Capítulo único

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Como había acostumbrado ya hacia dos semanas; llegada la noche siempre me acomodaba frente a mi computador y revisaba el correo, con ansias de recibir noticias de mis amigos, pues llegadas las vacaciones de invierno dos de ellos viajaron con su familia fuera de Nueva York, y hasta entonces no había recibido noticias suyas.

De verdad eran unos ingratos, pero al menos en la nochebuena recordaban a su amiga y le enviaban un e-mail recargado de fotos y anécdotas que habían vivido en el transcurso de su estadía en Los Ángeles. Una sonrisa se dibujo en mi rostro luego de leerlo. Sin duda los extrañaba, más de lo que podría haberme imaginado. Era la primera vez que nos separábamos para una navidad y sentía nostalgia al ver que ya no podríamos hacer las travesuras de todos los años.

Claro que no me encontraba del todo sola, además de mis padres, también tenía la compañía de Bastian, mi amigo de toda la vida y... tal vez un poco más que ello. Desde que tengo uso de razón siempre estuve enamorada de él, o realmente no sé si sea amor, pero lo que sentía a su lado era muy parecido a lo que dice la gente que «cuando estas con ese ser especial sientes mariposas en el estomago y pierdes la noción del tiempo».

Pero a pesar de ello nunca tuve el valor ni reales intenciones de confesarle mis sentimientos. ¿Por qué? muy fácil, su amistad para mí vale oro, y el temor a ser rechazada y perder lo que por tanto tiempo hemos construido, no era algo a lo que estuviera dispuesta.

Bastian no es como los demás chicos de mi edad, su personalidad huraña y amargada ha hecho que muchas chicas bellas se alejen de su lado. Nunca tuvo pareja, ya que a toda chica que se le acercara con intenciones «románticas» la rechazaba sin siquiera darse el tiempo de conocerla. A decir verdad, todavía me pregunto como pudímos mantener una amistad entre nosotros. No sabía si sentirme especial o tan solo con suerte. Nunca tuvimos una pelea seria y conmigo se mostraba diferente, no como un chico dulce y atento, pero siempre he tenido su apoyo incondicional y aunque su diversión sea hacerme enojar, lo adoro como a ninguno.

Y mientras divagaba en mi mente, me descubrí a mi misma mirando las fotografías suyas que guardaba en la carpeta de archivos. No sé en qué momento lo hice pero mis mejillas ya comenzaban a arder, y es que al mirar a esos grandes ojos grises no podía evitar sentir una especie de calidez en mi pecho que sólo con mirarlo o estar a su lado sentía.

Aparte la vista de la pantalla y sacudí mi cabeza intentando salir de mis ensoñaciones. Cuando miré el reloj que se encontraba justo a un lado del escritorio me espabilé, eran las 9:12 p.m. y yo seguía plasmada a un computador, triste y sin vida. Eso era lo que era últimamente, la ausencia de parte de mis amigos y el pensar que pasaría una navidad sola, ya que mis padres tenían que trabajar en el restaurante, sumándole a la ausencia de Bastian porque él estaría en plan de cena navideña con su hermana mayor, no me animaban demasiado. Sin embargo tendría que hacer algo, siempre me gustaron este tipo de festividades y no pensaba pasarla triste y amargada.

Apagué el ordenador y me levanté de la silla en dirección al estante que contenía mis películas y videojuegos. Busqué entre ellos la película que vería para la noche: Pesadilla antes de Navidad,  leí el titulo para mí misma al mismo tiempo que la sacaba de allí y escuchaba un ruido proveniente del primer piso. Presté más atención a aquel sonido pensando que tal vez el horario me había afectado y ahora estaba escuchando cosas que no eran, pero efectivamente había alguien abajo. Los incesantes ladridos de mi perro lo comprobaron y no pude evitar tensarme.

Se me vinieron miles de ideas a la cabeza. Sabía que mis padres no llegarían hasta la madrugada, por lo que era muy poco probable que se tratara de alguno de ellos. Y si no era así, entonces, ¿quién podría ser? Últimamente en las noticias anunciaban de psicóticos disfrazados de Santa Claus quienes incendiaban viviendas, o incluso podría tratarse de un violador. Fuera quien fuese no podía quedarme encerrada en mi habitación esperando a ser capturada, por lo que me armé de valor y salí de allí.

No one like youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora