Capítulo XXVIII.

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{_____________}

-Con cuidado, Bubbles-dijo Justin mientras bajábamos del auto.
-No soy una bebé Justin-renegué-Solo tengo un pie enyesado, nada mas que eso.
-Dijiste que si regresábamos a casa, no ibas a reclamar. Cumple tu promesa.
-Está bien-dije dando un largo suspiro.
-Deja que te ayude-dijo levantándome en el aire.

Subimos las escaleras (O mejor dicho el las subió, yo estaba en sus brazos como una niñas de tres años que no podía caminar) y llegamos a nuestro departamento. El lugar parecía como si no hubiera estado habitado desde hace mucho tiempo. Un nudo se formo en mi estomago al recordar lo que le había hecho pasar a Justin. . No se si yo hubiera tenido la misma fuerza que el tuvo, si él hubiera estado en mi lugar y yo en el suyo, no podría soportar probablemente por todo lo que él paso por mí.

— ¿Qué quieres cenar?-preguntó poniéndome en el suelo suavemente.
—Muero por un buen pedazo de pizza, odio la comida del hospital. Alguien debería enseñarles como cocinar.

Justin rio mientras se lanzaba en el sofá de la sala, cuando lo hizo un poco de polvo se disperso en el aire. 

—Mi Papá regreso a Europa anoche.
— ¿Hablaste con el?—pregunté mientras me sentaba a su lado.
—No. No es que tuviera algo que decirle a parte de gracias. No estoy listo aun de tocar nuestro tema.
— ¿Sabes que es molestoso?
— ¿Qué?—preguntó con una enorme sonrisa.
—Tener yeso en tu pierna, me siento como una estatua. Obviando también el hecho de que no puedo caminar sin decir la palabra con M.
— ¿Mierda?
—Exactamente. ¿Cómo se supone que me daré una ducha con esto?
—No tengo la menor idea.
—Genial, lo que me faltaba. Seré una momia, asquerosa. 

Justin rio, haciendo que sonriera yo también. Lo que habían sido para ellos dos semanas enteras de frustración, para mi había sido como una noche de sueño normal. No es que recordara nada, porque cuando desperté solo recordaba los estúpidos comics de Jake—comics que no compro—pero aun así ver la expresión en el rostro pálido de Justin, dolió más que ahora estar enyesada, con costillas rotas y moretones por todo el cuerpo.

Y en ese momento, lo supe.

Era la persona más afortunada en el mundo. Tal vez no tuve a una madre que me cuidara, tal vez tuve a un Padre abusivo. Pero tenía a otra persona, pendiente de mi y cuidándome, siempre. Y no necesitaba a nadie más, yo hubiera hecho lo mismo que el hizo por mi. Me hubiera sentido de la misma manera que él, si yo hubiera estado en su lugar. 
Me acurruque en el pecho de Justin. Sus respiraciones se hacían cada vez más lentas. Estaba a punto de hablarle cuando me di cuenta que se había quedado dormido. Fue ahí que me percate de las marcadas ojeras que había debajo de sus ojos. Esta podría ser la primera vez que pegaba un ojo en todo este tiempo.

{…}

—No quiero hacer esto, Justin. Vamos a casa, sobreviviré.

Justin se rio, haciendo que me ponga aun más nerviosa.

—Vamos, Bubbles. Eres más valiente que eso. Estaré contigo lo prometo.
—No lo entiendes. Ayer busqué cosas en internet, dicen que el 60% de la población es enyesado una vez al año. Y que el 3% de ellos sufren accidentes cuando le retiran el yeso. No quiero ser parte del 3%.
— ¿Vas a quedarte con el yeso toda tu vida?—preguntó, y sus cejas formaron una fina línea.
—Claro que no, genio. Dejare que se rompa solo. Es ley de la vida.
— ¿Tienes miedo de que cuando te corten el yeso se lleven tu pierna?
—Algo así—respondí con una sonrisa tímida.
—Nunca dejaría que te pase nada, Bubbles. Lo prometo.
—Cuidado con lo que prometes, si se llevan mi pierna. Te obligare a que me des la tuya.
—Con gusto-dijo y beso suavemente mi sien.

{…}

Ir a la escuela, apestaba. Pero apestaba aun más no ir a la escuela, y ponerte al día con todos los cursos. Había faltado tres semanas enteras, casi un mes. Y bueno tenía una semana para regularme. Y esto apestaba. Odiaba la escuela, y odiaba a las personas que pensaban que la escuela era genial. Como Liliana Prescott, esa chica definitivamente iría a Harvard. Su promedio era perfecto, y dudo haberla visto alguna vez en una fiesta. 

—La respuesta es Logaritmo de x es igual a la cosecante de pi al cuadrado—dijo ella.

Genial. Ahora ella hablaba chino también.

La campana sonó y me concentre en recoger mis cosas de la mesa. Mis huesos aun seguían doliendo, pero ahora podía caminar sin parecer una pequeña bebé.

—¿_____________ Heather?—la conocida voz de Lily me llamo.
—Sí. Esa soy yo.
—Soy Liliana Prescott, soy tu tutora. La escuela me ha dicho que te ayude a nivelarte en lo que han sido estas semanas.

Tenía a Einstein como tutor, genial.

—Seguro. 
—Escuché lo de tu accidente, lo siento mucho. Te mandare mis horarios por correo con el programa que llevaremos. Te aseguro que tendrás mayor promedio que estos bastardos. Te veo luego.

Lily salió del aula y me dejo ahí sola. A pesar de ser una nerd, ella no era fea. Era linda. Hermosa. Pero que este el 60% del día metida en sus libros, le asustaba a los chicos. Y no se acercaban a ella. Dudo que a ella le interese alguno de esos “bastardos”.

— ¿Vamos a almorzar, Heather?—Kendall entro al salón con una enorme sonrisa.
—A que no adivinas a quien tengo como tutora—dije en nuestro camino a la cafetería.
— ¿Quién?—preguntó ahora curiosa.
—Liliana Prescott.
—No es esa genio que pareciera que tiene un tic en el brazo, te juro que veo su brazo levantado todas las clases.
—Exactamente.
—Buena suerte—dijo riéndose.

{…}

El grito de Justin se escucho por todo el departamento. Cogí lo primero que vi en suelo, el bate de beisbol y salí de mi habitación con el bate en mis manos, lista para pegarle en la cara a cualquier ladrón que haya ingresado. Pero me encontré con algo diferente.

Justin tenía una mueca de horror en su rostro, con la puerta abierta. Y ahí estaba Liliana Prescott, con una mueca de confusión. Baje el bate y lo tire cerca a la mesa del comedor. 

— ¿Sabes cuanto me has asustado? Pensé que era aun maldito ladrón, tarado.
— ¿Qué hace Liliana Prescott, aquí?—preguntó Justin sin cambiar su expresión.
—Ella es mi tutora, te lo dije Justin. Olvide que estabas besuqueándote con Amy Terds cuando te lo comente.
— ¿Quién es Amy Terds?—preguntó ahora aun más confundido.
— ¿La chica con la que te besuqueabas…
— ¿Se llamaba Amy?
— ¿Hola? Sigo aquí—dijo Liliana moviendo sus brazos en el aire.
—Pasa—dijo abriendo la puerta, moviendo a Justin del camino. —Toma asiento, iré a solucionar unos problemas—tome a Justin del brazo y lo arrastre hasta su habitación.
—Veo a Liliana hablando en todas mis clases, con su estúpida vocecita. ¿Ahora también tengo que verla en mi casa? Eso es abuso.
—Deja de llorar, Justin. Necesito su ayuda si quiero regularme con los demás.
—Pensé que íbamos a estudiar juntos.
—Pensé que ibas a mandarle tu trabajo a las de primer año.

Justin sonrió con una sonrisa arrogante, recorriendo sus labios.

—Promete no molestarla mientras ella este aquí.
—No lo haré—dijo sin dejar de sonreír,
—Bien.
—La conquistare.

Red De Mentiras (Terminada)Where stories live. Discover now