Única parte

423 62 54
                                    


Leo estaba harto, en serio que lo estaba. No había día que no pasara desapercibido el mismo tema y él, ya había llegado a su límite. Al principio, como cualquier persona pacifista lo había tomado con humor, pero después de ser el hazme reír por una semana de parte de todos sus compañeros, el chistecito ya lo había sacado de sus casillas.

Pero tenía que mantener la compostura, era un hombre adulto que sabía lo que quería y aunque a veces esa actitud pasiva era más una máscara que otra cosa, no podía darse el lujo de explotar sin más. Si todos los demás a su alrededor querían hacer mofa de ello pues bien, pero ya no dejaría que su propio novio les diera más armas con que atacarlo.

Prácticamente nadie lo respetaba en el grupo, y eso a pesar de ser uno de los mayores. El que actualmente dejara que lo utilizaran como si fuera más un títere, era porque no le gustaba meterse en problemas, y porque no era alguien tan malo al fin de cuentas como para andar golpeando a todos, solo porque pensaban que era demasiado blando.




* * *




Apenas llevaban cerca de una hora en la dichosa fiesta y Leo ya quería irse. El que las miradas indiscretas se posaran en él, acompañadas de risas y unos cuando cuchicheos, definitivamente no eran de su agrado.

Otorgándole una de sus miradas de "¿En serio vas a seguir con eso?" acompañada de "más tarde me la pagas y luego no te quejes", fue como miró con seriedad a Ravi, quien por cierto había dejado de reír abruptamente en cuando lo vio. Si tenía algo de respeto por su vida, más le valía cerrar la boca y cambiar de tema fingiendo que todo estaba bien.

Unas horas más tarde, cuando los aperitivos tuvieron una gran baja desde la zona en donde se encontraba Leo, y la gran mayoría de los presentes ya tenían varias copas de más circulando en su sangre; Leo se levantó para estirar un poco las piernas, caminó hasta la cocina para ver si encontraba algo de comer — para esas alturas se moría de hambre —, pero al no encontrar nada que lo satisficiera además de una gran cantidad de botellas de alcohol. Lavó sus manos en el fregadero de la tarja y tomó su celular para poder enviar un corto mensaje.

«No llegues tarde».

Era todo lo que pudo leer Ravi, antes de darse cuenta siquiera que su flamante novio ya había desaparecido del lugar. Comenzando a sentir cierto pesar en el pecho, se despidió de sus amigos y salió en busca de Leo. Conociéndolo como lo hacía, sabía que hasta mucho había tardado en aquel lugar.


Al salir de la fiesta y entrar al elevador una sonrisa se formó en sus labios, recordó aquella primera vez en la que sus labios habían tocado los de Leo, precisamente había ocurrido en una habitación metálica como en la que ahora se encontraba. Ese día, había sido uno de los más felices de toda su vida.


Ambos se encontraban nerviosos, habían salido como amigos durante un tiempo hasta que el constante coqueteo los hizo darse cuenta que ya no podían verse como simples amigos. Acababan de salir de un restaurante súper exclusivo, tanto que incluso habían esperado cerca de un mes para poder encontrar una reserva abierta. Y el que el lugar estuviera en un veinteavo piso, les daba en definitiva un plus especial por la hermosa vista que se podía observar desde ese lugar. La comida había sido todo y más de lo esperado, pero cuando el momento de partir había llegado y ellos habían quedado completamente solos en ese pequeño espacio, ninguno de los dos perdió tiempo en encontrar la boca del otro, saboreando al mismo tiempo el delicioso sabor del helado que habían pedido como postre.

Bon Appétit [WonTaek]Where stories live. Discover now