Capítulo 4

461 34 2
                                    

El viaje hasta el Gremio era largo, prácticamente había que saltar de un continente a otro, pero gracias a ese viaje llegó a la conclusión de que lo que sentía, la única que siempre estuvo en su vida y por supuesto en su corazón era Lucy, por eso él había vuelto, para intentarlo con ella y si no funcionaba iba a forzarlo porque tenía que funcionar, la vida le había dado todas las oportunidades de formar una familia con Lucy, hasta les habían enviado a Happy y él lo tomó como una si de una prueba se tratara, quizás Happy fue enviado para que Natsu al fin centrara cabeza y formará una familia con Lucy. Su mente volvió a volar y que rápido había pasado el viaje, bueno no tanto pues ya llevaba casi dos días de viaje, iba a toda velocidad; solo se detenía a comer un poco. Su largo viaje, le llevó a esa playa, ese paraíso vacacional donde el grupo pasó un tiempo especial, para aquel entonces Natsu no sabía muy bien que hacer, pero ya era hora de que todo cambiara, estaba decidido a olvidar el pasado y a vivir el presente, con Lucy y con Happy, ya era hora de sentar cabeza y formar una familia por suerte él ya tenía una, una familia que él se había encargado de abandonar y que ahora estaba dispuesto a recuperar fuese como fuese.

Mientras tanto en el Gremio, Jellal había conseguido un mejor tratamiento para Lucy, mejores doctores y obviamente mejores pronósticos. Esa tarde llegó a la casa una silla de ruedas en donde Lucy tenía que permanecer la mayor parte del día pues no podía caminar y era imposible que pudieran lograr que se quedara en cama, obviamente cuando esta vio lo que sucedía se puso como fiera.

- ¡No van a montarme allí! – Se negaba – ¡No soy una inútil! -.

- Lucy por favor, sino deberás quedarte en cama siempre – Le decía Jellal, cabe destacar que el único que podía hablarle era él porque si enviaban a Gray o a Laxus ellos perderían demasiado rápido la paciencia con ella y sería fatal; Erza había tenido que salir por un tiempo y Levy se encargaba de la casa y de los niños.

- Jellal no, por favor Jellal no me hagas esto – Ella no aceptaba su enfermedad – Yo no puedo estar tan mal, no pue...- Fue detenida por Jellal.

- Lucy, hazlo por tu bebe – abrió los ojos como dos platos y llevó su mano a su vientre palpando el movimiento del infante en el vientre materno, luego vio a Jellal y con lágrimas en los ojos aceptó estar en silla de ruedas.

-Todo va a estar bien Lucy, no permitiremos que nos dejes – Le aseguro Jellal mientras la ayudaba a sentarse.

-Ustedes... ustedes... son una hermosa familia – Admitió la joven llorando.

– Jellal... no quiero morir, no quiero que mi bebé sufra, no quiero dejarlo, no quiero alejarme de Happy - Abrazo con fuerza a su amigo quien, de igual manera le devolvió el abrazo.

- T....todo va a estar bien, te lo prometo – A el hombre se le quebrantaba la voz con todo aquello que era muy difícil para él, ni siquiera sabía si aquella promesa sería verdadera pues el cáncer y el embarazo no eran la mejor combinación.

-No mientas Jellal, nunca supiste hacerlo – Se deshizo del abrazo y le miró. – Quiero que me jures algo – Hablaba con total seriedad.

- Dime, Lucy... - Admitió que mentía.

- Cuando yo muera – Tomo aire, estaba cansada – Te encargaras de que a Happy y al bebé nunca les falte nada, y no hablo de cosas materiales Jellal, hablo de cariño, comprensión y amor – Su respiración era agitada.

- Lucy, no morirás – Interrumpió el.

-Júramelo Jellal, júramelo – Exigió Lucy.

- Te lo juro Lucy, a tus hijos nunca les faltara nada – Aseguró con seriedad Jellal, en sus años de luchas nunca jamás había sentido aquel sentimiento de no querer perder a alguien. Se negaba a perder a su amiga, no la iba dejar morir, e iba a buscar un tratamiento en el fin del mundo solo por salvarla y ver su sonrisa una vez más.

- Gracias Jellal... - Murmuró ella, pero antes de decir algo más, Happy irrumpió en la habitación.

- ¡Lucy! Mira lo que te dibuje – El pequeño parecía muy animado, tras él venia corriendo Wendy.

- ¡Hey! yo también hice algo para ti – La pequeña estaba enojada.

-Jaja, niños entren y veremos los dibujos ¿sí? – La sonrisa en el rostro de Lucy volvía a aparecer.

-Mira Lucy, eres tú y yo y Wendy – Happy mostraba su dibujo con orgullo.

- ¿Y dónde está tu hermanito en este dibujo pequeño? – Exclamó Lucy divertida al no ver al bebé en el dibujo de Happy, éste por su parte puso cara de sorprendido y pensó por un segundo.

-El bebé está durmiendo en su cuarto– Lucy y Jellal comenzaron a reír por la astucia del pequeño y Happy rio también con ellos.

Luego de un largo rato, la noche llegó a la ciudad y mientras todos dormían profundamente, una inquieta Lucy no paraba de dar vueltas en la cama, no entendía la razón de su insomnio, se levantó de la cama con total cuidado de no despertar a nadie, tomó un abrigo que reposaba en una silla y se lo colocó encima del pijama, sus pies descalzos recorrieron el pasillo de la casa, sus largos cabellos rubios se movían al compás del viento, su rumbo perdido la llevó directamente a la puerta de la casa, al abrirla se encontró con la brisa nocturna y el perfume de las flores del jardín, posó su mano en su vientre y caminó un poco más afuera.

El corazón de Natsu latía muy fuerte y rápido, ¿Qué era aquel sentimiento? ¿Acaso eran nervios? No lo sabía, pero, aunque era tarde no se había detenido, debía llegar lo más pronto posible al Gremio, se moría de ganas por ver a Lucy y abrazarla, por fin a lo lejos pudo ver la entrada de la ciudad y aceleró más el ritmo.

Ella suspiró profundamente y miraba a su alrededor, las calles vacías de esa ciudad le hacían recordar el cruel silencio de su corazón, que, aunque latía a mil por hora no decía palabras, no le estaba hablando como lo hacía siempre, cuando se cansó de estar allí, dio media vuelta y se dirigió a la puerta; fue en ese instante cuando oyó ese sonido, ese sonido tan particular que soñaba cada día el volver a escuchar, Natsu estaba cerca. Con todo el dolor de su alma corrió nuevamente a la calle y una luz iluminó su rostro.

No podía creer lo que sus ojos le decían que tenía al frente, era ella, Lucy estaba allí ¿Acaso lo esperaba? ¿Qué hacía despierta tan tarde? Un momento... ¿Acaso Lucy estaba embarazada? Aquel pensamiento inundó su corazón con una tristeza única, Lucy observo esto y se acercó para poder tomar su mano, Natsu sintió la mano fría de Lucy y al darse cuenta y detallarla algo no estaba bien con ella, su rostro estaba pálido y su semblante débil.

- Natsu... volviste... - Susurro Lucy con la voz agitada.

- Claro que volví Lucy, volví por ti y por Happ...- Natsu fue interrumpido en el acto.

- Aléjate de Lucy Natsu – La voz de un muy enojado Happy se alzó en aquel momento – Nos abandonas y luego vuelves y ¿pretendes que te recibamos? – Happy se acercó a su madre y miró de manera despectiva a Natsu.

Lucy ya no pudo más y tantas emociones hicieron que cayera sin conocimiento en los brazos de Natsu que con rapidez se apresuró a sostenerla. Happy miraba con desprecio a Natsu y este no sabía que estaba pasando, ¿Por qué Lucy estaba embarazada? ¿Porque ardía en fiebre? Todas estas cosas le causaban un remolino mental, y para completar, Happy lo odiaba, ¿Sus preguntas serian respondidas? ¿Acaso dentro de la casa le recibirían de igual forma? Eran interrogantes que no tenían respuesta y que sólo hallarían una cuando diera el paso y entrara a la casa.

DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora