Parte Única.

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-Jimin-ah. -llamó de repente a voz cansada pero alegre del menor, expulsando las ganas de dormir fuera del cuerpo de Jimin.

-¿Sí, Jungkookie? -respondió acercándose lentamente a él, atento. Los ojos de Jungkook estaban posados en la ventana de la habitación con los copos de nieve acumulados en la ventana sirviendo de atracción natural para él.

-¿Recuerdas aquel árbol de navidad que acostumbraban a encender los treintaiuno de diciembre? Ese al que íbamos juntos después de cenar. -quiso saber, una serena sonrisa adornando sus facciones.

El cuerpo de Jimin se estremeció levemente ante la melancolía de el recuerdo, su corazón dolió por un segundo y el frío atravesó la lana que cubría sus manos. Sus ojos se cristalizaron, mas nunca dejó una sola lágrima caer.

-Claro que lo recuerdo. -afirmó después del silencio que precisó para deshacer el nudo obstruyendo su garganta.

-¿Y lo siguen encendiendo como todos los años? -siguió indagando el menor, y Jimin temía el rumbo que Jungkook pretendía tomar con la habladuría. Le concedió el beneficio de la duda, sin embargo, y le siguió la corriente.

-Sí, todos los treintaiuno a la medianoche -informó mientras los recuerdos se filtraban en su cabeza y se permitía sonreír para acompañar el ánimo de su menor-. Aunque ya no voy casi, y cuando lo veo es por mera casualidad. ¿Por qué?

-¿Crees que podríamos...

-...ir? - terminó Jimin antes de darle tiempo a Jungkook. El menor se encogió en la camilla como si le hubiesen gritado de la nada, a pesar de que la calma en la voz de Jimin era resaltable-. Jungkook...

-Hyung... sólo por hoy...

Jimin miraba al suelo de cerámica con la renuencia reflejándose en sus ojos, metido en sus pensamientos. Sí, era cierto, Jungkook llevaba tres años seguidos postrado en la cama de un hospital desde que su corazón se volvió tan frágil y delicado, no podía permitirse llevar una vida fuera de las puertas del hospital sin correr algún tipo de riesgo alto. Habían sido años difíciles, en donde Jungkook pasaba varias de sus noches con la incertidumbre de la muerte haciéndole vela; la vida de Jimin también había dado un giro de 180 grados con tal de mantenerse de pie y al lado siempre de la persona que más amaba en el mundo, llegando al punto de pasar más tiempo en aquella sala blanquecina y enfermiza que en cualquier otro lugar que alguna vez en el pasado frecuentó. Jimin había tomado la decisión de hacer lo que fuese para que la sonrisa genuina de su novio no se borrara, nunca y sobre cualquier circunstancia que el mundo quisiera poner.

Y por lo que estaba a punto de hacer, parecía que ese día, ese 31 de diciembre, no sería la excepción.







  「❅」  







La última noticia que Jimin quería recibir era exactamente la misma que llegaba a sus oídos.

A Jungkook le quedaban tan sólo unos días de vida.

Unos míseros días, horas si se atrevía a decir. Aquellas palabras que se esforzaban tanto en caber dentro de su revoltosa mente simplemente eran imposibles de digerir. La noticia la recibió cuando fue a pedir permiso para sacar a Jungkook, y siendo sincero, sintió como si le hubiesen echado un balde de agua fría encima. Su humor decayó en cuestión de segundos, las lágrimas acudieron a sus ojos con una velocidad impresionante y antes de darse cuenta, ya tenía las manos sobre la boca para no hacer audibles sus sollozos. No sabía como describir el sentimiento, pero vaya que lo estaba sintiendo. Era como un vacío, un acantilado en el que estás en el borde y sabes que pronto caerás en él. Se sentó en uno de los asientos de allí, en la sala de espera. Sus latidos dejaron de ser acompasados, Jimin sentía que su corazón parecía un reloj cucú terriblemente averiado que nunca terminaba de encontrar su ritmo.

christmas tree ⊹ jikook os。Where stories live. Discover now