CAPITULO 2

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Mientras tanto en la frontera del territorio de las verdes, Ajar permanecía oculto entre las rocas con Pitt y Pietra.

— ¿Crees que nos deje vivir ahí? —preguntó Ajar mirando el Oasis.

— Si son buenos para convencer a su padre... Quizá —respondió Pitt.

— Mi bebé podrá convencerlos —dijo Pietra.

— ¿Te refieres a Gary? —preguntó Pitt.

Antes que Pietra pudiera decir algo, Saladin llegó detrás de ellos.

— Vaya Ajar, has desaparecido por bastante tiempo... ¿Cuantas sandias tuviste que robar y darsela a quien te dejara vivir aqui? —dijo Saladin.

Ajar al escuchar la voz de Saladin,, dió un suspiro y lo miró y le dijo:

— ¿¡Ahora que quieres!? —dijo Ajar enojado.

— Oh no... —dijo Pitt asustado.

— Queriendo vivir un sueño —dijo Saladin y tocó la cabeza de Ajar con su cola— Mejor despierta... porque que nunca vivirás aqui —añadió Saladin.

— ¡Mejor, vete de aquí! —dijo Ajar enojado.

— ¡Mejor, vete de aquí! —dijo Ajar enojado

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— Tú... ¿diciendome que hacer? No seas tonto... —dijo Saladin y agarro del cuello a Ajar con su cola.

Ajar intentó quitarse a Saladin de encima, pero no podía con la fuerza que tenía. Saladin empezó a golpear a Ajar contra el suelo y riéndose de diversión tratando de matar a Ajar.

— ¡Oye! ¡Déjalo! —dijo Pitt.

Saladin miró a Pitt y lo golpeó contra la cabeza de Ajar causando que Pitt se clsvara su propio aguijón y se quedara dormido.

Ajar volvió a intertar quitarse a Saladin de encima, en eso Saladin agarró fuertemente a Ajar y lo lanzó al río, luego se fue deslizandose y riéndose a carcajadas.

Ajar cayó en el río, y muy débil por los golpes de Saladin, hizo el esfuerzo de llegar a la orilla del río.

— ¿Ajar? —dijo Eva llegando con Gary al lugar.

— Abajo, en el río... —respondió Pietra.

— ¿En el río? ¡Ajar! —dijo Eva preocupada y se lanzó al río a rescatar a Ajar.

— ¡Eva! —gritó Ajar, tratando de salir del agua.

Eva nadó apresuradamente hacia Ajar y lo sacó del río alejándolo del agua. Llegaron a la orilla y Ajar empezó a toser, después de casi ahogarse.

— ¿Que paso? ¡Ajar, no sabes nadar! ¿que hacias en el rio? —dijo Eva preocupada.

— Caí accidentalmente... Estoy bien —respondió Ajar ocultando la realidad.

— Ajar, pudiste haberte ahogado... —dijo Eva y abrazo a Ajar.

— Espero no vuelva a pasar... —dijo Ajar.

— No pasará, por que estare ahí para salvarte... —añadió Eva.

Ambos se abrazaron y permanecieron en silencio unos segundos. Luego Eva suspiró y dijo:

— Sobre mi padre... él no quiere que yo esté contigo. Aunque no vivas aquí yo estaré a tu lado por siempre —dijo Eva.

— También yo Eva... —dijo Ajar.

— Encontraré la manera de que vivas aqui, lo juro —dijo Eva.

— Por ahora debemos encontrar un lugar donde pasar la noche —dijo Ajar.

— En tu hábitat, solo hay desierto... y más desierto... —dijo Eva.

— Me refería por aquí... —dijo Ajar.

— Si te ve mi padre, te hechará de aquí —dijo Eva.

— Debemos encontrar un lugar entre ambos territorios —dijo Ajar.

— Vamos rápido, empieza a oscurecer —dijo Eva.

Ambos se fueron con Gary, Pietra y Pitt en busca de un lugar donde pudieran pasar la noche.

La Aventura de AjarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora