El primer dia de convivencia

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Notas:

Cursiva: diálogos en ingles
Advertencias: un poco de perversión en este capitulo e insinuaciones sexuales. La autora no se hace responsable.

*****😏😏*****

Víctor, extrañado por el comportamiento de su acompañante, término de vestirse y bajo a la primera planta. Un delicioso aroma invadió sus fosas nasales y como pordiosero, se dirigió hacia el lugar de donde este provenía.

Al llegar a la cocina, se encontró con la escena mas tierna y erótica que pudo haber visto en su vida.

A Yuuri, con un bonito delantal color crema, el cual hacia que su, ya de por si, gran trasero se remarcara aun mas, mientras se movía de un lado a otro, pues estaba cocinando solo y debía estar pendiente de todo.

A Víctor se le hizo agua la boca, y en su mente, se dijo que no le importaría si su pareja fuera Yuuri. Por la forma y la contextura de sus nalgas, pensaba que debían ser bastante suaves y blandas.

Con el sigilo de un depredador se acerco hasta posarse tras la espalda del menor y lo tomo firmemente de las caderas, para luego, con lentitud le susurrarle al oído.

¿que cocinaras, Yuuri~?– susurro con una voz cargada de sensualidad y erotismo en el oído del menor.

El azabache por poco y deja caer el cuchillo que tenia en las manos. A causa del espanto, instintivamente se echo un poco para atrás. Un profundo tono escarlata invadió su cara, sentía en la mitad de sus nalgas el miembro, un poco duro, del mayor.

Sin pensar en lo que hacia, se removió bruscamente entre sus brazos, tratando de escapar y sin querer rozando con insistencia la masculinidad del mayor, la cual se empezaba a poner dura por el estímulo que estaba recibiendo.

"Son bastante suaves, firmes y blandas... ¡Vkusno!" era el unico pensamiento del mayor.

Yuuri, para– pidió el mayor, tratando de aparentar calma, pero con un tono ligeramente mas ronco de lo usual.

Pese a decirle aquello, el mayor lo había afirmado con más fuerza, rodeando con sus brazos las caderas del azabache y atrayéndolo aún más hacia su cuerpo. Su tórrida mente empezó a elaborar pensamientos pervertidos, teniendo al azabache y a su trasero como únicos protagonistas ¡por dios! Llevaba muy poco de conocerlo y ya se lo estaba imaginando en una cama, mientras él lo embestía de forma salvaje y le hacia gemir su nombre de mil formas diferentes. ¡Estaba enfermo! Como podía tener tales pensamientos con alguien tan inocente y puro como Yuuri, además a Yuuri no le gustaban los hombres... ¿o si?

¡Yuuri~… detente, por favor!– rogó el ruso con la voz ronca y jadeante.

Al oír el tono en el que hablo el mayor, detuvo todo movimiento mientras sentía todo su cuerpo temblar. Al detenerse, noto algo duro, presionado contra sus nalgas y podía jurar por todo el Katsudon habido en el mundo que eso duro no era precisamente el celular del ruso.

Gracias… Yuuri– susurro, para recostarse en el hombro del azabache, tratando de recuperar el aire, después de haber soltado un erótico jadeo, el cual le puso la piel de gallina a su acompañante.

Yuuri no sabia donde meterse, que demonios había ocurrido, había intentado provocar a su ídolo, lo había excitado con sus provocadores movimientos y ahora podía sentir el calor de la erección del platinado muy cerca de su trasero... ¡por dios! ¡había acosado sexualmente a Víctor Nikiforov! Y como si eso resultara poco, se le había ofrecido.

¿que clase de niñero responsable intenta abusar de su protegido?

A pesar de que este este más bueno que el pan, sea mayor que él, tenga un delicioso cuerpo de dios griego, tenga un enorme paquete dentro de esos holgados pantalones (aquello ya lo había sospechado por los ajustados trajes que usaba al patinar, pero con el delicioso roce que le había regalado a su trasero la había comprobado) y que haya sido tu sueño húmedo desde que entraste a la pubertad.

Cuidando del Pequeño VicchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora