Lo que nunca dije en tu funeral.

637 81 11
                                    

En determinado momento tendremos que dejar este mundo, pero no siempre estamos preparados para hacerlo porque nadie piensa en la muerte o tenemos miedo de saber cómo nos llegará ese momento, desde que estamos vivos tratamos de pasar nuestros días de la mejor forma posible sin imaginar que algunas veces la muerte nos puede tomar de sorpresa, lo ideal es partir cuando ya hemos cumplido nuestra misión y hemos dejado lo mejor de nosotros a los que quedan vivos para que siempre nos recuerden con alegría.

Esto lo leí en una página para dar consuelo a los que perdieron a alguien y recuerdo que me dio gracia porque al principio no entendía de qué serviría que alguien recordara a otro con alegría cuando esto es solo momentáneo. Una persona equis de la multitud no sufrirá para siempre por este chico, mañana pensarán en qué van a comer y dejarán al muerto irse de sus recuerdos paulatinamente, pronto no sabrán quién fue la persona que se murió, qué hizo, lo que más recordarán serán los bocadillos del velorio si es que hay uno y es la verdad.

La primera vez que fui a un funeral, me sentí en un estado agónico y me sorprendió cuando seis meses después aquellas personas que habían llorado tanto por ser allegados no honraban la memoria del difunto como lo habían prometido. Y pensé, ¿por qué existen entonces los funerales?

Sigo sin tener esa respuesta pero si sé algo perfectamente.

Él y yo éramos isótopos casi inseparables.

Soy feliz. Ron me hace bien aunque no es él, estoy intentando amarlo con todas mis fuerzas porque sé que es lo que él habría querido.

Él es aquello que me sujeta a la Tierra a modo de no perder mi camino; se aferra a mi sabiendo que lo quiero a pedazos rotos porque tu pérdida se llevó todo de mi, mi corazón, mi cordura, mi cerebro, mi estabilidad, mi paz.

Me dirigiré más personalmente porque quiero pensar que él es el que me va a escuchar. A ti, Aaron, mi amado Aaron.

Y es que sin ti, yo me sentía perdido, ¿sabes cómo era? Caminar con los ojos vendados en un lugar oscuro, sin saber adónde colocar mis pasos y con el temor de tropezar en alguna ocasión, ese temor en donde estás desorientado y la desesperación te carcome, me ofusqué tanto en aquello que me perdí a mí mismo y él me ayudó a salir de aquel pozo. Le quiero, no tan intensamente como te quise a ti pero lo hago y tengo la esperanza de quererlo alguna vez un poco más de lo necesario porque si así no fuese sería una persona malvada por utilizarlo a expensas de mi dolor.

Y yo te amé de verdad, fui feliz al hacerlo; la versión de nuestro amor fue verdadera y tan bella que en ningún momento me sentí dejado, ambos éramos independientes pero en ningún momento tuvimos la necesidad de buscar en otras partes amor. Solo nos necesitábamos a nosotros mismos al lado, nunca tuve que pedir de ti porque nunca tuve aquella necesidad de ser forzado a soltarme al vacío sin nuestro amor.

Te amé, a ti y a lo que me hiciste sentir porque era similar a cuando era niño y descubría las cosas conforme a los tiempos; amarte a ti era amar nuevas cosas, mis pequeños descubrimientos como infante y mi plenitud eterna. Te amé y te sigo amando pero tengo que dejarte ir.

Eres el dueño de mis sueños, no lo puedo negar y oh, cuánto daría porque te quedaras ahí pero entonces, ¿cuándo te dejaría descansar? Quiero que seas tú para siempre, siempre me imaginé una vida juntos con muchos hijos y muchas mecedoras, me imaginé la vida al verte y probar tus labios por primera vez, tú, que me hiciste sentir todo en cada caricia, siempre sentí todo contigo e imaginé que moriríamos juntos, viejos y seniles, el uno al lado del otro.

Pero ahora comprendo que eso no sucede a menudo. Y te amo, te amo tanto que sería escandaloso no hacerlo; me llenaste, no de aquella forma cursi y llena de mucha miel en donde de repente todo estaba bien con palabras bonitas, realmente me llenaste, me inspiraste y me hiciste querer dar todo de mi y a todas las personas en cada día de mi vida.

Cada mañana que yo despertaba a tu lado, era un beso del cielo y es que tú no comprendes, el cambio que se daba cuando probaba tus labios y te veía, era como ver la colisión de galaxias en tus ojos bonitos y pronto fue tan fácil el rendirme al amor que yo sentí por ti y que aún se siente tan latente en mis venas, tú recorres mi cuerpo cada vez que yo respiro.

Y soy bendecido por amarte tanto.

No puedes imaginar las veces en las que desperté agradeciendo al cielo por darme tu amor y por tenerte durmiendo con la boca abierta al lado. ¿Cuánto tiempo te voy a amar? Solo Dios lo sabe pero sé que lo haré eternamente por más que trate de rehuir de aquel sentimiento, quiero mantener mis promesas contigo y quiero estar eternamente contigo pero eso aun no es posible y dudo que lo pueda ser.

Estábamos destinados a ser.

Quien diga que no, es un mentiroso de pacotilla.

Solo Dios sabe cuánto daría por volverte a ver, quiero creer en que estarás con él porque quiero pensar en él como alguien justo y que sabrá ver la belleza de tu alma; eras bello, aún cuando te cortaste el cabello como una tuna, mi amor por ti siguió impune ante todo. Nada te marchitaba, cada vez que algo se volvía horrible tú sostenías mi mano y me hacías sentir que todo era precioso.

No sé qué hice para merecerte pero soy feliz por haberte tenido.

Parece que tengo 15 años y le escribo una carta de amor a mi primer novio aunque realmente es una carta de despedida al amor de mi vida. Es gracioso, porque mientras escribo esto me encuentro llorando y probablemente cuando lo diga en voz alta también lloraré pero soy feliz, en serio, soy feliz por haberte amado.

Amarte fue el mejor regalo que pude recibir de parte de mi Dios. Tú nunca fuiste un creyente, siempre estabas en contra de eso y nunca entendí por qué pero luego comprendí que eso no importaba, era cuestión de fe y eso no te hacía ni una mejor o peor persona para mi, a mi punto de vista era la personificación de tu libre albedrío. Tú te enojabas cuando mencionaba eso pero la verdad es que yo me sentía pleno y vasto a tu lado.

Mi amado cabezón, fuiste más de lo que alguna vez soñé y eras lo más cercano a estar admirando un cielo lleno de estrellas, te admiré por tus valores y por tus aspiraciones, siempre colocando tu amabilidad antes que todo al igual que tu perseverancia como cuando decidiste dejar el rico tequila porque estaba cerca de convertirse en algo inoportuno para ti, con esto recordé una videollamada en la que el día anterior había tomado y nunca tuve la oportunidad de decirte. Me arrepiento de eso.

Quiero pedirte perdón por cuestionar tu decisión por más que en mi mente está un “te lo dije” bien marcado pero no quiero recriminarte en la tumba ya que fue tu voluntad además porque me enteré el otro día que gracias a ti veintidós soldados regresaron a casa con sus familias y les evitaste el terror que yo he sentido todos estos años. Sé que lo hiciste por mi hermano y por mí, no tenías por qué tratar de disfrazarlo, estaba bien.

Y si tienes un arrepentimiento, por favor no sufras por ello.

Porque estoy aquí, amándote eternamente.

Jude.

Siete años sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora