𝑑𝑖́𝑎 𝟣.𝟤

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Fell se quedó en su sitio algo intrigado, aquellas palabras lo dejaron absorto en sus propios pensamientos por unos largos segundos

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Fell se quedó en su sitio algo intrigado, aquellas palabras lo dejaron absorto en sus propios pensamientos por unos largos segundos.

—¡Mew! ¡No le hagas caso a mi hermano! Siempre les ha gustado hacer bromas de mal gusto. —intervino el menor de los hermanos, lanzando una mirada de enojo al mencionado. —Como empezaras a trabajar aquí, y sobretodo porque es el primer día en el cual recibiremos visitas, haremos una prueba.

Los ojos de Blueberry se apagaron por un momento, dándole un ambiente serio que no duro mucho.

—¡Cuando hablamos de tratar con las personas es un tema muy delicado! ¡Hay que dar lo mejor y siempre mostrar una sonrisa! —dicho esto, dejó la caja que tenía en sus manos hace unos segundos. —Pero primero, debemos ordenar el lugar para que vengan los clientes.

El pequeño salió del local a hacer quien sabe qué.

—Heh. No te asustes, él siempre tiene energía de sobra. —la voz del esqueleto de suéter naranja lo hizo voltearse a su posición. —Te diré algo, y espero no tener que volver a decirlo. Mi hermano siempre soñó con este día, más te vale no echarlo a perder. O me haré cargo de que sea lo único que harás. —Fell sintió una extraña corriente por su espalda, sudando levemente.

Dio una última calada a su cigarrillo y se levantó de la silla, en dirección hacia la salida.

Fell se limitó a dejar las cosas en el recibidor, dando un leve suspiro.

—Joder. En que embrollo me he metido. —cerró las cuencas por un segundo, para moverse de su sitió al escuchar la campanilla de la puerta.

Sus cuencas palidecieron unos segundos, hasta se había pasado la manga de su suéter sobre ellas. ¿Acaso estaba alucinando?

—Heh. Así que tú debes ser el nuevo, ¿eh? —habló aquel monstro que se parecía tanto a él. Su rostro era en comparación mucho más amigable y sobre todo la forma de hablar. Era muy extraño.

—Eh... —fue lo primero que escapo de su boca, todavía estaba asimilando lo que estaba viendo.

—Es un placer soy Sans, Sans el esqueleto. —el de ropas azuladas alzó su mano derecha al dejar unas bolsas que tenía a un lado. Fell algo confuso respondió el saludo, tan solo paso un segundo para escuchar un sonido extraño y que Sans estallara en carcajadas. —Oh vamos. ¿Cómo no lo viste venir? Es un clásico.

—Oh, ya llegaste. —una tercera voz intervino en la presentación. Los hermanos ya estaban de vuelta con algunas bolsas de comida. —Veo que ya se presentaron, heh.

—Hehehe, así es. Todos caen en la broma. —respondió Sans para guardar sus manos en su chaqueta. —Bueno, basta de charla. Será mejor comenzar a trabajar. —cambió por completo su actitud para irse a la cocina.

—¿Eh? ¿Fell, estás bien? —dijo Blueberry con algo de preocupación al notar como el mencionado se mantuvo callado y con un gesto de irritación.

—No. No es nada. —contestó irritado y algo cortante, llevando las bolsas a la cocina.

 —contestó irritado y algo cortante, llevando las bolsas a la cocina

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Al pasar la tarde fue todo muy tranquilo, varios clientes llegaban y se quedaban un rato a conversar. Compartir y sobre todo comer, desde personas hasta monstros.

Para Fell no fue fácil el comienzo, sobretodo porque su trabajo era tratar con la gente, siendo de mesero. Tenía que resistir cualquier mínimo comentario grosero, fuera de lugar o si no su cabeza rodaría. Si no sería por su hermano mayor, sería el hermano de Blueberry. Sintiendo como su mirada se mantenía a cada hora sobre él.

Constantemente veía el reloj que estaba sobre la pared, rogando por la hora de salida para poder llegar a casa a dormir. Al menos le estaban pagando por esto.

Finalmente los últimos clientes salieron por la puerta, Fell necesitaba ir a su casa inmediatamente para gritarle a una almohada todas las groserías que no pudo decir.

—¡Muchas gracias por su trabajo! ¡Sin duda hemos causado una buena impresión, ya veremos cómo vendrán de vuelta con más gente! ¡Mwehehe! —dijo Blueberry al cerrar el local y unirse al resto en la cuadra.

—Así es hermano. —contestó el de suéter naranja. —Nos veremos mañana a la misma hora, duerman bien.

—Adiós chicos. —dijo Sans para quedar en un silencio unos cuantos segundos. —Welp, nos vemos. —se dio vuelta en su lugar para caminar perezosamente a la dirección contraría de los hermanos Fell.

 —se dio vuelta en su lugar para caminar perezosamente a la dirección contraría de los hermanos Fell

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30 días de OTP! ¦  𝑘𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora