Déjame vivir a tu lado.

12 2 2
                                    

  *¿Qué si creo en el amor? Cerré los ojos y creé en mi mente una imagen. El de una chica muy guapa, atractiva, divertida... tan hermosa que cada vez que pensaba en ella, una sonrisa se me formaba en mi rostro. A veces la culpo porque al mismo tiempo que me hace feliz... puede crear lo contrario. Si ella quisiera.*

Os contaré la historia de cómo, cuándo y dónde la conocí.

CAPÍTULO 1.

Todo surgió cuando estaba en 4 ESO. Mís notas eran estupendas, mís padres satisfechos y amigos con los que contar, todo era perfecto, pero ya sabéis, en la perfección siempre algo falla ¿sabéis que era?  Sí, exacto. El amor.

Viajavamos a Bilbao, el País Vasco, uno de los lugares con más frío del Norte que jamás llegaría a sentir. Es un perfecto lugar para estar pegado a tu pareja y no soltarla nunca. Eso era una gran putada para mí.

Todos los 4 de mi Instituto se conocían y la mayoría tenían relaciones, así que os haréis una idea de como lo pase yo.

Sólo.

Pero no me deprimí por ello. Era feliz aunque no tuviera lo esencial.

Llegamos tras dos horas de vuelo. No había tanta distancia desde Madrid a Bilbao, lo que si había y por diferencia era: el clima.

No era la primera vez que había ido a Bilbao, en 3 ESO fui también de viaje por ganar un concurso de Matemáticas, podía ir a cualquier lugar de la península y por motivos no comprensibles fui a Bilbao. Pero ahora, la situación era distinta: habían varios compañeros de clases y profesores también, si no fuera por la cara de felicidad de estar lejos del Instituto, pensarían que haríamos un ataque a su querido y frío país.

Tuve que volver a soportar una vez más las condiciones que nos ponían los profesores y en ellos estaba "ella" la directora, "la manda más" llamada por casi todos del Instituto. ¿Qué quién le puso ese nombre? Había sido yo. No era tan bueno como creéis, a veces, muy pocas, me gustaba hacer alguna que otra rebeldía, pero eso sí, sin que nadie saliera perjudicado.

- ¡Muy bien alumnos! ¡Prestadme atención! -dijo la manda más con una voz tan acústica que todos nos callamos al instante, intentando que no se enfadara y nos rompieran los tímpanos. Ella sonrió pensando que le teníamos respeto. Ingenua-. Como ya sabéis, no podemos ir por todo Bilbao como si fuera nuestra casa, aquí quiero más educación que en las clases -y golpeó fuertemente con la mirada a cada uno de nosotros, principalmente en los más rebeldes que ella conocía, así que yo me quedé tranquilo-. Bueno, dicho ya lo más importante, ahora escucharemos a Rodrigo, él nos dirá las condiciones del hotel.

La manda más se alejó dejando sitio a Rodrigo, el profesor de Ciencias, del que nunca he llegado a tener clases.

- Muy bien chicos, ya habéis oído lo que no tenéis que hacer, ahora escucharemos lo que deberéis de hacer -todos nos empezamos a reír, aunque lo dijo con toda la normalidad del mundo, a todos nos causó tan gracia que algunos no pudieron evitar aplaudir, incluido yo-. Vale, ya está bien. Por favor, respeten las normas del hotel, sino vuestros padres tendrán que pagar una gran multa...

Vaya... que cortó se nos hizo la gracia -dije yo en mi cabeza.

-... Muy bien. Comenzaremos con las normas.

Cogí un folleto que nos fue entregado antes de entrar en aquel escenario y leí la primera línea: El horario.

- Como pone en el folleto que os fue entregado, el horario es primordial, tiene que ser cumplido a raja tabla. A partir de las 00:00 no se podrá salir del hotel a menos que el alumno vaya acompañado de un profesor o un responsable del hotel, una vez hayáis entrado en el hotel a esa hora, las puertas no se volverán a abrir. ¿Aclarado? Entonces sigamos.

Segunda línea: Las fiestas.

- El hotel nos ha garantizado todos los viernes entrar gratuitamente en la discoteca y consumir dos bebidas gratis ¡DOS! -volvió a repetir dejando claro algo que nos costaría que se nos quedará-, y se prohíbe totalmente organizar un botellón en los apartamentos.

- ¡Venga ya profe! -dijo un chico desde atrás. Yo sonreí porque seguro que eso era lo primero que quería hacer, miré hacia atrás para ver quien era. Desgraciadamente lo conocía, su nombre era...

- ¡Nicolás! -dijo el profe enfrentándose a él. Uno de los más incontrolable-. Tú vas a respetar las mismas leyes que los demás y eso lo juro por encima de mi cadáver. Si no se puede, no se puede. Te sales con tu dinerito y amigos y te coges una buena y vuelves al hotel -silencio absoluto.

Te acaban de poner en tu sitio chico -dije yo con una sonrisa-. Bien -dije cambiando de tema- el último punto, los...

- Dormitorios.

Todos comenzaron a moverse impacientemente y deseando que sus súplicas se escucharán y se hicieran realidad. Os lo explicaré rápido: tres semanas antes de venir al hotel, nos dieron un cuestionario de ¿con qué compañero te gustaría convivir? Y bueno... os habréis imaginado lo que pusieron. No era obligatorio.

- Estaremos divididos en tres plantas: en la primera planta estaré yo, en la segunda planta estará Alicia -la manda más-, y en la tercera planta Rebeca, la profesora de Filosofía.

Se escucharon varios suspiros, que si estos hablaran se formaría un duelo de palabras.

- Ahora nombraré a los alumnos de la primera planta, cuando escuchéis vuestro nombre, levantaros y esperan en el salón que se encuentra afuera. Bien... comenzamos: Ana Belén.

- Sí.

- Por favor, proceda. Sigamos: Claudia...

- Sí.

Afortunadamente no fui nombrado en este grupo, parece que le ha tocado a las más tranquilas al profesor de Ciencias. Pero todavía habían muchos grupos, donde estaban los incontrolables.

Ahora se ponía al mando la manda más y los suspiros volvieron a aparecer, varios ya se imaginaban lo peor.

- Ya sabéis lo que tenéis que hacer -cogió la lista y mencionó el primer nombre de la carretilla al infierno. Algunos rogaban por primera vez, suplicando piedad-. Óscar. Asiria. Mohamed. Lucía. Pedro. Arturo y Arthur. Javier...

Todos y cada uno de ellos con la mente preparada para una travesura pero no sabía quien estaba en ese pasillo, Alicia, la manda más, que tras nombrar a la última, Sonia, se marchó al salón con el resto de sus compañeros de habitación.

- ¡Bien! -dijo satisfecha la profe de Filosofía con los últimos alumnos que estábamos-. Vayan al salón y ahí os diré los grupos que dormirán y en que apartamento.

Apoye mis manos en el posadero y me levanté, deseando que mis compañeros fueran tranquilos.

Salimos del escenario y fuimos al salón. Yo miraba a cada uno de mís compañeros, algunos eran de otras clases y otros ni los conocía, de tal modo que no sabía si estaban en el Instituto.

- Presten atención chicos y chicas, ahora diré los grupos y la habitación. Se le entregará a cada uno una llave, si la pierden, tienen que pagarla -un silencio incómodo se volvió a producir, mientras yo pensaba como habrán colocado a los incontrolados-. Estefanía, Yaiza y Elena, acerquensen-cuando se acercaron les entregó la llave a cada una- vosotras iréis a la habitación 301.

Las chicas se alegraron y fueron corriendo a buscar y ocupar sus camas. Yo esperaba inquieto.

- Ahora los chicos, en la 302 la ocuparán: Raúl, Cristhian y José. -mientras tanto iban pasando y cogían sus llaves-. En la 303 irán: Daniel, Ángel y Sebastián. En la 304 irán: Cristina, Laura, Esther y Tamara.

Trague saliva, no me lo podía creer, estaba soñando. Me había tocado...

- Y por último vosotros tres en la 305 -fuimos acercándonos con pases miedosos, involuntarios, provocados...- ¡Paula, Andrea y Charlie!

¡Nooo! -grite yo en mi interior-. ¡Están buenísimas!

CAPÍTULO 2.

Con la llave en mis manos, jugaba con ella lanzándola y cazándola en el aire, mientras pensaba porque me había llegado a tocar con dos chicas. Hubiera preferido que me tocaran cinco chicos que compartir durante un mes, una habitación de tres camas con dos chicas, y lo peor era que no las conocía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 28, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Déjame vivir a tu lado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora