, en cuanto a su salida, cierto mechón rojo, se repetía a sí mismo una y otra vez que no fue una cita, por lo tanto, luego de eso las vidas de ambos podían continuar normalmente....

¿No?

6:00am en el estudio de 31 minutos, gran parte del personal se hallaba en las oficinas mientras que Juanín, se encontraba arreglando el estudio antes de comenzar la programación matutina.

---Ah, señor Abelardo, ese contenedor con ácido va en la bodega de atrás, no, esos papeles páselos a Benjamín. ---Su nuevo empleo hacía que se ocupara fácilmente, además del trabajo extra que el conductor lo obligaba a hacer disfrazándolos como "favores".

Pasaba la hora, la tarde se hacía monótona y el pequeño Juanín, se hallaba revisando unos papeles para más tarde, estaba muy concentrado. En eso entra Bodoque, que se acercó un poco y quedó tras suya.

---¿Oye tienes tiempo?

---¡Ah! ---A la madre los papeles, Bodoque llegó.

---Ya va a ser hora de almorzar ¿Quieres ir al casino? ---Esperó a que recuperara el aire. ---Yo invito...

---¿Ah? oye, no, siempre invitas tú, guarda lo tuyo para otra ocasión, esta vez déjame gastar mi dinero...Estoy recién pagado.

---...---Pero Bodoque no prestó atención a lo último, pensaba gastar el dinero del almuerzo en una apuesta pendiente con el conserje.

---¿Me escuchaste?

---Ah, si como quieras...

Bodoque se retiró, la mañana era agradable, a pesar de ser una ciudad donde lo bonito no era una palabra que encajara mucho, era así para Juanín, los pájaros cantaban/tosían, el sol y las nubes hacían un hermoso/horrible ying-yang que adornaba el cielo de una manera simplemente sublime/asquerosa, Juanín siempre había visto todo color de rosas.

Los minutos pasaban y los empleados llegaban, Juanín indicaba puestos y arreglaba los contenidos del día, a lo que llegó otro mono tiñoso para molestar, era Tulio quien se acercó para preguntar algo que el albino no estaba preparado para responder.

---¡Juanín! ¿Planchaste mis corbatas?

---Si, Bodoque te dije que si iría...

---¿Qué?

---¿Ah? ¡Ah!, perdón Tulio ¿Qué decías?

---Te pregunté si planchaste mis corbatas, el viernes te las dejé todas.

---Ah, sí, te las dejé en una caja en tu oficina, apresúrate que ya vamos a empezar.

Y el conductor fue hacia la aventura, la búsqueda de las corbatas planchadas.

Los segundos se transformaban en minutos y en un atraso del programa que ya había empezado. Tulio no regresaba, y mientras todos lo esperaban, a Juanín se le ocurrió ir en su búsqueda.

Apenas llegó a la oficina, unos sonidos bruscos se oían tras el escritorio, un revuelco de cajas y corbatas regadas en el piso, otras sobre el fierro de las cortinas y otras siendo arrojadas misteriosamente por los aires. Hasta que alguien decidió aparecer de su escondite.

---¡Este es el fin de mi carrera! ---Lloriqueaba y se lamentaba posando el dorso de la mano en la frente.

---¡¿Tulio qué ocurre?!

---Corbatas Juanín, Corbatas...

---¿Corbatas?

---¡No encuentro ninguna corbata que combine con mi saco! ---Y seguía con el llanterío lastimoso.

Just One Minute | Bodoque y Juanín | 31 Minutos [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora