Capítulo 19: El encanto de una hada

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Carlos y Jane paseaban por los corredores de la Preparatoria de Auradon, agarrados de las manos. Carlos tenía un periodo libre después de su siguiente clase. —¿Cuál es tu siguiente clase? —pregunto él a Jane.

—Historia Real de Auradon —contestó Jane, se veía tan dulce con su vestido azul claro y un lazo rosa en su larga cabellera.

—Yo también tengo esa clase, después de este período —Carlos parecía emocionado.

Jane sonrió, la dulce sonrisa de Jane hizo que Carlos se sintiera perdido entre sus ojos azules, tan azules como un cielo, que era lo que sentía Carlos cuando estaba con Jane.

—¿Te preparaste el examen? —preguntó Jane, mientras se sentaban los dos en uno de las mesas de la escuela. El bosque alrededor era verde y cálido, con aire fresco y enorme árboles que daban buena sombra.

—Sí, ¿y tú has estado bien con lo de tu equipo de porristas? ¿Audrey ya no es tan mandona? —preguntó Carlos.

—Decir que Audrey no es mandona es como decir que a ella no le guste el rosa y el turquesa —Jane rió.

Carlos sonrió. —Jane, disculpa mi pregunta. ¿Qué fue lo que vistes en mi para convertirte en mi novia? —preguntó el un tanto nervioso. Sabía que Jane había aceptado ser su novia, pero aun sentía esa pequeña duda.

Jane suspiró, sabía lo inseguro que a veces podía ser su novio. Le dio una ligera sonrisa. —Carlos, no seas tonto, la pregunta es, ¿qué fue lo que no vi en ti para hacerme tu novia? Eres valiente, tienes el corazón de un héroe, eres inteligente, y además eres lindo —Jane le dio un guiño.

Carlos sintió sus mejillas sonrojándose. Nadie en su vida le había dicho palabras tan dulces. Ni siquiera su madre.

—Sé que no conociste el amor en la Isla, pero prometo que mientras yo viva te haré conocer el amor —Jane acarició la barbilla de Carlos.

—Gracias, Jane. No sé qué decir —Carlos acarició su mejilla.

—No digas nada, solo déjate amar, De Vil —Jane sonrió.

—Me gustaría darte algo especial, Jane. En el Baile en Honor a los Héroes de Auradon, quiero darte algo. Algo que probablemente no ten han dado —Carlos parecía emocionado.

—Tienes que decirme —Jane parecía emocionada.

—No lo haré, tendrás que esperar.

—Eres muy malo, dímelo.

—Soy hijo de Cruella De Vil, soy tan malo que te dejare con la intriga —Carlos rió como un villano, pero más al estilo gracioso.

—Está bien niño villano —Jane rio, Carlos adoraba su risa.

Amboschicos al notar la hora se fueron a clases, cuando Jane miró a Carlos tanconcentrado en lo explicaba el profesor no pudo dejar notar lo dulce que seveía al fijar su mirada en la pizarra y anotar en su cuaderno.

La Descendencia de la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora