Pupa [EN EDICIÓN]

CapÍtulo II: Dead souls among black flesh.

"Rueguen al Diablo y a su más alto dignatario; acojan esta suerte de blasfemia como se acoge un mal, una pandemia. Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte"

La muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo y, para muchos, un favor.
¿Cuál es el punto de todo esto? Sólo uno: la extinción de las especies.
¿Cómo empezó? Por el egoísmo de una persona.
¿Cuándo terminará? Cuando la sangre de los justos corra porque es necesario.
¿Cómo se puede detener? Sólo hay una forma: morir.
¿Hay cura? No la hay.

—Dame un momento, ¿да? —susurró para parar la llamada. Rusia terminó alejándose de la algarabía que hacían los demás, moviendo la cortina para así observar por la ventana. Al parecer, los oficiales rodearon el perímetro. 

«¿Lo que dice Dinamarca es cierto?... Pobre niño, si ataca a alguien como él también estamos en peligro» pensó mientras dejaba de mirar para seguir con su llamada, pues los conflictos de otros no estaban en el vocablo del ruso.

Prusia intentó acercarse a su hermano, al mismo tiempo que éste trataba de pensar en lo que harían en esta situación, pero sus pensamientos fueron interrumpidos rápidamente por una voz desesperada.

—¿Qué? —Inglaterra parpadeó mientras se limpiaba las lágrimas—. E-Es una broma, no es gracioso, estamos en alerta roja y tú... ¿¡Y TÚ VIENES CON TUS BROMAS!?

Los demás dirigieron su mirada al danés, que ya estaba en el suelo. Nadie se atrevió a hablar.

—Inglaterra, cálmate, ¿sí? —Estados Unidos intentó  acercarse, pero el rubio inglés se alejó.

—Esto no es un lugar para perder el tiempo —determinó él—. Mi pueblo, mi gente, mi país, ¡TODOS ESTÁN MURIENDO! ¡Y, TÚ!... ¿¡LO ÚNICO QUE PUEDES HACER ES VENIR A DECIR TONTERÍA Y MEDIA!? —se llevó la mano a la cabeza. No podía contener sus lágrimas, Inglaterra estaba devastado, demasiado, casi igual de roto como jamás lo habían visto. Bajo la atenta mirada de las demás naciones.

—¡OJALÁ FUERA UNA MALDITA BROMA, COMO TODO LO DEMÁS! —El gran Dinamarca terminó por explotar y levantarse violentamente del suelo, las lágrimas también caían de su rostro—¡ESTÁ MURIENDO, TODO POR ESA MALDITA COSA!

Las naciones escucharon estupefactos las palabras del país nórdico. Un virus estaba acabando al mundo y, no sólo eso, sino también a los mismísimos países, países que habían sobrevivido intactos a diferentes pestes a lo largo de los años, ahora, estaban cayendo. Uno por uno.
Muchos decían que una plaga era como un ser humano con facultades. Los científicos decían que era justa, pues no distinguía de razas, posición económica, género o religión. Si te atrapaba en sus garras, no podías hacer nada más que pedir perdón, pero ni de eso se salvarían.
Hace muchos años, se tenía la creencia que las pandemias fueron creadas por Dios y el Diablo, pero, tal mezcla de ambos lados era inestable, además de tener un poder destructible.
Las enfermedades mundiales eran así, arrasaban con los malos, pero también con los justos, con los pobres al igual que los ricos, no se inclinaba a favor de ningún lado.

Como ahora.

Japón se levantó de su asiento y, con su típica expresión fría, tomó su abrigo. China lo imitó de igual manera, para que luego ambos se inclinaran como gesto de despedida.

—No es nuestro problema, lo siento. —Japón contactaba un avión privado por su celular.

—Cada uno tiene que sobrevivir sin preocuparse por los demás. —China, de igual manera, se contactó de nuevo con sus máximas autoridades, haciendo un plan de evacuación.