Parte Única.

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 Samuel caminaba emocionado hacia la casa de su novio, con un ramo de peonias en una de sus manos y su corazón en la otra.

 Ese día cumplían un año de noviazgo oficial; porque, sí, Samuel había tardado su buen tiempo en proponerle al mayor que formalizaran la relación que tenían entre sí, organizando un día perfecto para la ocasión hace ya doce meses atrás.

 Pero esa no es la historia.

 El de cabello púrpura llegó frente a la puerta del hogar de Daehwi, sintiéndose más nervioso que hace algunos segundos.

 Miró a su alrededor, buscando alguna señal de que debía abortar la misión y salir corriendo como tanto quería. Quizá, ayudar a la amargada viejita que vivía en la esquina de la cuadra a cruzar la calle sería la excusa perfecta para volver sobre sus pasos, ¿no es así?

 Pero antes de que pudiera plantearse si quiera un mejor plan, la puerta frente a él se abrió de par en par, mostrando del otro lado a un perfectamente arreglado Daehwi con su labio inferior formando un pequeño puchero.

  

— Llevo esperando mil años a que toques la maldita puerta, Samuel.— Lo recibió con cariño su novio.— Pasa.— Ordenó antes de perderse dentro del hogar.

  

 Al alto no le faltó una segunda orden, obedeciendo en tan solo segundos y cerrando la puerta tras de sí.

 Se dirigió a la cocina del recinto con confianza, buscando un florero entre los estantes para poner las peonias, siendo sorprendido por su novio al momento que colocaba éstas en agua fresca.

  

— ¡Amor!— Chilló el rubio, con una gran sonrisa adornando su rostro.

  

 Samuel sonrió triunfal ante aquella reacción, atrapando al mayor entre sus brazos cuando éste se lanzó a besarlo con cariño.

  

— Feliz aniversario, bebé.— Murmuró el de cabello púrpura, una vez se hubieron separado. 

— Feliz aniversario, mi amor.— Contestó Daehwi, sin borrar la brillante sonrisa.— ¿Nos vamos?— Cuestionó, inmóvil entre los brazos que rodeaban su cuerpo.

  

 Recibió un ligero asentimiento por parte del alto, recién disolviendo la cercanía luego de otro beso.

 Salieron del hogar tomados de las manos, sonriendo bobamente ante sus incomprensibles nervios. Preguntándose por qué se encontraban tan avergonzados, si conocían cada rincón del otro perfectamente y habían vivido ya tantas cosas. No había respuesta, pero se sentían como en una primera cita en vez de una salida de aniversario.

 Entablaron una charla poco después, hablando de cualquier tema trivial que se les pasara por la mente. ¿De qué podían hablar? Si se habían pasado la noche anterior conversando por teléfono hasta altas horas de la noche.

 Luego de varios minutos, llegaron a la zona céntrica de la ciudad, rodeados de lugares de comida rápida y tiendas de todo tipo.

 Pararon frente a una heladería bastante colorida, de esas que te hacen frenar a observar el brillo y ánimo del lugar, adentrándose sin dudarlo luego de la aprobación del mayor, teniendo que esperar diez eternos minutos en una fila que parecía no avanzar. 

 Cuando por fin se encontraron frente a la caja, pidieron rápidamente el tipo de cono que deseaban y demás adiciones, tomando el tícket y dejando lugar a los demás clientes en cuestion de minutos.

  

— Al final, no era gente indecisa frente a nosotros, si no una cajera con un ataque de menopausia.— Se quejó en voz baja el rubio, mirando de reojo a la cincuentona con cara de pocos amigos que atendía la caja, notando luego de eso la ironía de que su uniforme fuera tan colorido y ella tan amargada.

  

 El alto rió ante la ocurrencia de su novio, dándole la razón con un leve movimiento de cabeza posteriormente.

 Pidieron su tentempié y dejaron el local, decidiendo caminar hasta un parque cercano que, según Samuel, estaría más tranquilo que aquel bullicioso comercio. 

 Contrario a equivocarse, llegaron al lugar rápidamente y se encontraron con muy poca gente, a pesar de que fueran vacaciones y el día estuviera a favor de la salida, por lo que caminaron hasta un lugar apartado entre los árboles, donde se sentaron a disfrutar una amena charla mientras tomaban sus helados.

 De vez en cuando, se daban a probar mutuamente de los diferentes gustos que habían elegido, provocando miradas enternecidas entre las personas que pasaban cerca y los veían, como también miradas de desaprobación por parte de otros.

 Pero a ninguno les molestó, ellos se mantenían dentro de su melosa burbuja, disfrutando del otro entre risas y pequeños besos.

 Los helados desaparecieron en cuestión de minutos, dejando un pequeño rastro en la comisura de los labios de Daehwi. Samuel, al percatarse de ésto, se acercó con una sonrisa al rostro confundido de su novio, lamiendo lentamente la mancha con sabor a frutilla.

— S-Samu...— Murmuró el rubio, desviando la mirada al momento que sus mejilas se teñían de un ligero tono carmesí.

  

 El alto no dijo nada y cortó la distancia, uniendo sus labios con los ajenos en un tierno roce, casi inocente, siendo correspondido al instante.

 Al separarse, luego de cortos segundos, se miraron con ojos llenos de ilusión.

  

— Gracias por este hermoso año a mi lado, bebé.— Se sinceró el de cabello púrpura, con mejillas sonrojadas y su corazón palpitando fuerte contra su pecho, provocando que una brillante sonrisa adornara el rostro de su novio.

— No hay otra persona en el mundo con la que quisiera estar más que contigo.— Murmuró antes de rodear el cuello ajeno y fundirse en un nuevo beso. 

  

  🌸 

BUENO, ¿QUÉ LES PARECIÓ?

Esta cosita cortita y llena de amor va para una de mis personas favoritas en el mundo~

Dani, espero que hayas tenido un feliz cumpleaños y que hayas comido mucha torta, si no, te hago una cuando te vea(?)

Espero que disfrutes este dabble. Porque, sí, es tan cortito que es un drabble jÁ y me costó escribirlo porque es super tierno y fluff y yo no suelo escribir eso, vos sabes, alto porno te hubiera hecho, pero quería hacer algo tan tierno y lleno de amor como vos.

Dae(hoes) Squad te AMA y no sería lo mismo sin vos, bebita hermosa♡

Bai♡

Sweet ✧ {SamHwi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora