Luego de pasar días vomitando sin que el pelirosa se enterase, por fin me armé de valor para contarle. Habían sido unas largas semanas, entre malestares estomacales, dolores de cabeza, mucha hambre... Eso junto con las ganas de devolver todo, me tenía muerta.
Se escuchó la llave ser introducida en la cerradura de la puerta de madera, era Jimin, mi rostro y mis ojos estaban ligeramente rosados pero Jimin no se había percatado de eso. Entró dejó el periódico y una bolsa que desconocía el contenido sobre la encimera de la cocina.
— Hola amor — empezó a hablar mientras empezaba a caminar hacia el sofá, en mi dirección. — Perdona que no haya llamado al salir, pero tenía mucho trabajo y quería verte de una vez por todas. —
El pelirosa se sentó a mi lado y me miró, ladeó su cabeza y frunció el ceño — ¿Qué te pasa, cariño? ¿Estás bien? —
No pude pronunciar palabra alguna y la sensación de vomito volvió a mi, cerré los ojos, traté de tranquilizarme y tomé una gran bocanada de aire. Lo expulsé poco a poco.
— Bien... ¿Me dirás ya? — soltó mientras yo seguía con los ojos cerrados.
— Verás chimchim... Tengo algo que contarte — Él me miró extrañado pero hizo una seña para saber que podía continuar — por favor no te asustes, yo se que no estaba dentro de nuestros planes, no aún, tan pronto no — sentí como los ojos se cristalizaban — realmente no quiero que te molestes, ¿vale? —
El chico empezó a reír un poco nervioso y rascó su nuca, para después regalarme una sonrisa que logró sedarme.
— Bien... ¿Me vas a decir? Me estoy poniendo nervioso mi amor... — sonrió -
—Esto... —bajé la cabeza y miré nerviosa mis manos mientras jugaba por un momento con ellas — Estoy embarazada... —
Sus ojos se abrieron de una manera inimaginable, aquella sonrisa que antes estaba ya no era y me asusté hasta que pude notar que sus ojos poco a poco iban teniendo más y más brillo consigo. Quería llorar, lo sé, empezó a frotarse lo ojos mientras me miraba.
—¿Qué? — dijo sacándome de mis pensamientos —¿Es-Estás segura? —
—Si, he ido hoy al médico. Ha dicho que tengo cuatro semanas. — mi corazón estaba al límite, yo era ahora la que quería llorar, sentía que no podría más.
— Pero eso, eso es... ¡INCREÍBLE! — Se levantó del sofá y se puso de rodillas frente a mi, sus lágrimas empezaron a salir y apoyó su cabeza sobre mis piernas. Comencé a acaricias sus cabellos y se logró tranquilizar.
Se puso de pie y me llevó a la cama, mientras no decía nada.
—Yo se que no estaba en nuestros pla... —no me dejó terminar cuando sentí sus cálidos labios sobre los míos, era un beso demasiado tranquilo, sabía que el estaba feliz, su corazón latía a mil por hora y el comenzaba a ponerse nervioso, siempre que lo hacía me besaba, decía que eso lo tranquilizaba.
— Te amo, pequeña — dijo cerca de mi boca aún con los ojos cerrados.
— Yo también te amo, pequeño —se separó de mi y me miro mientras reía y por aún momento sus ojos desaparecieron convirtiéndose en dos pequeñas líneas.
—Yo no soy pequeño, tu lo eres y nuestro bebé también... — miró mi estómago, se acercó a él y susurro cerca de éste —Tu serás mi pequeño... O pequeña juguetona, déjame decirte que te amo desde el primer segundo, cuidaré de ti y de tu mami hasta que me muera. Lo prometo.—
Esos fueron lo momento más felices que tuve con Jimin, ahora lo extraño, se me ha hecho tan difícil vivir sin él, él era mi otra mitad y lo único que me quedaba... Después del accidente perdí la memoria pero curiosamente lo primero que pude recordar fue ese momento. Te extraño. No sabes cuanto....
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Recuerdos. (Jimin) One shot
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