Historia de un sueño

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Dedicado a MegamiMars, Alex-Sol y Devian, es en parte un regalo por las festividades de noviembre muy pero que muy adelantado y también una distracción para mi, por los acontecimientos de este 19 de Septiembre de 2017 en la Ciudad de México. Espero que les guste.


La noche tranquila de París no escondía nada fuera de lo común. Por las calles transitaban parejas contemplando las luces que iluminaban los monumentos. En varios centros de entretenimiento la música sonaba a todo volumen mientras grupos de amigos se divertían luego de una agobiante semana de exámenes. Finalmente, dentro de la mayoría de los hogares las familias compartían anécdotas divertidas durante la cena.

Chat Noir contemplaba todo esto desde los tejados de los edificios mientras regresaba a casa; y nuevamente se sintió fuera de lugar.

En ocasiones, esas escenas tan comunes eran como una bofetada en su rostro dada su vida que no era normal ni común: no había reuniones con amigos los viernes por la noche, tampoco cenas familiares con pláticas triviales y menos aún una chica con quien caminar de la mano por las calles (aunque esto último era por que tal chica se resistía a aceptar sus afectos).

Abatido llegó a su mansión, ubicando los puntos ciegos de las cámaras de seguridad para entrar a su dormitorio. Pero no se tiró en su cama al deshacer su transformación, más bien encendió la computadora y, tras teclear un poco, las fotografías de su madre tapizaron las múltiples pantallas.

Hacía más de un año que la mujer más dulce que pudo conocer, simplemente dejó de formar parte de su vida.

No pudo detener, ni quiso hacerlo, esas lágrimas que resbalaban silenciosas por sus mejillas ¿Porqué la vida era tan injusta? Se había llevado a un ser maravilloso que aún tenía mucho amor para dar, amor que él necesitaba recibir.

-¿Estás bien chico? -dijo Plagg mientras se posaba sobre su hombro sujetando su acostumbrado trozo de queso.

-Estoy bien, Plagg. Es solo que en ocasiones me siento ajeno a todo...como si no formara parte de este mundo. -el kwami entendió perfectamente lo que se reflejaba en esas palabras, esa sensación de no tener un lugar al cual pertenecer en verdad.

-Eso es por aferrarse a las emociones. Ustedes, los humanos, son muy extraños; pueden estar excesivamente felices a causa de lo que sienten por otros de ustedes y luego ese mismo sentimiento les causa ansiedad o dolor -Adrien miró fijamente al kwami, sorprendiéndose por la razón plasmada en sus palabras- ¿Porqué no pueden amar al queso, por ejemplo? El queso nunca dirá algo que los haga sentir mal y tampoco irá a ningún lado. -Y la sorpresa se fue, pero ¿Que podía esperar de una criatura presumiblemente inmortal, entregada a la buena vida?

-Es solo que, me hubiera gustado al menos poder despedirme. No sé si lo entiendas, amigo. Ese día yo estaba tomando una ducha cuando ella salió, lo único que le contesté cuando me dijo que se iba fue "si mamá, nos vemos luego". Cada día pienso en lo mucho que desearía haberle dado al menos un beso, más aun decirle "te amo".

La criaturilla evitó deliberadamente el contacto visual con su portador, flotando hasta el monitor para apreciar mejor las imágenes. Claro que entendía de esas cosas y sabia de primera mano cuan grande podía llegar a ser el dolor. Pero también entendía que esas emociones a la larga resultaban un lastre, al menos para él por su misión de salvaguardar a la humanidad, aunque no para los humanos: nunca para ellos, sobre todo cuando llegaban a convertirse en portadores.

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