Dos años después...
Narra Peter
Acababa de aterrizar en Buenos Aires por primera vez después de dos años de vivir en Italia, quién se había convertido en mi refugio. Finalmente, luego de dos años Nicolás y Eugenia se casaban y me habían elegido como testigo de su boda, así que no me quedo otra que venir.
Fui a casa de mis viejos, y lo primero que vi al entrar a mí cuarto fue nuestra foto. Tanto amor tirado a la basura por mi estupidez e incomprensión, si tan solo me hubiera puesto a pensar en ella dos segundos todo seria diferente. Pero eso no lo puedo cambiar, todo pasa por algo y quien sabe si en un futuro volvemos a coincidir.
Ya eran las nueve y me estaba terminando de vestir para el casamiento, había llegado a la parte mas dificil, el moño. Ese del cual se encargaba ella, que quedara bien, que combinara con su look. Ahora solo me quedaba intentar hacerlo yo. Y lo hice, no tan bien como ella, pero quedó bien.
Cuando llegue al lugar todos me miraban sorprendidos y me saludaban, con el único que habia seguido en contacto era con Nicolás, así que todos querian entablar conversación conmigo, pero me fui rápido a la parte de los vestuarios donde mi amigo se estaba preparando para dar el si.- Ya era hora bro. Estás nervioso?
- Hermano -me abrazó- que bueno verte. La última vez fue cuando viajamos en Febrero no? -asentí- Wow, dos meses ya pasaron. Espero que vengas más seguido por acá -me soltó para acomodarse el traje- Si, estoy muy nervioso. Y se se arrepiente? Vos viste como es Eugenia, a último minuto cambia las cosas... si me deja plantado me muero, qué le digo a los invitados? ¿La llamo? Porque me parece que está tardando mucho -decía al borde del delirio. Me acordé cuando hablábamos de esto los cuatro juntos.
- Te ama boludo, va a venir, van a dar el si y van a ser muy felices -sonrió.
- Vos, ¿cómo estas? -quería decirle que estaba arrepentido pero no me animé. Iba a comenzar a hacer preguntas e insistirme a que vuelva a hablarle.
- Bien, acostumbrándome nuevamente al ruido de Buenos Aires. Pero no nos preocupemos por mí ahora, ya vamos a tener tiempo de hablar en compañía de una birra. Ahora bajemos, que la novia debe estar por llegar.
Nos ubicamos en nuestros lugares y la música comenzo a sonar, en ese momento apareció ella detrás de Euge, estaba hermosa, tan linda y delicada. No pude concentrarme en mi amiga porque ella se llevó toda mí atención. Los años parecían que no hubieran pasado en ella. Hicimos contacto visual por cinco segundos y pude sentir que todo el amor que alguna vez le tuve seguía ahí. No podía dejar de verla, pero tuve que hacerlo cuando ella me apartó la mirada, ahí me di cuenta que Eugenia ya había llegado al altar. El cura comenzó a hablar, la parte más aburrida para mi. La tenía al lado, solo tres personas nos separaban. Me incliné y sus labios se llevaron toda mi atención.
- ¡Peter! -escuché que me gritaron y me gire. Ahí me di cuenta que todos me miraban y se reían, me puse rojo porque se habían dado cuenta que me había quedado tildado en Lali- Los testigos, pueden subir a firmar. Lo hicimos, sentía su respiración, podía sentir que estaba nerviosa, por como le temblaba el pulso al igual que a mí.
Todos nos fuimos al gran salón donde se celebraría la fiesta. La estaba buscando por todos lados, pero no la encontré.
- Peeeeter -vinieron corriendo hacia mí Candela y Gastón. Ni bien llegaron hasta mi recibí una cachetada y abrazo de parte de los dos. También los había extrañado.- No te vayas nunca más asi estúpido. No sabíamos nada de vos, solo lo que nos contaban los chicos.
- Perdón, es que... necesitaba pensar y... Si fue bastante tiempo, ahora estoy acá, aprovechemos. Prometo que ésta vez nos mantendremos en contacto -sonreí.