Caminando sin rumbo

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Caminando por las calles solitarias sin rumbo, como alma en pena. La oscuridad de la noche asechaba, mientras cada edificio a lo lejos se escuchaba crujir. No entendía lo que ocurrió, ni porqué caminaba, solo podía oír, los lamentos de las personas, el goteo de la sangre correr, el olor de la carne putrefacta que emanaba entre las toneladas de concretos destruidas.

Seguía sin entender lo sucedido. Las personas corrían desesperados en busca de algo, no entendía. Me acerqué a una mujer que lloraba al pie de un edificio destruido, le pregunté: ¿Qué sucede? Pero ella me ignoró. Hice lo mismo con un hombre y tampoco respondió, el mismo ejercicio hice con cada hombre, mujer y niño a la vista, sin embargo, nadie me contestó.

En mi desesperado camino en la búsqueda de mi respuesta, vi a una mujer que lloraba desconsolada mientras caminaba, me parecía conocida y así que la seguí. Se detuvo ante una pila de escombros, la miré por horas, no me percaté que ya habían hombres trabajando encima del edificio destruido. Al cabo de un rato, un hombre gritó: ¡Encontramos una persona! La señora no lo pensó y corrió hasta donde estaba aquel hombre. Me demoré en seguirla, cuando llegué junto a ella, se encontraba pálida y asustada. Pude ver lo que miraba, era yo, estaba blanca y sin vida, con sangre seca, que en algún momento corrió por parte de mi rostro, mientras un fierro ensangrentado salía de mi pecho. Así pude comprender porque caminaba, porqué no recordaba nada, porqué no entendía nada, era un alma en pena.


*Cuento ficcional basado en el terremoto de 16 de abril del 2016, que azotó las costas ecuatorianas.  

Caminando sin rumboWhere stories live. Discover now