26. Negocios

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Skyler.

El padre de Elian se quedo en el penthouse lo cual no me gusto porque toda la tarde se la pasó hablando de los nietos que desea, como siempre.

Eran las cuatro de la mañana, no podía dormir por tantas cosas que pasaban en mi cabeza, tengo un familiar en la mafia, eso es demasiada información para procesar, ¿quien es? ¿Por que no lo conocía?

Con solo pensar me dolía la cabeza, me gustaría poder deducir todo tan fácilmente como mi hermano pero no tengo esa capacidad, soy muy lenta al momento de pensar. Seth es el listo, yo soy la hábil y Gian es el más atrevido.

No sabía que hacer, quería levantarme y salir, pero Elian me tenía bien abrazada a él, intenté mover sus brazos pero solo me apretó más. Comencé a hacerle cosquillas en el rostro hasta que por fin pasos sus manos por el y pude salir, fui la cocina por agua, tome una botella y me senté en el sillón.

- ¿Que tienes, amor?- la voz de Elian me asustó.

- Eres muy silencioso- me quejé, camino hasta sentarse a mi lado- ¿quieres agua?

- Gracias- tomó la botella y bebió de ella- ¿que pasa por tu mente a esta hora?

- Han pasado muchas cosas estos últimos días, siento que mi cabeza va a explotar, necesito liberar la tensión, ya no tengo los sacos de boxeo para hacerlo.

- Yo conozco una forma de liberar tensión, solo necesitamos un lugar cómodo, este sillón es bastante cómodo.

- ¿Que haremos?- le pregunté- alguna clase de yoga, porque si es así no creo que funcione, soy una asco para el yoga.

- Es algo más íntimo, solo acuéstate.

- ¿Vamos a acurrucarnos?- no me respondió, solo me acosté como el me pidió.

- Tu solo relájate y déjame todo el trabajo a mi- sentí sus manos en mi cintura, tomó mis bragas y me las quito con lentitud, luego tomó mi camisa o más bien su camisa y me la quito- adoro verte con mi ropa.

- Lo sé- ahora si estaba desnuda frente a el quien comenzó a darme ligeros masajes, pasaba sus manos por mi pecho y estomago dándolos de una manera circular- ¿que haces?

- Probando tu sensibilidad, quiero que prestes atención a cada toque mío, quiero que seas sensible a mi tacto.

- Me gustan tus manos, creo que ya te lo había dicho- le recordé.

- A mi me gustas tú, mis manos quieren conocer cada parte de ti, desean conocerte por dentro y por fuera- una de sus manos se metió entre mis muslos.

- Definitivamente esto no es yoga.

- Es mejor que el yoga créeme- con su dedo acarició lentamente mi zona íntima, solo lo rozaba lentamente- ¿puedo?

- Adelanté- quería probar, deseaba hacerlo, sentí cómo lo introducía en mi, me estaba tensando.

- Relájate amor no pasa nada- quise sentarme de inmediato- Dios, estás perfecta.

- Diablos ¿que tan largos tienes los dedos?- le pregunté y lo escuché reír.

- No lo suficiente para dañarte- ahora lo retiraba- ¿recuerda lo que te hice hacer en mi oficina con el vaso de alcohol?

- Si lo recuerdo- lo sacó finalmente y abrí la boca por la rara sensación.

- Es momento de que hagamos lo mismo, abre tu boquita, princesa- lo obedecí y el metió su dedo en mi boca- ¿que te parece?

- No sé que decir, no esperaba que fuera así- frunció el ceño- creí que tu eras el que deseaba probar.

- Ya vendrá mi turno- me tomó en sus brazos y comenzó a llevarme de regresó a la habitación, me acostó en la cama de modo que mis piernas colgarán, luego se hincó en el suelo.

 Víctima del Pasado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora