Capítulo Cincuenta y seis.

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9 de julio, 2016.

Savannah, Georgia... El taxista estacionó el auto frente a una línea de casas con fachada antigua, aunque para ser sincera todo acá tiene esa característica, lo que me llama mucho la atención. Alex se adelantó a pagar el monto que el taxista le había dicho, giré mi cabeza para mirar a Fran a mi lado, ella agrandó su sonrisa antes de darme un ademán para que bajara del auto. Tomé aire y lo expulsé en el mismo momento que abrí la puerta y salí. Sacudí mis pantalones, como si eso fuera a hacer que los nervios que tenía se evaporaran; levanté la mirada para encontrarme los ojos verdosos de Alex mirándome interrogativamente, extendió su mano hacia mí, la tomé y rápidamente entrelacé mis dedos con los suyos.

Seguimos a Fran hasta la puerta principal de la casa, la pelirroja dio dos toques en la madera y retrocedió un paso para esperar a que abrieran; haciendo que mis nerviosos incrementaran a mil. Escuché pasos acercándose a la puerta lo que hizo que quisiera huir en ese momento, aunque me obligué a quedarme en el mismo lugar.

— ¡Francesca! — soltó la chica, quizás uno par de años mayor que yo. Abrazó a la miniatura que tenía en frente y pasó su mirada hacia nosotros cuando se apartó. — Ann Davies. — estiró su mano hacia mí. — Ya sé que eso lo sabían, pero por internet, no es lo mismo. — asentí y di un paso al frente para estrechar su mano.

— Lauren Masson. — ella tiró de mi mano y me rodeó con sus brazos, sin perder la euforia. Se apartó de mi con su sonrisa aun en su rostro y miró a Alex.

— Alexander Jones, es un placer. — volvió a imitar la acción, escuché a Alex reír antes de devolverle el abrazo.

Un hombre alto y grueso apareció en la puerta, me dio un asentimiento en manera de saludo, se lo devolví antes de que Ann volviera con el entusiasmo, empujara al hombre adentro de la casa y nos dijera que entráramos. Fran la siguió y nosotros a ella, entramos a la sala de estar, la rubia que nos recibió nos dio un ademán para que nos sentáramos y desapareció en el pasadizo. Me senté junto a Alex y al frente de nosotros quedaron los dos sillones individuales; vi a la anfitriona volver con dos vasos llenos de agua, me entregó uno y el otro a Alex y finalmente, se dejó caer en el sillón al lado del hombre.

— Él es Bernie. — lo presentó dándome una mirada fulminante a su esposo.

— Ya me iba a presentar, mujer. — contestó haciendo que Fran riera por lo bajo. — Respira, estás muy enérgica.

— Deja de quejarte. — soltó divertida. Pasó su mirada a nosotros y aclaró su voz. — Estoy realmente emocionada de que Noah haya recibido una solicitud, hace algún tiempo que no había intereses, — abrí mis ojos sorprendida. — así que estoy realmente emocionada. Y vimos el video que enviaron, él lo vio con nosotros y sus ojitos se iluminaron al ver a sus mascotas. — reí por lo bajo y asentí. — Como ya saben, nosotros tenemos dos hijas más grandes que Noah, y Bianca es alérgica a muchas cosas, entre ella el pelo animal, por lo que tener una mascota aquí es casi imposible. Tienen peces, pero no es lo mismo. — arrugó su nariz de manera graciosa. — En fin, nosotros ya leímos todos los informes y toda la parte aburrida, pero quiero conocerlos por ustedes y no por un papel.

— Vale... — escuché a Alex adelantándose a mí. — Primero, nos alegra bastante que hayan aceptado a conocernos, hace más de un mes nos "eligieron" y al final no se dio, fue bastante desilusionante. — Ann asintió con su cabeza. — Así que gracias.

— Todo pasa por algo. — comentó el señor Davis. — Quizás Noah es el niño para ustedes. — ladeé mi sonrisa y asentí esperando que sus palabras se cumplieran.

Luego de veinte minutos habíamos expuesto la mayoría de cosas relevantes, la compra de la casa nueva, la mudanza caótica que habíamos finalizado ayer, el vuelo para llegar a acá, información acerca de los trabajos, nuestra familia. Aunque, queda claro que Alex explicó todo, yo solo intervine con un par de oraciones.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora