Zootopia: Primavera

V

Beatriz caminaba de forma indiferente y tranquila, su misteriosa aura se volvió más abrumadora que de costumbre. Esbozó una pequeña sonrisa.

— «Les femmes ont besoin d'une raison d'avoir des rapports sexuels. Les hommes ne son qu'une place.» —Susurró para sí misma—. Al parecer tendré una buena noticia dentro de poco.

—Nick... Nick... ¡Nick! —Exclamó al ver que su amigo no respondía.

—¿Eh?

—Te noto distraído... y pensativo, zorro.

Nick suspiró.

—No me sucede nada, es que... sabes, solo olvídalo.

—Si tú lo dices. Por cierto, ¿en que se supone que te debo de ayudar?

Nick volvió en sí. Sonrió restaurando su habitual estado de ánimo.

—En estos momentos iremos de compras. Verás, es la primera vez que salgo en una cita con alguien del estrato de esa linda zorra y, pues necesito la opinión de una hembra para poder seleccionar la ropa adecuada para la ocasión. Digamos que no estaba preparado para esto.

—¡ja! Nunca pensé que tú me pedirías un favor como este.

—¿Qué supusiste que algún día te pediría? —exclamó con sorna.

—La verdad pensé que me pedirías favores...

—¿Acaso favores —interrumpió Nick. Se acercó a la oreja de Judy— sexuales? —Susurró.

—¡Oye! ¿Qué pretendes? —dijo molesta.

—¡Vamos! No tienes por qué molestarte. Solo es una broma, pero dime, ¿Si te lo pidiera, lo harías?

Esa pregunta fue suficiente para que Judy lo golpeara.

—¡No trates de jugar conmigo. No estoy de humor!

El zorro se sobaba quijada un poco aturdido mientras caminaba al lado de su amiga.

—Al menos no me dijiste un no.

—¡Agh! Mejor apúrate, zorro, no quiero que uno de tus ataques llegue cuando estemos en la calle.

—No estuvieras pasando esto si tuviera mis píldoras para la abstinencia. ¡Pero no! Se te ocurrió tomarlas y echarlas al drenaje.

—Te equivocas, fue tu culpa por meterme en este enredo de la apuesta, ahora tengo que acostarme con animal al que no conozco. Pero ten por seguro que ganaré, así sea lo último que haga y la venganza será mía.

Caminando a paso lento y a la vez apresurado los dos mamíferos seguían en silencio expectante ante el mundo que los rodeaba, ignorantes de la situación que pronto se complicaría para los dos. Ese día y debido la manipulación ilusoria de los encargados de y supervisores de estación, las flores dibujaban un campo ilusorio de oropéndolas transgénicas que solo crecían en ese lugar de la ciudad. Esa belleza no pasó desapercibida para Judy que quedó pensativa por un momento, suficiente para que Nick le preguntara el porqué de tan repentino actuar. «Es cosa de chicas —dijo—, no lo entenderías.»

Nick se molestó por el comentario que no fue pensado, sino más bien todo lo contrario, fue espontáneo y ella no se dio cuenta lo que dijo sino hasta después de escuchar las palabras resonantes de él con enojo contenido.

—Se supone que me tienes que ayudar a entenderlas, y eso te incluye a ti. A veces me gustaría mucho entender lo que dices o saber lo que piensas o si quieres decir más de lo que hablas. —Suspiró y continúo su camino, siempre a paso lento como si cargara un gran peso en sus espaldas. Y al parecer era así.