14/09/17

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La cuarta alarma de mi móvil por fin consigue despertarme, siempre he sido una chica dormilona pero últimamente no tengo fuerzas para levantarme de la cama. He estado trabajando en un nuevo artículo, pero esta vez no es para el New York Times, sino para presentarlo a la famosa revista de moda Vogue.

Me levanto al fin de la cama y me dirijo hacia la pequeña cocina, enciendo la cafetera y mientras mi capuccino se hace me pongo ropa de deporte y me recojo un moño dispuesta a salir a correr. Durante estos meses he engordado un par de kilos y me he propuesto hacer ejercicio todos los días. Ya veremos cuánto duro...

Mientras tomo mi café observando por la ventana la ciudad que me tiene enamorada, comienzo a recordar todo lo que ha pasado durante todos estos meses de atrás.

Al fin me decido a salir por la puerta para ir a correr y cuando llevo 15 minutos de recorrido por Central Park me quedo paralizada y temblorosa a la vez, como si hubiese olvidado cómo andar, hablar, pensar. ¿La razón de mi breve parálisis? Él.

Es entonces cuando me doy cuenta de que su mirada está clavada en mí y al fin reacciono. Media vuelta y comienzo a correr en dirección contraria. Me siento confundida, estúpida, perdida y muy agobiada por todo.

Pero claro, Él no se iba a quedar quieto tampoco y en menos de unos segundos siento que su mano rodea mi brazo derecho y comienza a bajar suavemente hasta llegar a mi mano.

-Mel, por favor no huyas de nuevo – susurró a mis espaldas.

Me libré como pude de su mano y corrí de nuevo, sin mirar atrás y esta vez nadie me detuvo.

Sentí un gran alivio al poder cruzar la puerta de mi apartamento y al fin pude dejar que mis lágrimas escapasen.

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⏰ Last updated: Sep 14, 2017 ⏰

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