9. Enemistades

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Capítulo 9: Enemistades.

Hogwarts era un castillo enorme, con capacidad para albergar a un poco más de 1000 estudiantes; sin contar el cuerpo estudiantil de profesores, conserjes, cocineros, fantasmas y más...

Y cada año, por lo que le habían comentado sus amigos de Ravenclaw, todos esos estudiantes tenían el derecho de hacerte una broma sin razón alguna por todo un día. Le recordaba al "Día de los inocentes".

Una gran mayoría prefería no hacer nada o hacer bromas pequeñas entre sus amigos más cercanos. Otros usaban esto como método de venganza (la primera broma que había visto Maggie fue una así de parte de una chica a otra, dejándola calva y con unos enormes dientes de castor).

Y la otra parte, la mínima, usaban este día como solo una razón para divertirse. Por los pasillos la gente murmuraba de quienes debían cuidarse, los Gemelos Weasley encabezaban la lista.

— ¿Le harás una broma a alguien, Maggie? —le preguntó Kian sin mirarla, su concentración puesta en la tarea de Maggie.

Él la estaba ayudando con su tarea de Encantamientos, y sus otros cuatro amigos (Robbie, Sam, Maia y Lyla) les hacían compañía mientras leían diferentes libros. En un día como ese, la biblioteca era el único lugar donde no te harían una broma.

— ¡Claro que no! Aunque se me ocurre a alguien al que sí me gustaría hacerle...

Sam levantó su cabeza del libro, mirándola con una sonrisa burlona.

— ¿Ese alguien son dos zanahorias siamesas que justo en este momento están saliendo de la Sección Prohibida con muchos artículos de bromas?

Y cuando Maggie volteó a ver, efectivamente George y Fred estaban saliendo de allí, cargados con municiones. Al final no habían mentido del todo...

— Oye, tienes que corregir esta parte —Kian le señaló el párrafo a corregir—. Tengo un libro que te podría servir, si quieres vamos a buscarlo ahora.

Maggie asintió, sonriendo.

— Claro.

Maia y Lyla la interceptaron antes de que ambos chicos salieran de la biblioteca.

— El fin de semana que viene haremos una pijamada en nuestro cuarto, puede venir tu amiga Yaxley también —le dijo Lyla, pasando su brazo sobre su hombro en un abrazo.

— No te preocupes por como van a entrar, nosotras nos ocupamos —Maia le guiñó un ojo, volviéndose a sentar junto a Lyla.

Antes de salir Maggie llegó a escuchar a Robbie quejándose de que nunca lo incluían en esas cosas.

Kian la guió por los pasillos de Hogwarts, caminaban con tranquilidad puesto que era muy temprano y casi nadie se levantaba a esas horas un fin de semana, por lo que no corrían riesgos de ser atacados con una broma.

Sinceramente, Kian era con el que más había congeniado de los cinco Ravenclaws, a pesar de ser bastante egocéntrico era muchísimo más maduro que los demás y algo en él la hacía sentir segura y en calma.

— Oye, ¿Qué dijo tu papá al enterarse de que debía castigarte? —le preguntó el chico.

Les había contado su salida nocturna con Artemisa (solo que salieron a merodear) y que Dumbledore había dicho que el jefe de su casa, en este caso su padre, debería darle el castigo adecuado.

Apenas puso un pie en la Sala Común su padre ya estaba esperándola, no terminó muy bien.

— Me castigó con limpiar los invernaderos mañana junto con Artemisa y los Weasley y también nos quitó 50 puntos a nuestra casa —hizo una mueca—. Y Aunque no lo creas, fue misericordioso.

Las Crónicas de Maggie Snape I: Visiones (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora