Xris, 17 años.
Hace tres años estaba comenzando el noveno año de estudios básicos. En ese tiempo, me consideraba una persona ejemplar. La hija, hermana, amiga y alumna perfecta, pues la escuela no era un reto para mi, solo era una sencilla parte de mi vida cotidiana. Nunca supe lo que quería, en ningún momento me detuve a pensar en mi futuro ó a lo que quería dedicar el resto de mi vida. Cuando era pequeña, tenía la idea de abrir mi propio negocio de helados, sin embargo, cuando crecí me dí cuenta de que no era una gran idea.
Mis días de estudios básicos tenían una rutina, protagonizada por una chica que creía en encontrar al amor de su vida, casarse a los 26 y tener dos hijos, trabajar para ellos encerrada en una oficina, esperar la mensualidad y gastarla en el sustento del departamento. Así de aburrida era mi vida en ese entonces. En verdad, nunca se me ocurrió abrir mi mente más allá del horizonte.